Georgia, un paraíso para los excursionistas
Más allá del vino, la hospitalidad y Stalin, Georgia compone imágenes de montañas majestuosas. Picos altísimos se alzan ante pueblos cimeros que podrían ser escenario de un capítulo de Juego de tronos. Hace tan solo 20 años, regiones que son joyas, como Khevsureti, Tusheti y Svaneti estaban consideradas territorio peligroso. Hoy son un paraíso para los excursionistas.
La cordillera más alta de Europa
No, no son los Alpes; la cordillera más alta de Europa es el Gran Cáucaso. Y si bien los picos más altos, que superan los 5000 m, están en el lado ruso de la frontera, las bellas tierras altas de Georgia no se quedan atrás. Dado el mínimo papeleo burocrático (Georgia no requiere visado a la mayoría de visitantes) y el sencillo acceso desde la capital, Tiflis, no sorprende que los viajeros empiecen a llegar en masa a Stepantsminda, un pequeño pueblo todavía conocido por su antiguo nombre, Kazbegi, con una emblemática iglesia que resalta en el perfil urbano ante el pico nevado del monte Kazbek, de 5033 m, y abundantes rutas excursionistas.
Viendo las posibilidades
Kazbegi es solo el principio. Si el viajero busca excursiones rápidas pero espectaculares, hay rutas de un día muy agradables desde Kazbegi o la vecina Juta; pero uno de los grandes atractivos de la región son las travesías de varios días entre aldeas remotas con alojamientos en casas particulares.
Por ahora, la inspiradora idea de una ruta completa transcaucásica siguiendo las montañas entre el Mar Negro y el Caspio no es más que una posibilidad teórica, dados los problemas geopolíticos de la zona; sobre todo por los bloqueos fronterizos entre Georgia y las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjasia. Pero hay varios tramos clásicos de dicha ruta con senderos muy trillados y paisajes remotos que parecen de otro mundo.
Las mejores opciones de excursiones de varios días se hallan en la famosa provincia de Svaneti, o entre la menuda región de Tusheti y la inquietante ciudadela de piedra de Shatili. Ambas opciones ofrecen un paisaje estupendo con un ‘arma secreta’, las koshkebi.
Las casas-torre ‘koshkebi’
En el excelente Museo de Etnología al Aire Libre de Tiflis uno tiene la oportunidad de ver una afilada torre de piedra que se alza sobre la ladera del monte, oteando el resto de las casas reubicadas del recinto. Austera, larguirucha y con un aspecto casi caricaturesco por sus minúsculas ventanas y su remate superior, en matacán, es una de las koshkebi, las casas-torre medievales que dan a los pueblos de montaña de Georgia ese ‘algo’ especial tan único.
Las remotas Tusheti y Svaneti albergan pueblos enteros presididos por conjuntos de este tipo de torres. Crean un fondo increíble para los imponentes paisajes y reflejan la cruda historia de la gente de la montaña, que, con orgullo, presume de no haber sido nunca conquistada del todo por ningún poder extranjero. Con asentamientos tan remotos y unas torres tan impenetrables, los invasores preferían pasar de largo a tomarse la molestia de reprimirlos o asediarlos.
Se desconoce la verdadera antigüedad de estas torres. Ushguli, una comunidad de cuatro aldeas en la región de Svaneti superior, está declarada Patrimonio Mundial, pero incluso la Unesco evita arriesgarse a datar sus estructuras defensivas, y se limita a describirlas diciendo que ‘sus orígenes se remontan a la prehistoria’.
¿Svaneti o Tusheti?
Entre los excursionistas, elegir entre visitar Svaneti o Tusheti es una pregunta clave, ya que no hay conexión entre ambas regiones. Svaneti tiene muchos devotos gracias a la majestuosidad de sus paisajes de montaña y a la magia inexpugnable de las koshkebi de Ushguli; pero Mestia –la capital de Svaneti–, con docenas de pensiones, se ve más grande y menos ignota de lo que muchos viajeros esperan.
Aunque la temporada para visitar Tusheti es breve, los excursionistas que andan de aldea en aldea con torres, pernoctando en casas de piedra atemporales en Dartlo, Girevi y Ardoti a lo largo de una travesía de cinco días a Shatili por el paso de Atsunta, experimentan una satisfacción inmensa. Una de las noches, en la zona intermedia, hay que dormir en tienda de campaña; y hay un par de cruces de ríos que ponen los pelos de punta, pero suele ser fácil contratar a un guía y caballos al día siguiente de llegar a Tusheti, y así poder transportar el equipaje y cruzar los tramos ribereños a lomos del animal.
Seguridad en la zona
En los años noventa había buenos motivos para pensárselo dos veces antes de viajar a las regiones de alta montaña de Georgia. Svaneti era tristemente famosa por los secuestros; la histórica ciudadela de Shatili, en Khevsureti, era, según cuentan, la guarida de los despiadados separatistas chechenos expulsados de Rusia; y el estado de las carreteras de acceso a la región de las montañas era atroz.
Todo cambió radicalmente después del 2004, cuando el nuevo régimen de Sakashvili restauró el orden, y en la actualidad, los principales peligros a los que se expone el viajero son los perros pastores y el exceso de hospitalidad: si uno se topa con un tipo duro que lleva un Kalashnikov, es probable que este quiera compartir un par (o cinco) chupitos de chacha (grappa georgiana) con él, y en ese caso, la frase clave es ‘Sakartvelos Gaumarjos!’: aprender a brindar en georgiano es lo primero que hay que aprender antes de visitar el país.
Cómo llegar a la región
Desde el 2013, una nueva carretera bien asfaltada ofrece fácil acceso a Mestia, y la carretera que va hacia Ushguli, antaño llena de baches, ha mejorado bastante desde entonces. Mestia cuenta incluso con un pequeño aeropuerto, con una torre de control muy moderna. Cuando operan, los vuelos Tiflis-Mestia (de ServiceAir), son tan espectaculares como desasosegantes, a bordo de aviones de hélices de 12 plazas que sortean las turbulencias de las corrientes de aire y atraviesan los huecos de las nubes.
El lugar perfecto y el momento adecuado: viajes de otoño
Para ir a Khevsureti y Tusheti, lo que hay que saber es que ambas regiones quedan incomunicadas por la nieve la mayor parte del año. Sorprende que muchos de los recios habitantes de Shatili permanecen en sus hogares, obligados por la nieve y las ventiscas, todo el año pero que toda la población de Tusheti, incluida su tolkeniana capital, Omalo, se reubique a finales de septiembre en las tierras bajas de Kakheti para, en mayo o junio, regresar a sus casas. Cuando la carretera está abierta hay un par de jeeps compartidos semanales a Shatili, pero no es difícil encontrar transporte si uno está dispuesto a pagar. Lo mismo se aplica a la sinuosa pista de tierra que va a Omalo, con todoterrenos con conductor que pueden contratarse fácilmente desde Telavi o Alvani.