Tarragona en familia
Empiezan las escapadas veraniegas en familia, y lo hacemos viajando a la Costa Daurada.
Nos encontramos a solo un paso del verano: el sol brilla cada día con más intensidad, el agua del mar se va calentando y de vez en cuando ya hay quien se atreve con un baño. Apetece exprimir cada minuto del fin de semana, abandonar la ciudad, rendirse a la naturaleza y vivir lo que todo el invierno llevamos esperando.
Salou es el centro turístico más activo de la Costa Daurada. Puedes relajarte en alguna de sus irresistibles calas, como Cala Llenguadets o Cala Crancs, o decantarte por la Playa de Llevant, que recorre el paseo de Jaume I. Aunque menos íntima, esta playa es ideal para que los más pequeños jueguen a sus anchas, construyan castillos de arena en la orilla –es plana y más segura– o se tomen un helado en el chiringuito. Un plan alternativo es recorrer el Camino de Ronda, que es sin duda una de las excursiones más bonitas de la Costa Daurada. Dura poco más de una hora y es recomendable llevar cámara para capturar sus espectaculares paisajes.
Desde Vila-seca, que también cuenta con excelentes playas en La Pineda, merece la pena ir a PortAventura World, que tras sus puertas esconde un mundo de fantasía y diversión para toda la familia: recorre la Mediterránea, la Polynesia, China, México y el Far West subiéndote a sus impresionantes atracciones, y con los más pequeños ve a SésamoAventura, una zona diseñada especialmente para ellos.
Reus es el lugar perfecto para una tarde de compras. Además, ofrece algo que no te puedes perder: el Gaudí Centre, que permite a los curiosos de todas las edades adentrarse en el mundo de este genio de la arquitectura. Con actividades interactivas y audiovisuales, tanto mayores como pequeños podrán sentirse artistas por un día, y las visitas se realizan en varios idiomas.
A solo 19 kilómetros se encuentra Alforja, un pueblo encantador que sirvió de inspiración al pintor Joaquim Miró. Pasear entre sus callejuelas te hará viajar a tiempos pasados. Abandonando Reus en dirección Riudoms, se llega a Montbrió, donde puedes dejarte mimar en el Termes de Montbrió, su irresistible balneario: un rato de desconexión siempre viene bien.
Para unas vistas que dejan sin aliento, está el castillo monasterio de Escornalbou, que cuenta con un mirador excepcional. El monasterio se remonta al siglo XII, y más adelante, en el siglo XX, se convirtió en un lugar de reunión habitual para destacadas figuras de la Renaixença a las que invitaba su dueño, el burgués Eduard Toda. Deja volar la imaginación perdiéndote entre sus salas y deléitate con las obras de arte egipcio que abundan en la casa.
De camino a Cambrils, no está de más hacer una parada en Mont-roig del Camp, un lugar que está muy vinculado al pintor Joan Miró. Para saber más sobre el artista, visita el Centre Miró, con exposiciones y visitas sobre su obra y legado. Además del centro histórico, tiene también once playas, algunas de largos arenales y otras que son pequeñas calas rodeadas de pinos y rocas, y acoge la ermita de la Virgen de la Roca, rodeada de mar y montaña –la Sierra de Llaberia–, un entorno totalmente singular.
A la llegada a Cambrils, merece la pena pasear por el puerto pesquero y deportivo y disfrutar de la gastronomía de la zona: desde el aceite que producen los olivares de la D. O. Siurana, que es uno de los mejores del mundo, hasta la cocina marinera, que gracias a su pesca de gran calidad y tradición tiene muy buena reputación. Con un amplio abanico de restaurantes, en esta ciudad es fácil complacer el paladar.
Más información para disfrutar del verano en familia en la Costa Daurada en costadaurada.info