Una ruta por el sur de la India: té, trenes y reliquias del Raj

Escrito por
Isabella Noble, autora de Lonely Planet

7 Mayo 2019
8 min de lectura
© LonelyPlanet_Nate_Hovee_Shutterstock
Ghats occidentales, India

Explorando los Ghats occidentales en el sur de la India

Exuberantes y repletos de bosques, los Ghats occidentales, protegidos por la Unesco, corren paralelos a la costa de la India a lo largo de 1600 km desde Gujarat hasta Tamil Nadu, en el sur profundo, y son uno de los territorios con mayor biodiversidad del planeta.

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India

 

La segunda cadena montañosa de la India es un indómito paraje natural que evoca sueños de El libro de la selva, rico en flora y fauna endémicas, salpicado de cuidadísimas plantaciones de té de un verde brillante, y antaño lleno de estaciones de montaña bañadas en la historia de la era del Raj.

 

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El Nilgiri Mountain Railway se abre camino entre la cordillera de los Ghats occidentales, India © Dethan Punalur / Getty Images

El Nilgiri Mountain Railway se abre camino entre la cordillera de los Ghats occidentales, India © Dethan Punalur / Getty Images

 

Aunque la media de altura de los Ghats es de 915 m, en Tamil Nadu se elevan por encima de los 2500 m en las montañas Nilgiri  –donde se halla Ooty, la ‘reina de las estaciones de montaña’– y las montañas Palani, cerca de Kodaikanal. Al otro lado de la frontera, en Kerala, algunas de las plantaciones de té de mayor altitud se extienden alrededor de Munnar. En medio de todo ello tigres, elefantes, langures, chitales y gaúres (bisontes indios) campan por la naturaleza virgen de diversos parques protegidos.

 

Ooty, reina de las Nilgiri

Fueron los colonos británicos quienes, buscando refugio del calor del llano en estas montañas frescas y brumosas de shola (bosque virgen), fundaron la excéntrica colección de estaciones de montaña del sur de la India. Hoy son más bien los veraneantes indios, y no los turistas extranjeros, quienes visitan las Ghats occidentales en busca de aire fresco, belleza natural y la serenidad de los bosques.

 

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Abundan las vistas épicas de las montañas envueltas en bruma de los Ghats occidentales, India © Dmitry Rukhlenko / Shutterstock

Abundan las vistas épicas de las montañas envueltas en bruma de los Ghats occidentales, India © Dmitry Rukhlenko / Shutterstock

 

La principal ciudad de la Reserva de la Biosfera Nilgiri –un área de 5520 km2 muy rica en biodiversidad, protegida por la Unesco, que cruza el noroeste de Tamil Nadu hacia Kerala y Karnataka–, la frenética pero históricamente cautivadora ciudad de Ooty (Udhagamandalam; 2240 m) es la estación de montaña más popular de Tamil Nadu. Como sus ‘hermanas’ himalayas, fue fundada a principios del s. XIX, cuando Madrás (hoy Chennai) era la capital de la Presidencia de Madrás de la India Británica. Ooty es también el trampolín para explorar la espectacular Mudumalai Tiger Reserve de Tamil Nadu, al noroeste.

Los templos hiduistas de Ooty, su animado bazar, su caótico centro y su lago, lleno de botes a pedales, dan paso a calles de estilo británico, llenas de flores, con espléndidos edificios de la época del Raj como la Biblioteca de Nilgiri, de 1867, construida en ladrillo rojo y todavía en activo, y la iglesia St Stephen, de 1829. Muchos de estos edificios se han convertido en exquisitos hoteles patrimoniales, como el acogedor bungaló de Lymond House, de 1855, o el icónico Taj Savoy, de principios del s. XIX.

 

 

Pero esto sigue siendo el sur de a India, y es posible darse un festín de sabrosos idlis, vadas, dosas y thalis vegetarianos en los restaurantes de Ooty. Más allá de la ciudad uno puede escapar hacia colinas boscosas en circuitos guiados hasta plantaciones de té y pueblos tribales, o visitar el pico Doddabetta, el más alto de las Nilgiris, con 2633 m.

