Ni el mejor circo es comparable al disparatado halqa (teatro callejero) aclamado por la Unesco de la plaza principal de Marrakech, Djemaa el-Fna (o Yamaa el Fna). De día, “La Place” atrae multitudes con sus astrólogos, encantadores de serpientes, acróbatas y dentistas con frascos llenos de muelas extraídas. Al atardecer, un centenar de puestos de comida protagonizan el concurso de parrillas más estridente del mundo. “Yo le enseño a Jamie Oliver todo lo que sabe” alardea un chef. “Somos los números uno, literalmente”, bromea el cocinero del primer tenderete. Después de la cena empiezan las improvisaciones musicales; al público se le anima a participar, y unas monedas garantizan varios bises.