De isla en isla por el sur de Camboya
La felicidad espera al viajero en la costa sur de Camboya. Tanto si es para quedarse pegado a la hamaca en una playa remota como para vaguear durante días recuperándose de fiestas que duran toda la noche, Camboya tiene islas para todos los gustos.
Bañada por las aguas lapislázuli del golfo de Tailandia, la dispersión de islas del sur de Camboya se traduce en escenarios de lo más diverso, pero todos cuentan con un interior de espesa jungla, playas de arena y la magia nocturna del plancton luminiscente; y casi todos viven bajo el oscuro nubarrón del desarrollo urbanístico futuro; así que ahora es el momento de visitar estas 5 islas.
Amanece en Koh Rong, isla de Camboya © Don Mammoser / Shutterstock
1. Koh Rong Sanloem: una escapada romántica moderna
En Koh Rong Sanloem, la amplia franja de tierra de la resguardada bahía de Saracen podría ser la playa idílica perfecta. Al menos 12 bungalós pequeños (hay más en camino), construidos en madera y con techo de palma, se alzan en armonía con la espesa jungla que abraza la playa. El íntimo Cita Resort cuenta con bungalós de dos pisos, baño al aire libre y porches con hamacas, mientras que los bungalós de Secret Paradise emanan glamour de playa casi sin darse cuenta.
Si se busca un refugio más recóndito se puede ir al oeste de la isla para vivir descalzo en la arena. El resort más veterano de Koh Rong Sanloem es Lazy Beach, un alojamiento (en la playa del mismo nombre) donde todo se reduce a descansar en hamacas y tomar cócteles durante la puesta del sol. Más al norte está Sunset Beach, con solo un par de alojamientos sencillos en la arena.
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Una playa de arena blanca en Koh Rong Sanloem, isla de Camboya © Aleksandar Todorovic / Shutterstock
El ambiente playero de Koh Rong Sanloem suele ser más caro que el de las otras islas, pero la bahía de Saracen cuenta con un par de opciones económicas excelentes (incluido el dormitorio al aire libre sobre pilotes de The Beach Resort). Para experimentar algo completamente diferente, los viajeros más intrépidos pueden ir directos a M’Pai Bay, en la punta norte de la isla, donde un puñado de alojamientos económicos (como Easy Tiger o Chill Inn) han abierto en la acogedora aldea pesquera. Que nadie espere encontrar playas bellísimas, esta es más bien una zona de rompiente con el auténtico ambiente local.
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2. Koh Rong: la isla de la fiesta
Koh Rong, famosa ahora como parada indispensable de mochileros fiesteros que viajan por el sureste asiático, tiene dos caras. Por un lado está la zona del pueblo de Koh Tuch, centro de la acción; y por el otro, el resto de la isla, la cual, a pesar de los planes de desarrollo urbanístico, se conserva casi virgen, salvo por un puñado de resorts remotos y un par de pequeños pueblos pesqueros. Incluso la propia Koh Tuch Beach es lo suficiente larga como para ofrecer la sensación de soledad; y para huir de las multitudes se puede ir a Treehouse Bungalows, en el cabo. Aunque si lo que se busca es ir de fiesta hasta el amanecer y cubos de ‘whisky del Mekong’, los rudimentarios alojamientos del pueblo de Koh Tuch son la clave (pero que nadie espere dormir mucho).
Durante el día los más activos pueden ejercitar sus instintos más primarios columpiándose entre las copas de los árboles en High Point Rope Adventure. De todos modos, la gran atracción de la isla es Long Beach, una playa alargada (y con un nombre muy apropiado) que serpentea a lo largo de 7 km por la orilla oeste. De día, la mitad de la población de Koh Rong se hace a la mar rumbo a Long Beach en busca de arena suave, sitios donde nadar, tomar el sol y divertirse pescando.
Barcos amarrados en las aguas turquesas de Koh Rong, isla de Camboya © Aleksandar Todorovic / Shutterstock
3. Koh Ta Kiev: de vuelta a lo esencial
Si el viajero está ya cansado de escuchar a los viajeros más veteranos alardeando de ‘la buena época’ de los viajes al sureste asiático, de que antaño sí que se podía vivir en plan rústico en las islas y demás, que ponga rumbo a Koh Ta Kiev; puede que allí tenga la oportunidad de vivir por su cuenta aquella experiencia. La isla solo tiene un puñado de resorts económicos, a caballo entre las costas oeste y suroeste, donde gandulear tirado en una hamaca o bajo un toldo. También ofrecen dormitorios y cabañas básicas; dos de las mejores opciones para vivir la vida comunitaria de playa, sin lujos, son Ten 103 y The Last Point.
La zarpa urbanística se deja ver con rapidez en la zona, con una carretera que cruza el interior de la espesa jungla para dar servicio a un resort de lujo que se va a construir en la costa norte. Por ahora, parece que las obras han quedado aplazadas, pero si el viajero desea conocer estas islas como el clásico paraíso de toda la vida que son, lo mejor es que las visite más pronto que tarde.
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4. Koh Thmei: sencillez para los amantes de la naturaleza
Si la proliferación de bungalós en las otras islas dificulta la toma de decisiones a la hora de buscar alojamiento, ¿por qué no limitar la búsqueda a una isla donde no se pueda elegir? Flanqueada por bosques de manglares, la isla de Koh Thmei, casi deshabitada, cerca del Parque Nacional Ream, solo cuenta con un resort, íntimo y de filosofía ecológica: el Koh Thmei Resort, en la orilla. Esta es una isla estelar para los amantes de la naturaleza: la playa está llena de conchas exóticas, hay un arrecife de coral muy cerca de la playa ideal para el esnórquel, y la jungla del interior alberga más de cien especies de aves.
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5. Koh Totang: aislamiento eco-chic
Koh Totang, que pasa casi desapercibida en el archipiélago de Koh Sdach, es una isla remota y atractiva con serias credenciales ecológicas. Su único resort, Nomads Land, se halla espléndidamente aislado en la orilla y enarbola la bandera de la sostenibilidad chic. Sus cinco bungalós, originales y coloridos, tienen hamacas y un montón de rincones para relajarse. La electricidad se genera por energía solar, y el agua potable proviene del agua de lluvia. Los baños tienen inodoros compostables y duchas de depósito. Nomads Land es el vivo ejemplo de que las formas de vida alternativas no están reñidas con el estilo.
Bungalós del resort Nomads Land, en Koh Totang, isla de Camboya © Amey Kandalglonkar / image courtesy of Nomads Land
Cómo llegar a las islas del sur de Camboya
Hay ferris que zarpan rumbo a la playa de Koh Tuch, en Koh Rong; a la bahía de Saracen y a la bahía de M’Pai, en Koh Rong Sanloem, al menos tres veces al día (los horarios cambian estacionalmente) desde Sihanoukville, y el tiempo de trayecto está por debajo de una hora. Para el resto de desplazamientos hay que usar los barcos privados de los resorts.
La temporada alta va de noviembre a marzo, con el pico turístico entre diciembre y enero, momento en el que los alojamientos se llenan enseguida y los precios alcanzan sus cotas máximas. A partir de junio llegan las lluvias, pero si al viajero no le importa ver nubarrones de tormenta en el horizonte desde el porche, tendrá la ventaja de conseguir bungalós a precios de ganga.
No hay que olvidar los artículos esenciales para viajar a una isla: dinero en efectivo suficiente (ninguna de estas islas tiene bancos ni cajeros automáticos), protector solar, repelente de insectos contra las voraces moscas de la arena y una linterna.
