Kolonaki es un calificativo, no solo un barrio: chic, elegante y elitista. En la zona, que se extiende desde cerca de Syntagma hasta las laderas del monte Licabeto, los ricos de siempre se mezclan con los nuevos ricos. Alberga varios museos excelentes y sus arboladas calles son un delicioso retiro tras visitar las ruinas al sol. Aquí se saborea la buena vida ateniense, o se compra un par de zapatos nuevos.
Por las dimensiones del Museo Benaki de Cultura Griega y del Museo Bizantino y Cristiano, es difícil encajar ambas visitas en un día. El Museo de Arte Cicládico es más pequeño y un buen complemento para los anteriores.
Independientemente de lo que se visite, hay que reponerse con un café en Plateia Kolonakiou, o un almuerzo en un café de Skoufa como el Nice N’ Easy. Luego, pueden entrarse en las muchas boutiques de Kolonaki. Y como en casi todos distritos atenienses, hay un monte. El Licabeto (“monte de los lobos”, de cuando la zona era más agreste) es más alto que la mayoría pero el funicular ofrece un atajo de subida. En la cima hay un bar-café desde el que disfrutar de impresionantes vistas nocturnas de la ciudad iluminada.