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Casi se pueden oír los gritos desgarradores, el llanto desesperado y la angustia aniquiladora frente a la muerte, todo ello modelado en las siete estatuas de terracota en el Santuario di Santa Maria della Vita. En el exterior, las voces de los vendedores del mercado antiguo; en el interior, el tiempo detenido en un instante atroz. No importa si se es creyente o no: el grupo escultórico, obra de Niccolò dell’Arca, es una de las representaciones más universales del dolor, de un realismo impactante.