La mejor ruta para hacer ‘running’ en Barcelona: del mar a la montaña

Escrito por
Regis St. Louis, autor de Lonely Planet

5 Mayo 2020
6 min de lectura
© ferrantraite_Getty_Images
'Runner' en Barcelona

8 kilómetros para correr y disfrutar de Barcelona 

Nada de Barrio Gótico: una de las mejores rutas urbanas de Europa conecta su animada ribera mediterránea con su alta y panorámica cima

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Destino Barcelona

 

Llevo dos minutos corriendo por el ancho paseo del mar barcelonés cuando sobre las casas diviso una enorme escultura reflejando los primeros rayos de un amanecer de septiembre, El Peix (“el pez”) de Frank Gehry. El sol está saliendo por el Mediterráneo, y yo aflojo el ritmo para asimilarlo todo. Como cubierta de escamas, esta obra de 56 m de largo es un impactante preludio de la Barceloneta, el antiguo puerto pesquero de la ciudad. Feliz de estar en marcha antes de que apriete el calor, tras girarme dando una última ojeada al monumento de bronce acelero por el gran paseo que domina las doradas arenas.

Tengo ante mí una amplia extensión de senda bordeada de palmeras; más allá, una estupenda ruta de 7 km que me llevará de la Barceloneta, bordeando el ajetreado Barrio Gótico y tierra adentro a través del Poble Sec, a las cumbres de Montjuïc. Los puntos de inicio y final de mi ruta me harán retroceder en el tiempo, pues desde el antiguo barrio del mar (revitalizado para los Juegos Olímpicos de 1992) subo a un castillo de hace tres siglos que se eleva unos 180 m por encima de los muelles.

 

 

El denso centro de Barcelona tan famoso por sus callejas medievales y arquitectura modernista no es terreno fácil para corredores, entre los tortuosos callejones adoquinados y las estrechas aceras llenas de gente. Pero muy cerca de barrios medievales como El Born hay estupendos trechos anchos y llanos a lo largo del mar, ideales para correr a todo gas. 

Si a esto se añade una subida rompepiernas a la emblemática montaña barcelonesa –por no hablar del fotogénico arte público, frondosos jardines y célebres monumentos que hacen de esta ciudad una de las más habitables del mundo–, se tendrá una ruta urbana de running de las mejores de Europa. Y, lo mejor de todo, se regresa en teleférico hasta el mar, para bien de las rodillas.

 

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Ruta para correr en Barcelona, paseo marítimo de Barcelona con el pez de Gehry

El pez de Gehry en el paseo marítimo de Barcelona © spatuletail / Shutterstock

 

Cuando cojo el ritmo me veo entre otros corredores, caminantes rápidos y demás fauna madrugadora de esta popular ruta litoral. A mi izquierda, el mar azul intenso besa las doradas playas, donde algunos runners descalzos bregan con la arena. A mi derecha, una rala hilera de palmeras se eleva hacia el cielo ante edificios bajos apartados del camino. 

Al dejar atrás el pez de Gehry vislumbro a mi derecha la cuadrícula de callejuelas, estrechísimos callejones y pobladísimas manzanas de pisos de la Barceloneta. La ropa tendida y las banderas catalanas de los balconcillos ondean en la brisa. Aunque ahora no se vea gente, a la hora del almuerzo sus restaurantes se llenarán de barceloneses disfrutando del calamar a la plancha, las tiernas navajas y otras delicias del mar. En la ciudad no hay mejor sitio para el pescado fresco que la Barceloneta, con sus más de 200 años de tradición pescadora. 

Pero, por ahora, debo descartar toda idea de ostras recién abiertas y apretar la marcha. Alentado por la suave brisa a mi espalda, mantengo un ritmo constante hasta alcanzar una altísima escultura de aspecto inestable que se recorta sobre la costa. De 10 m de alto, L’Estel Ferit (“la estrella herida”) de la alemana Rebecca Horn es otra de las muchas esculturas públicas que tanto adora la gente en este rincón de la ciudad. Estos cuatro cubos de acero y cristal que se apilan uno sobre otro en aparente equilibro rinden homenaje a los xiringuitos que antaño bordeaban el mar en la Barceloneta. El arte público, que fue una de las claves de la renovación de la ciudad a principios de los años noventa, ha acabado siendo parte fundamental del barrio del mar para la mayoría de los barceloneses.

