Barcelona siempre tendrá una deuda con Antoni Gaudí, genial arquitecto que legó a la ciudad varios monumentos hoy convertidos en referencia internacional, como la Sagrada Família, que, a imitación de las catedrales medievales, sigue creciendo con sus esbeltas torres hacia el cielo, el Park Güell, parque monumental donde lo mejor es perderse para vivir un cuento de duendes y hadas, o la Casa Milà, más conocida como La Pedrera, cuyas onduladas formas evocan un auténtico mar de piedra. A pocas manzanas de esta última, en la conocida Manzana de la Discordia, quizá los 100 m lineales más espectaculares del Modernismo barcelonés, está la Casa Batlló, también gaudiniana, cuya parte superior evoca un dragón atravesado por una lanza. Y cerca de la cosmopolita Rambla, en una pequeña calle que desemboca en ella, sorprende por su majestuosidad el Palau Güell, netamente modernista.