En los barrios de Malasaña y Chueca, Madrid cambia el paso. Aquí, más que la típica experiencia turística de ir tachando sitios de una lista, la gracia radica en vivir la vida como los residentes. Son barrios con carácter y personalidad, donde la famosa noche de Madrid, sus tiendas y sus restaurantes están vivos, respiran y acompañan al visitante al corazón de la ciudad.
El mejor momento de Malasaña y Chueca es por la tarde y la noche. Aunque durante la hora del almuerzo la actividad también es frenética, con gente entrando y saliendo de bares y restaurantes, estos barrios viven principalmente de noche.
La calle de Fuencarral separa ambos barrios, una estrecha pero importante vía urbana, peatonal en su mayor parte. Si Malasaña se aferra a sus raíces, Chueca no oculta sus sentimientos: es un barrio que la comunidad LGTBI ha transformado en uno de los lugares más de moda de España. Quizá a veces pueda resultar chocante y muy explícita, pero es una zona hetero-friendly.