Oslo, Best in Travel 2018
Cuando uno piensa en Oslo, es probable que la arquitectura contemporánea no sea lo primero que venga a la mente, por eso sorprende descubrir algunos de los intrépidos edificios que han surgido en la capital noruega durante la última década; desde museos innovadores y rascacielos experimentales hasta una de las óperas más impresionantes de Escandinavia.
1. Ópera de Oslo
El buque insignia de la arquitectura contemporánea de la ciudad, la Ópera, se ha convertido en un llamativo símbolo del renacimiento arquitectónico de la ciudad. Esta sinfonía de granito blanco, aluminio y cristal, compuesta por planos entrecruzados, que se alza hacia el cielo sobre el agua es un edificio que propone juegos geométricos al ojo humano, y está diseñado para aprovechar al máximo el impresionante entorno del fiordo que lo alberga. En el interior, enormes ventanales bañan el espacio en luz natural, y destaca el uso de cálidos espejos de roble, en la más pura tradición noruega de carpintería limpia y funcional. Es obra del estudio de arquitectura estrella de la ciudad, Snøhetta, creador de otros edificios notables, como el museo memorial del World Trade Centre Site, la embajada noruega de Berlín o el nuevo look de los billetes noruegos.
2. Astrup Fearnley Museet
Toda ciudad moderna que se precie necesita un museo de arte diseñado por un arquitecto estrella; y en Oslo ese museo es el Astrup Fearnley; un flamante recinto de tres pabellones bajo un tejado de cristal. Concebido por el famoso arquitecto italiano Renzo Piano, y construido con cables de amarre y esbeltas columnas de acero, el edificio está pensado como el eco visual de las fragatas que antaño navegaban por el puerto de Oslo. En su interior, los espacios de color blanco son un luminoso telón de fondo para las obras de arte, que incluyen piezas de Jeff Koons, Francis Bacon, Damien Hirst, Gerhard Richter y Andy Warhol; mientras que, en el exterior, el Parque Escultórico Tjuvholmen suma enteros a la experiencia artística.
3. El Barcode de Bjørvika
Esta hilera de 12 bloques de apartamentos y oficinas a lo largo de la ribera Bjørvika reinventa el concepto de rascacielos. Cada una de las estructuras es obra de un estudio de diseño distinto y posee sus propias peculiaridades: una de ellas está compuesta por bloques amontonados, como un zigurat; mientras que otra parece estar diseñada con baldosas desordenadas. En conjunto forman una obra muy interesante, y los huecos que se forman entre los edificios parecen las finas líneas de un código de barras; de ahí el nombre de Barcode.
4. El edificio Statoil
Puede que sus propietarios sean insulsos –la mayor empresa petrolífera de Noruega– pero la sede de Statoil es de todo menos aburrida: cinco columnas blancas y rectilíneas se apilan como un gigantesco juego de mikado (en teoría el diseño está inspirado en las plataformas petrolíferas) formando una estructura futurista que parece el escenario abandonado de una película de ciencia-ficción. Envuelto en aluminio y con ventanas rectangulares, es un edificio ambicioso y toda una declaración de diseño. Por desgracia, no está abierto al público, solo puede admirarse por fuera.
5. El puente Akrobaten
Los 206 m de largo de este impresionante puente conectan los barrios de Grønland y Bjørvika y cruzan las vías del tren cerca de la principal estación de trenes de Oslo. Es un sencillo puente de acero que se sujeta por una red de tubos metálicos resplandecientes que recuerdan a las maquetas de moléculas del colegio. De día ya es muy llamativo, y ofrece las mejores vistas del Barcode de la ciudad, pero de noche es aún más espectacular, cuando un espectáculo de luces de color transforma la estructura.
6. Holmenkollen National Ski Arena
Una prueba irrefutable de la pasión noruega por el esquí es que este enorme estadio de deportes invernales, erigido alrededor de un gran salto de esquí, es la atracción más visitada de todo el país. Se construyó en el 2011 con motivo de los Campeonatos Mundiales de Esquí Nórdico, y costó la friolera de 1700 millones de coronas noruegas, pero se ha reconstruido más de 19 veces. Con capacidad para 700 000 espectadores, es todo un templo del esquí.
7. Nasjonalgalleriet (Galería Nacional)
La nueva arquitectura de Oslo acapara toda la atención, pero merece la pena destacar que la ciudad también posee un montón de espléndidos edificios de época; por ejemplo, su castillo medieval, el Akerhus Festning. Pero para mucha gente el edificio más emblemático de la ciudad es la Nasjonalgalleriet, un monumental edificio de ladrillo rojo construido en 1882 para albergar los tesoros artísticos del país. Con sus ventanas de arcos, sus salas cavernosas y un aire majestuoso ofrece un entorno ostentoso muy apropiado para albergar obras de Picasso, Monet, Renoir, Gauguin y Edvard Munch, cuyo icónico lienzo El grito se halla expuesto aquí.
8. El Museo de Barcos Vikingos
Construido para albergar dos de los barcos vikingos mejor conservados jamás hallados (y fragmentos de un tercero), este museo es un ejemplo de cómo pueden combinarse las arquitecturas nueva y antigua de Oslo; o, mejor dicho, lo será, porque por ahora los planes para la reforma del museo solo están sobre el papel. El estudio danés AART Architects trabaja en la creación de un nuevo espacio expositivo que incorporará el antiguo museo en una nueva estructura circular llamada ‘Naust’ (cobertizo de lanchas, en noruego), pero todavía pasará un tiempo antes de que se convierta en realidad; los trabajos sobre el nuevo diseño no empezarán antes del 2020. Hasta entonces, los barcos vikingos seguirán en su edificio original; y son preciosos.