Un recorrido en bicicleta por Francia

Escrito por
Ben Handicott

3 Junio 2019
5 min de lectura
© Michal_Szymanski_Shutterstock
En bicicleta por Chambord, Valle del Loira, Francia

Una ruta en bicicleta a lo largo del Loira

Deslizarse junto a un gran río de castillo en castillo, de un jardín encantado a un país de maravillas, de una bodega a un taller artesano... Tan francés, tan perfecto...

 

¡Alerta, cliché! Estoy sentado en la orilla de Île d’Or, una pequeña isla conectada a ambas orillas del Loira por dos encantadores puentes de piedra. La ciudad de Amboise, con su castillo del s. XV, se extiende por la ribera opuesta. Estoy con una baguette, un medallón de queso blando y una botella de vino. Y una cerveza suave, bien fría. Aún saboreo el mille feuille que me acabo de zampar. Creo que nunca había sido tan feliz. Vamos a situarnos.

Estaba en Angers, visitando a unos amigos y mentalizándome para las largas vacaciones en bicicleta que iba a iniciar, recorriendo primero la costa de Bretaña y cruzando Francia en diagonal desde Nantes hasta Perpiñán, ya en la frontera con España, para concluir el viaje en Barcelona.

 

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Los puentes de Angers, valle del Loira, Francia © Nicolas Courtade /500px

Los puentes de Angers, valle del Loira, Francia © Nicolas Courtade /500px

 

Angers no es un destino turístico señalado, pero aun así tiene un bonito centro histórico, murallas medievales y un castillo donde se exhibe el Tapiz del Apocalipsis, el mayor del mundo en su género. Además, la intersección de un par de afluentes del Loira garantiza cierta... conectividad. Al menos, conectado es como me sentía, aunque debía de ser la felicidad de las vacaciones.

No era un novato de la bicicleta, pero pedalear 10 km cada día para ir al trabajo no garantizaba que recorrer 100 km fuera a ser fácil. Necesitaba un pequeño viaje de entrenamiento y el Loira me atraía.

El Loira, con sus cerca de 1000 km, es el río más largo de Francia. Tiene arenas movedizas, y castillos, muchos castillos. Y, lo mejor de todo, pedalear junto al río descartaba que hubiera montañas, solo alguna ondulación suave. Así que partí.

 

 

El primer día fueron 50 km hasta Saumur. Salir de Angers, una ciudad relativamente grande, cuesta un poco, pero a unos 6 km del centro se llega finalmente a una pequeña rama del río. Solo hay que cruzarla para llegar al verdadero Loira. En este punto, su anchura (250 m) es toda una sorpresa. La primera mitad del recorrido transcurre por diversas carreteras tranquilas alejadas del río. La segunda mitad discurre por la orilla misma. Como el río es ancho y fluye deprisa, al ir en dirección contraria parece que se lleve mayor velocidad. Saumur aparece de repente.

 

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Castillo de Saumur, Valle del Loira, Francia © Alexander Demyanenko / Shutterstock

Castillo de Saumur, Valle del Loira, Francia © Alexander Demyanenko / Shutterstock

 

Saumur tiene su propio castillo y una larga historia ecuestre militar. Uno se siente como en casa en su montura de acero. El camping (Chantepie), a unos 5 km antes de llegar a la ciudad, parece algo lujoso, especialmente visto desde el otro lado del río. Una vez montada la tienda, desplazarse al centro es un momento, con una parada para visitar el rústico museo de la seta. Y para comprar una botella de burbujeante Veuve Amiot.

Cuando el sol entró en mi tienda, proseguí mi viaje. Hasta Tours son 70 km, pero hay dos desvíos posibles, ambos a un castillo: Chinon y Azay-le-Rideau. Opté por el segundo, un clásico castillo de cuento de hadas de 500 años de antigüedad posado en medio del río Indre. Es increíblemente perfecto. Añade 10 km al viaje que bien merecen la pena.

 

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La plaza Plumereau de Tours, valle del Loira, Francia © milosk50 / Shutterstock

La plaza Plumereau de Tours, valle del Loira, Francia © milosk50 / Shutterstock

 

La ruta continúa por los meandros del río. Tours es la ciudad ideal para alojarse si se tiene intención de visitar todos los castillos del Loira. Sin embargo, yo estuve solo una noche. La siguiente etapa era Amboise.

Los primeros kilómetros corresponden a una ciclovía junto al río. Luego, 15 más por carreteras con tráfico, aunque los conductores franceses suelen ser respetuosos con los ciclistas. Circular por Montlouis y Lussault, dos viejas ciudades ribereñas, es un puro placer y nos prepara para la belleza de Amboise, que está ya a otro nivel.

 

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Amboise y su castillo reflejados en el Loira, valle del Loira, Francia © irakite / Shutterstock

Amboise y su castillo reflejados en el Loira, valle del Loira, Francia © irakite / Shutterstock

 

Amboise también tiene su castillo y las obligadas edificaciones medievales, pero lo curioso es su disposición. Los edificios se elevan desde la propia ribera, rodeando el castillo y formando una extensa pared que se refleja en el río. Se puede disfrutar de esta vista a cambio de muy poco, pues el terreno para acampar está en una pequeña isla en el Loira.

En Amboise hice acopio de provisiones: vino, cerveza y queso; después fui a por pan. Aquí todo parece de ensueño. La panadería era luminosa y moderna, en disonancia con el diseño de la ciudad, pero los productos... Pedí mi baguette sté el mille feuille. Soy un incondicional y no me pude resistir.

 

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Francia

 

Tomé un bocado nada más salir. Formidable. Demoledor. Me lo terminé en un abrir y cerrar de ojos y volví a la tienda. Con mi francés de estar por casa le dije a la señora que había probado el mille feuille por toda Francia, pero que el suyo era el mejor con diferencia. Me miró muy seria y, sin siquiera una sonrisa, dijo, “Ya lo sé”. Regresé a mi tienda (con un segundo mille feuille para el postre) asimilando lo que acababa de pasarme.

 


El Valle del Loira en un menú

 

Al día siguiente emprendí el camino de Blois, siempre a la vista del río. Me llamó la atención otro desvío, el Château de Chenonceau, pero tenía prisa para volver a Angers. Esos días de pedaleo eran el entrenamiento que necesitaba y estaba deseando ya iniciar mi largo viaje. Claro que, retrospectivamente, los pocos días que pasé deslizándome por los majestuosos paisajes del Loira fueron mucho más que un simple precalentamiento.

 

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El majestuoso Château de Chenonceau, cerca de Blois, valle del Loira, Francia © krzych-34 / Getty Images

El majestuoso Château de Chenonceau, cerca de Blois, valle del Loira, Francia © krzych-34 / Getty Images

 

Hoja de ruta

  • Inicio Angers
  • Final Blois
  • Distancia 183 km
  • Cómo llegar Hay trenes desde París tanto a Angers como a Blois.
  • Dónde alojarse Junto al Loira hay muchos terrenos de acampada. Llevar poco equipaje tiene el encanto de poder viajar con la casa a cuestas sobre la bicicleta.
  • Cómo viajar Se puede seguir el Loira en cualquier dirección. El valle ofrece innumerables oportunidades de enriquecer el viaje, castillos y poblaciones que nos llamarán la atención. Se puede hacer como una excursión circular, variando el recorrido a la vuelta. Para pasar una semana tranquila sobre el sillín.

 

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