 

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Ruta para correr en Barcelona, la

La "cabeza de Barcelona" en el Paseo Colón © Esme Fox / Lonely Planet

 

Mi ruta pasa también por el Cap de Barcelona (“cabeza de Barcelona”), colorida obra de 15 m de alto del artista pop Roy Lichtenstein recubierta de mosaico en honor al personaje más célebre de la ciudad, Antonio Gaudí. Los mástiles de enormes veleros cabecean a mi vera mientras doy la vuelta a la Plaça del Mar y recorro el pintoresco puerto deportivo. Durante el siguiente kilómetro intento mantener un buen ritmo, al ser el último suelo llano antes de cruzar el extremo bajo de La Rambla y empezar la subida por el Poble Sec, un barrio menos turístico con aire de pueblo, bares de tapas, terrazas y bohemios sitios de copas. Pero a la altura del mirador del Poble Sec, la cosa empieza a fastidiarse.

Al avanzar asfixiado por la cuesta, que parece empinarse a cada paso, reduzco el ritmo a un trote renqueante. Durante los 500 m siguientes es como si corriera por una cinta que va marcha atrás. Por fin, veo un mirador al lado de una pequeña rotonda (la Plaça de Carlos Ibáñez). La vista abarca hasta las distantes montañas más allá de la extensa ciudad. Aunque me gustaría quedarme un rato, me obligo a seguir subiendo. Siento pinchazos en las pantorrillas al seguir por la avenida Miramar y entrar en los Jardins de Joan Brossa, ascendiendo entre altísimos cipreses, gruesas palmeras y fragantes pinos. Cerca de la cumbre, las cabinas del teleférico pasan por encima, brindando una rápida conexión con la ciudad abajo a quien no quiera subir a Montjuïc a pie.

 

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Ruta para correr en Barcelona, , el castillo de Montjuïc de Barcelona

El castillo de Montjuïc de Barcelona © mbell / Getty Images

 

Al salir del parque afronto el tramo final de la ruta. No es nada largo (unos 400 m) pero sí muy empinado, y para cuando avisto el Castell de Montjuïc voy a paso de caracol. Esta imponente fortaleza que se remonta al s. XVIII tiene un aire muy inhóspito con su recia fábrica, sombrías troneras antaño llenas de artillería y una ancho foso ahora sin agua. Para muchos el castillo es un símbolo de la época más dura del franquismo, cuando se utilizó como prisión política. Paso por el puente de arcos para atravesar los gruesos muros, y mi gira acaba en un pequeño mirador que da al sur. Abajo a lo lejos el puerto es un torbellino de actividad, con sus enormes cargueros y sus ferris a las Baleares, Génova y Tánger. 

Me quedo hasta sentir escalofríos por la fresca brisa contra mi ropa húmeda y bajo caminando a la estación del teleférico. Ahí me subo a una de las anticuadas cabinas rojas que me baja de regreso al puerto. Durante el trayecto veo la amplia extensión de la ciudad, abarcando la línea de playa, el puerto y la ladera. En su centro descuellan las altas grúas junto a las torres de la inacabada obra maestra de Gaudí, la Sagrada Familia; y más allá, atestados bulevares que llevan a las verdes laderas de la Serra de Collserola. También tengo una buena visión general de mi ruta mañanera, y de otras futuras. Este borde norte de Barcelona, con bosques donde aún hay jabalíes, ofrece magníficas sendas. Una tentadora excursión para otro día y otro momento.

 

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Ruta para correr en Barcelona, vistas desde Montjuïc

Vistas desde Montjuïc © Katsiuba Volha / Shutterstock

 

Hoja de ruta

  • Inicio Paseo marítimo cerca del Casino Barcelona (Carrer de la Marina 19).
  • Final Castell de Montjuïc (junto al Carrer del Castell).
  • Distancia 8 km ida.
  • Cómo llegar El aeropuerto de Barcelona-El Prat está 13 km al suroeste de la ciudad.
  • Cuándo ir Todo el año.
  • Dónde alojarse Quedarse cerca de la Barceloneta es práctico tanto para correr como para visitar el Barrio Gótico. El cómodo Hotel del Mar tiene habitaciones al paseo marítimo.
  • Consejo Tras acabar junto al Castell de Montjuïc, se puede bajar en teleférico hasta la Estació Parc Montjuïc y ahí cambiar al funicular que desciende por la montaña y conecta con el metro.

 

 

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