Motivos por los que hay que viajar a Eslovenia
A pesar de su arrebatadora belleza natural, Eslovenia, en el centro de Europa, queda fuera del radar turístico de muchos viajeros. Y eso que se trata de un territorio que, con un tamaño que es la décima parte del Reino Unido, alberga grandes paisajes: altísimas montañas, lagos de postal, enormes cuevas, ciudades elegantes y ríos indómitos. Aunque se cuente con pocos días, es fácil disfrutar de lo mejor de Eslovenia sin tener que ir con prisas.
Lo mejor de Eslovenia:
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1. El lago Bled
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2. Liubliana, la capital
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3. Eslovenia bajo tierra: las cuevas
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4. Piran y 'spas' de agua salada
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5. Aventuras en el río Soča
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6. Los vinos eslovenos
Razón 1: empaparse de la belleza del paisaje del lago Bled
Es muy probable que, si el viajero ha visto una sola fotografía de Eslovenia, en ella aparezca el lago Bled. Este lago de color turquesa, embellecido por una iglesia sobre un pequeño islote en forma de lágrima y con un fondo de montes nevados, es igual de bonito en vivo que en las fotos. El lugar invita a llenar los pulmones con el aire fresco de la montaña surcando las aguas del lago a bordo de una pletna (una barca de remos tradicional), nadando en sus aguas cristalinas o yendo de excursión cerro arriba a disfrutar de las vistas hasta el medieval castillo de Bled, digno de un cuento.
La belleza del lago Bled, Eslovenia © Michele Alfieri / Shutterstock
Para la gente activa, Eslovenia ofrece un sinfín de excursiones y actividades deportivas. En esta zona en particular, se puede practicar el ciclismo de montaña o el barranquismo, y si el lago Bled resulta demasiado turístico para el gusto del viajero, quizá se esté de acuerdo con los lugareños, que prefieren el lago Bohinj, a solo 26 km, de una belleza alpina similar e ideal para nadar, remar en kayak, montar en bicicleta e ir de excursión.
Razón 2: pasear por la bella y compacta Liubliana, la capital de Eslovenia
Algunas capitales europeas resultan abrumadoras, inhóspitas o incluso feas nada más llegar. Ese no es el caso de la capital de Eslovenia, situada en una zona compacta y peatonal en un meandro del bello río Ljubljanica. Para disfrutar de las mejores vistas de Liubliana es buena idea tomar el funicular al castillo de Liubliana, donde también se puede ir a comer a dos de los mejores restaurantes de la ciudad, Gostilna na Gradu y Strelec. Bajo el castillo se encuentra el casco antiguo, un laberinto de tiendas de madera, patios silenciosos, pasajes adoquinados y los varios mercados de la ciudad, donde se vende deliciosa fruta, pescado y queso, todo fresquísimo.
Vista del río Ljubljanica hacia la capital eslovena, con el castillo de Ljubljana sobre la colina. © kasto80 / iStock / Getty Images
Un paseo a pie o en barco por el río Ljubljanica, flanqueado por elegantes plazas y columnatas, y atravesado por bonitos puentes, es ideal para familiarizarse con la ciudad. Sus animados cafés y bares ribereños son perfectos para relajarse tras un intenso día de turismo. Después se puede ir al norte del centro, al curioso Metelkova Mesto, donde instalaciones de arte, locales nocturnos y salas de conciertos dan vida a una antigua caserna.
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Razón 3: las cuevas, mundos maravillosos bajo tierra eslovena
La región del Carso (Krast) de Eslovenia es como un cofre del tesoro repleto de secretos bajo la superficie aparentemente anodina. Ríos enteros han sido engullidos por el poroso lecho calizo y, una vez bajo tierra, el agua ha esculpido extensos paisajes subterráneos.
Estalagmitas y estalactitas espagueti de la cueva de Postojna, Eslovenia © Alexander Pink / Shutterstock
La cueva más famosa de Eslovenia es la cueva de Postojna, un paraje fantástico para ver estos procesos geológicos en vivo. Esta enorme cueva recibe turistas desde 1819, cuando el emperador de Austria Fernando I la visitó. Cada hora, cientos de visitantes acceden a ella a bordo de un tren que recorre 3 km de vía. En el interior hay amplias cavernas llenas de estalactitas y estalagmitas muy elaboradas, y otras formaciones rocosas más inusuales, como enormes pilares, cortinas translúcidas y espaguetis que cuelgan del techo. Hay circuitos extra para quien quiera ver a las extrañas salamandras rosas de cueva o aventurarse practicando espeleología.
