El día se inicia explorando el vanguardista diseño del puerto y las islas orientales, con una escala en ARCAM para recabar información, y se continúa hasta los tesoros marítimos del Het Scheepvaartmuseum, sin olvidar las vistas desde NEMO y la Centrale Bibliotheek Amsterdam.
Luego se pone rumbo al oeste para comer panqueques dulces o salados en Pancakes! y sumergirse en las Negen Straatjes (Nueve Calles), llenas de curiosas tiendas especializadas. La Casa de Ana Frank también es visita obligada. Las claustrofóbicas habitaciones, con sus ventanas cubiertas, dan una idea de la vida en el escondite.
Se pasa la noche en el Jordaan, un agradable barrio con ambiente de otros tiempos, donde se puede comer en la forja de un herrero en Balthazar’s Keuken o en el kitsch Moeders, que prepara platos tradicionales. Después, se impone tomar algo en la terraza junto al canal del ʼt Smalle, unirse a los parroquianos en De Twee Zwaantjes o tomarse unas cervezas en otros locales gezellig.