12 experiencias emocionantes por el mundo para disfrutar del frío
Escalar cascadas congeladas, bucear bajo el hielo, atravesar glaciares gigantes, hacer senderismo sobre caminos helados, acercarse a la ciudad más fría del mundo, practicar el heliesquí… ¿Quién ha dicho que en invierno hay que quedarse en casa?
Más allá de las pistas de esquí convencionales, existen otras muchas experiencias para disfrutar del frío en cualquier parte del mundo. Las siguientes son algunas de las más emocionantes.
1. Esquí en Lech, Austria
Para esquiar en Europa podríamos escoger entre cientos de estaciones, pero la propuesta es descubrir Lech, la estación más popular de Austria y la que más nieve recibe de toda Europa. La mayoría de la gente empieza la escapada invernal en el exclusivo pueblo de Lech (usándolo como base para explorar las zonas de esquí de Zürs y Arlberg). Lech es el único resort de Austria que ofrece heliesquí, así que uno casi tiene garantizadas unas pistas intactas. También hay numerosas excursiones cortas a zonas fuera de pista para los adictos a la nieve más insaciables.
2. ‘Avantouinti’, Finlandia
Primero hay que buscar un agujero en la superficie helada de un lago o del mar, y luego, ¡saltar dentro! En principio parece sencillo, aunque el avantouinti (nadar en un agujero en el hielo) puede no resultar tan fácil cuando se está al borde del hoyo. Además, para hacerlo bien hay que dejarse el bañador en casa. No es una práctica exclusiva de Finlandia, pero son los naturales de este país quienes ponen más pasión: hay listas de espera en muchos clubes de saunas que disponen de estos agujeros helados. Sus partidarios aseguran que es bueno para la salud y uno de los secretos para vivir mucho.
Cómo ir: Se puede practicar, por ejemplo, en el Rastila Camping, al este de Helsinki, que ofrece zonas públicas de avantouinti.
3. Senderismo en Perito Moreno, Argentina
Es el glaciar más pintoresco del mundo. Para vivirlo, lo mejor es atravesarlo con crampones y sentir como cruje la nieve. Frente a la red de senderos panorámicos entrelazados con los que se conforman muchos visitantes, hay también caminatas guiadas que suben al borde del glaciar, de 23 km de longitud. Así pueden verse todos los elementos de un glaciar (cuevas de hielo, grietas, aletas de hielo azul) y quizá se oiga la explosión del hielo y el agua cuando los seracs (columnas de hielo) se desprenden del morro del glaciar desde una altura similar a un edificio de diez plantas y caen al lago Argentino. Las caminatas terminan en un bar en el glaciar, donde aparece un carrito que sirve whisky con hielo recién cortado.
Cómo ir: Varios operadores, como Hielo & Aventura, organizan rutas por el glaciar. A Perito Moreno llegan autobuses diarios desde El Calafate, y hasta allí hay vuelos directos desde Buenos Aires.
4. Escalada por una cascada helada en Banff, Canadá
Cuando llega el invierno y las cascadas se congelan, en las canadienses poblaciones de Banff y Canmore, no todos piensan en lanzarse a practicar esquí o snowboard. Muchos consideran la zona como el principal destino del planeta para escalar cascadas. Las rutas son variadas y se adaptan a todas las dificultades. En Canmore se celebra en febrero un festival anual de escalada sobre hielo, y uno de los albergues juveniles de Banff congela una pared como rocódromo interior. Para los novatos en crampones y piolets hay buenas rutas en los Junkyards, por encima de Canmore, y en el King Creek de Kananaskis Country, a una hora en coche de Canmore.
Cómo ir: Yamnuska, con sede en Canmore, organiza escaladas sobre hielo para todos los niveles, desde formación para principiantes hasta programas de 5 días en vías de varios largos.
5. Visita a Oimiakón, Siberia
No es de extrañar que estando en Siberia –lugar con una reputación heladora– la pequeña y remota ciudad yakuta de Oimiakón se haya ganado el título de asentamiento habitado más frío del planeta. Este honor le llegó en la década de 1920, al registrar una temperatura mínima de -71,2o C, adecuada para entumecer cerebros. Aún es el registro más bajo en una ciudad y la menor temperatura registrada en el hemisferio norte. Hay una placa en la ciudad, situada 350 km al sur del círculo polar ártico, que conmemora la ocasión como muestra de orgullo por su minuto de gloria.
Cómo ir: Llegar a Oimiakón desde Yakuts (unos 800 km al oeste) supone un largo día de carreteras salvajes. No es un destino fácil, pero los amantes del “más difícil todavía” seguro que lo apuntarán en su agenda.
6. Circuito en esquí, por la Haute Route, Francia y Suiza
Es la ruta de esquí más bonita y famosa del mundo. La Haute Route (ruta alta) atraviesa 140 km de una región alpina excepcional entre Chamonix, en la base del Mont Blanc, y Zermatt, en la base del Matterhorn, de un icono montañoso a otro. Suele hacerse en 6-7 días, esquiando entre refugios a través de más de 20 glaciares y ascendiendo más de 10 000 m. Las vistas invernales del Mont Blanc, el Monte Rosa, el Grand Combin y el Matternhorn serán suficiente recompensa. La Haute Route es además un lugar popular de senderismo (por una ruta algo distinta) en verano.
