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La torii –puerta rojo bermellón que marca la entrada a un santuario sintoísta– que flota en el mar de Miyajima es una de las escenas más fotogénicas y fascinantes de Japón. Conviene visitarla con marea alta, cuando las aguas baten contra el Itsukushima-jinja, santuario que es Patrimonio Mundial, construido justo en la orilla del agua. La mayoría acude en una excursión de un día desde Hiroshima, pero se puede pasar la noche en un ryokan y disfrutar de la isla hasta la llegada del primer ferri del día.