Si bien Postojna recuerda a una catedral barroca decorada con elaboradísimas molduras, visitar las vecinas Cuevas de Škocjan, catalogadas por la Unesco, es como perderse por las páginas de El Señor de los Anillos. Lo más destacado de una visita a este lugar es cruzar el cañón de 150 m de profundidad excavado por el río Reka; más de uno deseará contar con Gandalf a su lado mientras contempla el abismo desde el estrecho puente Cerkevnik.
Razón 4: puestas de sol en Piran y ‘spas’ de agua salada
Mirando el mapa de Eslovenia, se verá que tiene poca costa (tan solo 47 km de litoral), pero lo que le falta en territorio lo compensa con su bella arquitectura gótica veneciana. La joya de la corona es Piran, en una estrecha península que se adentra en el mar Adriático.
Puesta de sol en Piran, Eslovenia © INTERPIXELS / Shutterstock
En la base de la península destacan un bonito puerto deportivo lleno de barcos pintorescos y la plaza Tartinijev, con pavimento de mármol y rodeada por edificios de estilo veneciano en tonos pastel. Para gozar de soberbias vistas sobre la ciudad conviene subir por las estrechas y sinuosas calles que hay tras la plaza hasta la Catedral de San Jorge y su campanario, inspirado en el de la Basílica de San Marcos. Cuando el sol empieza a ponerse es buena idea ir a uno de los restaurantes o bares del paseo sur para admirar cómo la iglesia de torre circular de la punta de la península se perfila sobre el cielo rojizo.
El mejor momento para visitar Piran es en temporada media, ya que en pleno verano se llena de gente. Y si se va en busca de tranquilidad, un buen destino es el Parque Natural de las Salinas de Sečovlje, una extensa zona de marismas dedicada tradicionalmente a la producción de sal y muy rica en vida aviar. Sus senderos pueden recorrerse a pie o en bicicleta, y también es posible reservar plaza en el Lepa Vida Thalasso Spa, un ‘spa’ tradicional al aire libre, para disfrutar de un tratamiento relajante a base de agua salada.
Razón 5: aventuras sobre aguas bravas en el río Soča
Zigzagueando por el extremo oeste del país como una serpiente marina, el río Soča es un paraíso para los aventureros y fans de los deportes acuáticos. Sus aguas, purísimas, sortean cañones, se precipitan por cascadas y fluyen con fuerza por valles llenos de pinos, ofreciendo todo un espectáculo para los turistas y acción trepidante para quienes buscan emociones fuertes.
‘Rafting’ de aguas bravas en el río Soča, Parque Nacional Triglav, Eslovenia © TPecold / Shutterstock
Bovec es el núcleo de los deportes de aventuras en el valle del Soča. Cuenta con numerosos operadores, entre los que se incluyen Aktivni Planet y Bovec Rafting Team, que ofrecen un montón de actividades trepidantes como rafting de aguas bravas, rutas en kayak, barranquismo e hidrospeed.
Razón 6: una cata de vinos eslovenos en el valle de Vipava
El fértil y pintoresco valle de Vipava se halla junto a la frontera con Italia, al oeste del país. Su clima suave, combinado con su proximidad al mar y los bora, los fuertes vientos invernales, lo convierten en un territorio idóneo para la producción vinícola. Sus tintos y blancos son excelentes, pero para catar un vino exclusivo del valle de Vipava lo mejor son los fragantes vinos blancos que se elaboran con las variedades autóctonas de uva zelen o pinela. Además del vino, el valle también es famoso por sus frutas: la cereza, el albaricoque y el melocotón.
Viñedos del bello valle de Vipava, Eslovenia © Mny-Jhee / Getty Images
Las principales ciudades del valle son Ajdovščina y Vipava. Los centros de información turística ayudan a programar circuitos a pie, en bicicleta o en coche por los pueblos y viñedos de los alrededores. Ambas tiene también una tienda de vinos y una sala de catas (Faladur en Ajdovščina, Vinoteka Vipava en Vipava) donde probar vinos y otros productos del valle. Winestronaut ofrece circuitos de bodegas y la oportunidad de conocer a algunos viticultores locales.
Anna Tyler viajó a Eslovenia con el apoyo de Spirit Slovenija. Los autores de Lonely Planet no aceptan obsequios a cambio de coberturas positivas.