Arizona, Best in Travel 2018
El Gran Cañón es lo más famoso de Arizona, pero ahora también su panorama gastronómico está en plena efervescencia. Tucson, la primera ‘ciudad mundial de la gastronomía’ americana de la Unesco está a la altura de su fama, y la combinación de influencias mexicanas, indígenas y del desierto de Sonora en las cartas de todo el estado invitan a una apetitosa ruta culinaria por carretera.
Tanto si el viajero opta por el menú clásico del suroeste (gachas, galletas y salsa gravy) en un diner de carretera, como si explora los singulares ingredientes del desierto (sirope de nopal, mezquite) en un rancho-resort selecto, esta ruta de sabores imprescindibles incluye también el floreciente panorama del café y la cerveza artesanal de Arizona. Solo hace falta tener apetito.
El guacamole más fresco del mundo en Scottsdale
El primer día de ruta gastronómica se puede ir a Scottsdale, al noreste de Phoenix, capital de Arizona. A 1,6 km del pintoresco Old Town, donde uno puede comprarse unas botas de cowboy o piruletas de escorpiones (de verdad), se halla The Mission.
Sirve comida al estilo Nuevo Latino que sorprende y divierte. Se pasa por el muro de sal del Himalaya (¡se puede lamer!) y se llega al patio con velas para ver, anonadado, como el camarero llega con un carrito de madera cargado con un enorme mortero y bols de ingredientes súper frescos: trocitos de aguacate Haas, jalapeños, cebolla roja, ajo, sal marina, lima, tomates, aceite de oliva virgen extra, puré de chipotle, cilantro, queso Cotija y pepitas tostadas. Mientras elabora el guacamole allí mismo y lo sirve, uno se da cuenta que, a partir de entonces, el que compre en el supermercado solo podrá decepcionarle.
Nopales en Phoenix: ¿cactus o cóctel?
Un agradable paseo por el Desert Botanical Garden de Phoenix educa y sorprende. Allí, entre colibríes, búhos, pájaros carpinteros y correcaminos, se descubren las 500 plantas comestibles del desierto, e incluso ver el aspecto que tendrá el ingrediente del próximo cóctel: el nopal.
La fruta de este cactus es refrescante y tiene un sabor parecido al de la sandía. Se puede probar con una vigorizante margarita rosa en La Hacienda, en el resort Fairmont Scottsdale Princess. O dar comienzo a la ‘adicción’ al chile de Arizona con el tequila con piña y serrano; porque las vacaciones bien lo valen.
Gachas, galletas con salsa ‘gravy’ y la Ale Trail en Flagstaff
Si el viajero solo ha oído hablar de las gachas y los biscuits con salsa gravy en las películas del Oeste, que vaya al norte, a Flagstaff, una tranquila ciudad universitaria que es puerta de entrada al Gran Cañón.
Parecidas a la polenta, las gachas se elaboran con maíz seco molido a la piedra y un sitio donde las preparan muy bien es Tinderbox Kitchen, un agradable restaurante que define su cocina (y muy bien) como ‘comida casera americana redefinida’. Destacan las gachas con queso azul, que rebosan bajo carne de venado macerada en enebro, higos negros al vinagre balsámico y ensalada de hinojo.
Los biscuits con salsa gravy son un desayuno muy popular en el sur de Estados Unidos, y puede que uno necesite una siesta después de algo tan contundente. El vegetariano Macy’s, que también sirve muy buen café (recién tostado), ofrece una versión más saludable de este plato tan emblemático: las galletas caseras de suero de leche se bañan en salsa gravy vegetariana (la versión tradicional usa gravy de salchichas).
Mientras se está en la ciudad, se puede conseguir el pasaporte de la cerveza artesanal para cursar la Flagstaff Grand Canyon Ale Trail, que ofrece sellos y descuentos en 10 de las cervecerías participantes de la zona. Se puede empezar en Beaver St Brewery’s con la stout R&R de avena con chocolate, malta de cebada negra y malta tostada.