Cómo ir: Chamonix y Zermatt están bien comunicados en avión con Francia y Suiza. Hay varias empresas que ofrecen circuitos guiados, como Mountain Spirit, en Chamonix.
7. Buceo en el hielo, Rusia
El Mar Blanco recorta la costa norte de Rusia, cerca de la frontera con Finlandia, y ofrece una experiencia invernal excepcional: bucear bajo el hielo. La temperatura del agua ronda -1o C, pero las vistas a través de las gafas de buceo serán únicas, con colinas heladas y corales suaves que crecen bajo el hielo. Tras prepararse en un muelle para la inmersión (hay que llevar el traje de buceo), a una profundidad de 7-10 m, se visitan lugares como el cabo Kindo, las islas Krestovi y un pesquero naufragado. Son dos inmersiones en un día (30 minutos cada una).
Cómo ir: The Artic Circle organiza excursiones de buceo en el Mar Blanco.
8. Heliesquí, Valdez, Alaska, EE UU
Si el heliesquí es un deporte difícil, en Valdez alcanza cotas máximas. Esta incomparable aventura en la nieve lleva al viajero al que tal vez sea el terreno de esquí más extenso, escarpado, profundo y duro del mundo. Más de 25 m de nieve caen en las Chugach Mountains de Alaska cada año, y hay unas 800 000 Ha de picos helados para explorar con un guía particular y helicóptero.
Cómo ir: Valdez Heli-Ski Guides organiza un viaje a medida del cliente. La mayoría son por 5-7 días y se sube a cotas de 6000 m durante una semana. Uno puede lanzarse por escarpados barrancos alpinos o trabajar sobre sus “ochos” en polvo en descensos de 2000 m. Solo son aptos para expertos.
9. Caminata invernal en el río Zanskar, India
Para los aldeanos que viven en el gélido clima himalayo del noroeste de la India, el río Zanskar es una ruta invernal tradicional. Y no en barco, sino a pie. Cuando el invierno cubre Ladakh de nieve, la región solo es accesible en avión, y durante generaciones el río helado fue la única forma de atravesar las montañas. En los últimos años esta ruta se ha abierto a los visitantes, que caminan 8-9 días (ida y vuelta) desde Chilling (“escalofriante”, en inglés, un nombre muy oportuno) a Lingshed, y duermen en refugios en la roca o en casas particulares. Es una caminata de una belleza tremenda –con cascadas heladas y una fina piel de hielo azul sobre el río– aunque todo teñido de tintes gélidos.
Cómo ir: Zanskar Trekking organiza rutas invernales por el río.
10. La Grave, Francia
Francia tiene excelentes zonas de esquí. Los amantes de los resorts se dirigen en masa a Chamonix y otros famosos sitios de los Alpes, pero para una experiencia de montaña a lo grande, La Grave es el sitio adecuado. Se llega desde una acogedora aldea del s. XII, subiendo al amanecer con un guía (imprescindible) en un teleférico de 3 etapas. Solo hay un par de pistas oficiales en la montaña nevada, y para elegir a cuál ir hay que tener en cuenta las capacidades y también los consejos imprescindibles de un buen guía, que ayudará a estar seguro en esta zona llena de grietas.
Cómo ir: La Grave no está lejos de Grenoble, un fácil punto de entrada.
11. Los Dolomitas, norte de Italia
Se trata de un hermoso e impresionante conjunto de escarpadas paredes verticales, acantilados cortados a pico, afilados riscos y altísimas agujas, separado por estrechos y profundos valles. Si se pasa un día caminando con raquetas de nieve por este asombroso terreno se verá cómo la pálida piedra caliza se vuelve rosa al atardecer. Caminar de refugio en refugio es la mejor forma de explorar esta región de Italia, andando por las montañas por el día y compartiendo historias por la noche. Se aconseja regresar en verano para probar las vías ferratas, las rutas de escalada de protección fija alrededor de las montañas.
12. Meseta de Hardangervidda, Noruega
La meseta montañosa más grande de Europa es el terreno perfecto para una aventura con raquetas de nieve. Esta es una naturaleza ártica extrema, hogar de la región de Telemark, que se hizo famosa por la resistencia noruega en la II Guerra Mundial. Tras dar los primeros pasos sobre la nieve, el viajero se enfrenta a paisajes montañosos, lagos helados y bosques nevados del sur de Noruega. Aquí se pueden afinar las técnicas invernales o pasear hasta un lago y pescar la cena. Las excursiones con pernoctación pueden llevarle a acampar en la naturaleza con la posibilidad de ver la aurora boreal. Aunque registra unas temperaturas medias de -20o C, el frío seco es relativamente más fácil de sobrellevar.