Los restaurantes y bares de estos barrios ajenos al turismo están en auge gracias a su gran población de estudiantes y profesionales jóvenes. Tanto si el viajero se limita a los restaurantes de St Olafs plass como si se desplaza hasta el St Hanshaugen Park y el Bislett Stadium, la zona es preciosa para explorar con calma.
Se empieza el día con un exprés magnífico en Fuglen y después se exploran las casas de madera pintadas de rojo, teja y blanco de Damstredet, un pequeño barrio del s. XVIII que evoca el Oslo anterior a la industrialización.
Luego se visita Ullevålsveien y las calles adyacentes y se almuerza en Smallhans o se compran provisiones para un pícnic en Baker Hansen y Gutta På Haugen antes de ir al St Hanshaugen Park.
Se toma otro café en Java Espressobar o un vino de tarde, con un poco de charla sobre ciclismo, en Rouleurs of Oslo. Después, para descubrir la alta cocina de Oslo, sin alharacas publicitarias, se va a Kolonialen, uno de los restaurantes preferidos del barrio.