Iósif Dzhughashvili (Stalin), gobernante del país más grande del mundo durante un cuarto de siglo y una de las figuras fundamentales del s. XX, nació en un pueblecito pobre de Georgia, hijo de un zapatero.
Pocos cuestionarían su influencia en los acontecimientos mundiales: de no ser por los soviéticos, la Alemania nazi podría haber ganado la II Guerra Mundial, y en una década Stalin convirtió la URSS, hasta entonces un país agrícola, en una potencia industrial. Sin embargo, los gulags de Stalin fueron responsables de la muerte de muchos millones de personas; se le culpa por la hambruna de 1932 en Ucrania, en la que murieron unos siete millones de personas; y su policía secreta aterrorizó a la población soviética.
Stalin todavía cuenta con admiradores en Georgia: cuando en el 2010 el gobierno decidió por fin retirar su gran estatua de la plaza central de Gori, tuvo que hacerlo de noche y con la policía acordonando el lugar.