Parque Nacional del Gran Cañón, EE UU. La sensación de la naturaleza
‘S'mores’ alrededor de la fogata de campo al oeste del Gran Cañón
Es verdad que las opciones para comer en la zona de la atracción más popular de Arizona están pensadas para el gran público y suelen ser caras. Una buena alternativa es preparar s’mores en una fogata junto a un cowboy que toca la guitarra.
El Hualapai Ranch, al oeste del Gran Cañón ofrece esta experiencia a los clientes que pasan allí la noche (nota: en nuestro caso hubo que preguntarlo varias veces). Pero, aunque la hospitalidad parezca un poco forzada, nada es comparable a sentarse al borde del Gran Cañón, bajo un cielo estrellado, tostando una nube de azúcar y emparedándola después entre dos galletas junto con una pieza de chocolate. El crepitar de la fogata, un cowboy que emula a Johnny Cash y el ocasional aullido de un coyote son la mejor banda sonora para el momento.
Cerveza artesanal, hamburguesas y vistas en el lago Havasu
Tras un largo recorrido por el desierto, Lake Havasu City con su embalse de 78 km2 y sus palmeras, es un refrescante contraste. Puede que los londinenses reconozcan el puente que cruza el embalse...
Es el Puente de Londres, original de 1830, que fue desmantelado y vendido a un magnate estadounidense en 1968 y montado de nuevo en esta ciudad. Se puede cruzar (quizá se escuche el reloj que suena como el Big Ben) para ir paseando a la microcervecería Barley Brothers, donde probar una Freedom Bridge Amber Ale con sabor a caramelo. Y cuando a uno le parezca que la mayonesa al chile rojo de la hamburguesa no pica mucho, señal de que las papilas gustativas ya se han aclimatado.
Las mejores hamburguesas del mundo
Estofado de cerdo al chile verde y huevos rancheros en Prescott
La siguiente parada es Prescott, famosa por la fiebre del oro y los saloons de Whiskey Row. Se puede ir a saciar el ansia de chile en el interior de la antigua y cautivadora estación de tren, reconvertida en el Iron Springs Cafe.
Sirve deliciosos platos con influencias cajún y del suroeste, como gumbo con salchicha de Andouille y pollo o un riquísimo estofado de cerdo al chile verde. El mejor desayuno de Arizona podría ser la generosa ración de huevos rancheros del Lone Spur Cafe: huevos, jack y queso cheddar sobre una tortita de maíz con habichuelas, salsa y bacón, servida con patatas, crema agria y cebollas verdes. Sí, todavía hay oro en Prescott.
El ’hotdog’ de Sonora, buen café y puestas de sol tras los saguaros en Tucson
Tucson es el nirvana de los gourmets y de los puristas del café. Los fans del café de la tercera ola (toda una rareza en estos lares) disfrutarán en Presta Coffee nada más oler el café recién molido y cuando vean las tazas de cerámica hechas a mano.
El siguiente ‘subidón’ sensorial es, sin duda, el hotdog de Sonora; y El Guero Canelo (tan popular que tiene cuatro sucursales en Tucson) es el lugar donde ir a comerlo. Siendo honestos, hay que decir que es una comida que pringa mucho, pero no tiene nada que ver con cualquier otro perrito caliente que uno haya probado: es una salchicha enrollada con bacón al mezquite en un bollo con judías pintas, cebolla, tomate, salsa de jalapeños, mayonesa y mostaza. Hay que probarlo para creerlo.
Para subir un poco el nivel, se puede ir al restaurante The Grill, al frente del movimiento Km 0 de Tucson y delante de la histórica Hacienda del Sol. Inspirado por la arquitectura morisca temprana, este prestigioso rancho-resort (famoso en los años 40 por las escapadas románticas de Katharine Hepburn y Spencer Tracy) es el sitio ideal para ver cómo la puesta del sol tiñe de rosa el cielo enmarcado por los saguaros sobre las montañas de Santa Catalina. Que nadie sufra por el ‘huevo de serpiente de cascabel’ (un pimiento relleno de camarones y queso), servido con el pollo sous vide. Es momento de relajarse y brindar por el fin de una ruta tan deliciosa con cócteles de la casa como el de chile chipotle o la margarita al cilantro.
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