Antes de la llegada de los británicos, los únicos habitantes de las Nilgiris eran las tribus autóctonas, la más conocida de las cuales son los toda, de la zona de Ooty, que visten chales llamativos en color rojo y negro. El Tribal Research Centre Museum, 10 km al suroeste de la ciudad, ofrece fascinantes exposiciones sobre estas tribus. Más allá del museo se halla el precioso y poco visitado valle Avalanche, accesible únicamente a través de los ‘ecotours’ oficiales del Departamento de Bosques.

 

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La Biblioteca de Nilgiri data de 1867 y contiene una gran colección de libros sobre las estaciones de montaña, Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

La Biblioteca de Nilgiri data de 1867 y contiene una gran colección de libros sobre las estaciones de montaña, Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

 

Una taza de té en Coonoor

La animada Coonoor (1720 m) está 20 km al sureste de Ooty, rodeada por un mar verde esmeralda de plantaciones de té. Upper Coonoor (y no el frenético Central Coonoor) es una alternativa mucho más apacible como base en las Nilgiri, y brinda fácil acceso a grandes miradores, a la Highfield Tea Estate, con 50 años de historia, y a alojamientos patrimoniales tan hermosos como el bungaló británico 180° McIver, del s. XIX. Mientras, la tranquila Kotagiri (1800 m), 30 km al este de Ooty, es la estación de montaña original de las Nilgiri: su Sullivan Memorial, en color teja y construida en 1819, fue la casa del fundador de Ooty, John Sullivan.

En las Nilgiri, la mitad de la diversión es llegar hasta ellas, y lo ideal es hacerlo a bordo del célebre Nilgiri Mountain Railway, de vía estrecha y construcción británica. Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, este tren ‘de juguete’ de color azul y crema, traquetea entre Mettupalayam, en el llano, y Ooty, vía Coonoor, atravesando túneles, cruzando puentes y ofreciendo vistas espectaculares de bosques y plantaciones de té; incluso es posible avistar a algún elefante salvaje que se abre paso entre la maleza.

 

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Se puede pasar la noche en un bungaló británico reformado, el 180° McIver, Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

Se puede pasar la noche en un bungaló británico reformado, el 180° McIver, Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

 

Kodaikanal, princesa de las montañas Palani

Rodeada por las protegidas montañas Palani, 250 km al sureste de Ooty, la ‘princesa de las estaciones de montaña’ de Tamil Nadu, Kodaikanal (Kodai), a 2100 m de altura, gana en encanto cuando queda envuelta en la bruma (lo cual sucede a menudo). Inusualmente, Kodai fue fundada en 1845 por misioneros norteamericanos –y no por oficiales del imperio británico– que huían de la malaria desde las tierras bajas de Madurai. Tiene un carácter propio, acentuado por su escuela internacional, su cocina ecológica y su elevada popularidad entre las parejas indias que van de luna de miel.

En el lago con forma de estrella se mecen los barcos de remo, y las laderas brumosas están cubiertas de bosque shola –que solo crece en los Ghats occidentales– y arbustos kurinji, que solo florecen cada 12 años (la última vez, ¡en 2018!). Hay rutas que atraviesan los bosques y llegan a miradores que contemplan el horizonte, lagos brillantes, y al paraíso de los viajeros de presupuesto ajustado que es Vattakanal village (4,5 km al suroeste de Kodai), que tiene el ambiente animado de una Manali en miniatura del sur de la India.

 

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Barcos reposando en la orilla del lago, en Kodai, Ghats occidentales, India © krisghariharan / Getty Images

Barcos reposando en la orilla del lago, en Kodai, Ghats occidentales, India © krisghariharan / Getty Images

 

Si uno se siente aventurero puede disfrutar de rutas de dos días (con guías) que van a Munnar, en Kerala, por Top Station (1880 m), con gloriosas vistas de los Ghats. El veterano y reputado operador de senderismo Trails & Tracks ofrece paseos guiados y mucha experiencia. Las estrellas del alojamiento en Kodai icluyen la casa particular Cinnabar, de filosofía ecológica y muy bien dirigido, y el elegante Carlton, una majestuosa mansión de la época colonial con vistas al lago. Otra opción es alojarse en el Elephant Valley, de orientación ecológica, en las montañas Palani , donde los elefantes campan por las 48 Ha del recinto.

