Lugar de residencia de las clases altas a principios del s. XIX, fue uno de los primeros barrios con todos los servicios necesarios. Muchas de sus casas estilo art nouveau sufrieron el terremoto de 1985 y la zona se sumió en el abandono. Hoy se multiplican los lugares más cool y tiendas de moda y diseño, coctelerías y restaurantes conviven con locales de toda la vida. La Roma marca el paso de la capital.
Es aconsejable comenzar el día con un rico desayuno en el Café Toscano, a un costado de la plaza Río de Janeiro. De ahí se puede caminar por la calle Tabasco hasta la plaza Romita y perderse por el laberinto de calles para conocer la iglesia de este pequeño pueblo incrustado en medio de La Roma. Luego se sale por la bulliciosa Cuauhtémoc o por Mérida hasta la avenida Álvaro Obregón y se recorre esta calle, columna vertebral de la colonia.
Para comer, un buen lugar es el restaurante Casa Lamm, una antigua casona afrancesada y lugar emblemático de la colonia. Luego, tras cruzar la calle, se llega por Orizaba hasta la plaza Luis Cabrera. Para rematar la tarde se puede dar un agradable paseo por esta zona, donde vivieron los escritores Burroughs y Kerouac.
Al atardecer, una buena opción es cenar en Broka Bistrot y tomar después un trago en Limantour. Si quedan fuerzas, se puede ir a bailar a El Imperial, a pocas calles de allí.