 

Munnar: té, cardamomo y clases de cocina

Al otro lado de la frontera, en la serena Kerala, Munnar (1524 m) es el centro más dinámico de la mayor zona de cultivo de té del sur de la India. Como en Ooty, el centro comercial de Munnar, invadido por el tráfico, se desvanece enseguida cuando uno se aventura por sus valles y colinas verdes, donde se esconden casas de campo entre las hojas brillantes de las impecables plantaciones de té y cardamomo.

Hay circuitos guiados a miradores de alta montaña y a fincas de té, y también se puede visitar el Museo del Té o ponerse manos a la obra con la cocina keralesa, sutil en especias, en una clase de cocina a cargo de la reputada autora de libros de cocina Nimi Sunilkumar. Entre las escapadas de montaña de Munnar, el precioso alojamiento en casa particular Rose Gardens destaca por sus cursos de cocina, sus vistas al valle y por los desayunos con tortitas de coco.

 

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Es buena idea disfrutar de una ruta panorámica guiada entre las plantaciones de la principal zona de cultivo de té de Munnar, Ghats occidentales, India © Zzvet / Shutterstock

Es buena idea disfrutar de una ruta panorámica guiada entre las plantaciones de la principal zona de cultivo de té de Munnar, Ghats occidentales, India © Zzvet / Shutterstock

 

Proteger los Ghats occidentales

Entrecruzadas por Kerala, Karnataka y Tamil Nadu, las zonas protegidas de Bandipur, Nagarhole, Wayanad, Sathyamangalam y Mudumalai albergan la mayor población única de tigres del planeta. Según el censo de tigres de India del 2014, son 570 los tigres que viven en este paraje; no es fácil ver uno, pero hay que tener los ojos bien abiertos en los parques nacionales de los Ghats, porque la ocasión siempre está ahí.

El Nagarhole National Park de Karnataka, con 643 km2 al oeste de Mysuru (Mysore), alberga una de las mayores poblaciones de elefantes asiáticos salvajes del mundo, que, en los bosques que flanquean el río Kabini, se juntan con tigres, leopardos, dholes (perros salvajes), chitales, gaúres y langures. Muchas de estas especies también campan por el Bandipur National Park, al sureste, que ocupa 880 km2 en la intersección de Karnataka con Kerala y Tamil Nadu.

Las remotas y nada turísticas zonas del Wayanad Wildlife Sanctuary, de 345 km2 y en el extremo norte de Kerala, son sin duda la mejor apuesta para ver a los elefantes salvajes del sur de la India. En el sur de Kerala hay 35 tigres y 900 elefantes, además de sambares, jabalíes y langures, que patrullan los espesos bosques perennes del Periyar Wildlife Sanctuary, uno de los parques más extensos (925 km2) y queridos de la India. Con unos 50 tigres esquivos, la exuberante Mudumalai Tiger Reserve, en Tamil Nadu, cuenta con una de las densidades de población de tigres más elevadas de la India; aunque es más fácil ver a sus elefantes, chacales, langures, gaúres, ciervos y pavos reales.

 

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Se puede probar suerte para ver elefantes salvajes en los parques nacionales de los Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

Se puede probar suerte para ver elefantes salvajes en los parques nacionales de los Ghats occidentales, India © Isabella Noble / Lonely Planet

 

El acceso a estas reservas cuidadosamente custodiadas es exclusivamente en todoterrenos oficiales o en circuitos de microbuses; si bien algunos parques también ofrecen paseos guiados. Se duerme y se come en los lodges de la zona, como Waterwoods Lodge, junto al río en Nagarhole, y el estiloso Jungle Retreat, en Mudumalai; o en alojamientos en casas particulares como Green View Homestay, en Periyar, o Dhole’s Den, en Bandipur.

Para vivir una experiencia alternativa observando la fauna de los Ghats occidentales es buena idea visitar la Parambikulam Tiger Reserve de Kerala, o la Anamalai Tiger Reserve de Tamil Nadu, donde Sinna Dorai’s Bungalow aporta un toque de plantación de té de lujo.

 

 

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