Centroeuropa junto al Mediterráneo
Cuando se ha viajado mucho, hay que ir pensando en destinos nuevos y en países cercanos que no suelen aparecer en los folletos turísticos. Eslovenia es uno de estos destinos alternativos, un país encajado entre Austria, Italia y Croacia que reúne un sinfín de encantos. La elegancia centroeuropea se asoma a las costas mediterráneas y en un reducido territorio se encuentran sofisticadas ciudades, castillos de cuento, espacios naturales y una sofisticada gastronomía.
1. Elegancia y buena vida en Liubliana
La capital de Eslovenia es pequeña y coqueta, perfecta para recorrer a pie o en bicicleta. Liubliana es una de las capitales europeas más verdes y agradables, con tráfico restringido en el centro y calles libres para peatones y ciclistas. En verano, las terrazas de los cafés crean una atmósfera de fiesta callejera y durante todo el año la ciudad respira elegancia y un estilo de vida muy centroeuropeo. Por toda la ciudad, hay hermosos puentes, ornamentos, pilones y pirámides de alabastro, elegantes y alegres, presidiendo todo.
2. Contemplarlo todo desde la cama: ascensión al Monte Triglav
Montañas, desfiladeros, barrancos, cañones, cuevas, ríos, arroyos, bosques y praderas alpinas… con una superficie de 83 800 Ha (algo más del 4% del territorio esloveno), el Parque Nacional de Triglav, cuya pieza central es el monte Triglav (2864 m), es una de las reservas nacionales más grandes de Europa. Es un popular destino de fin de semana para hacer excursionismo, ciclismo de montaña, pesca o rafting, y se espera que todos los eslovenos escalen el Triglav al menos una vez en su vida. Los viajeros también pueden hacerlo, siempre que tengan un poco de preparación y precaución.
3. Piran, Venecia en Eslovenia
Cuesta imaginar un lugar más romántico que este pequeño puerto veneciano que se adentra en el Adriático. La costa eslovena tiene solo 47 km en el mar Adriático y tres ciudades marítimas, Koper, Izola y la gloriosa Piran, llenas de importantes ejemplos de arquitectura y arte gótico veneciano, con playas limpias, barcas de alquiler y discotecas. El de Piran es el puerto veneciano mejor conservado del mundo (aparte del de Venecia), una joya que conviene evitar en el verano, cuando se llena de turistas. De cualquier forma, siempre resulta una delicia comer pescado y marisco en su muelle o perderse por sus callejas.
4. Postales junto al lago Bled
El lago Bled, con aguas cristalinas que reflejan los picos de los Alpes Julianos, una minúscula iglesia en el medio, y un castillo adosado a la pared de un acantilado, es uno de los iconos turísticos de Eslovenia. Es aquí también donde se concentran muchas de las actividades de aventura que ofrece el país: submarinismo, ciclismo, rafting… Pasear por los 6 km de la orilla merece mucho la pena; además, unas suaves fuentes termales calientan el agua a 26⁰ C desde junio hasta finales de agosto.
5. Un día en el 'spa' de Rogaska Slatina
Uno de los grandes atractivos de Eslovenia son sus balnearios naturales y termales. La mayor parte están en la zona oriental del país y son fantásticos edificios clásicos del s. XIX, con una amplia oferta de tratamientos. Un ejemplo es el balneario de Rogaska Slatina, la ciudad balneario más antigua y grande de Eslovenia, un atractivo lugar entre los bosques de la cordillera de Macelj, ideal para el excursionismo y el ciclismo con casi una docena de hoteles con tratamientos y terapias. Sus aguas termales ya eran conocidas desde los romanos, pero la fama se la dieron los edificios neoclásicos y modernistas del s. XIX. Se dice que sus aguas son las que mayor cantidad de magnesio contienen del mundo.
6. Un castillo en una cueva: Predjama
En una posición realmente espectacular, este castillo ocupa la boca de una cueva en una pared de piedra. Está considerado uno de los monumentos más impactantes del mundo y deja una clara lección: lo mejor para construir un refugio impenetrable es colocarlo en el acceso a una caverna y en mitad de un acantilado de 123 m. Tiene cuatro plantas construidas por etapas desde 1202, aunque gran parte de lo que se ve en la actualidad es del s. XVI. Sencillamente inconquistable (o eso parece).
7. De vinos por el valle de Vipava
En la región de Karst, el valle de Vipava destaca por sus vinos. Dicen que el clima mediterráneo cálido, pero refrescado por los vientos fríos del invierno, hace que produzca algunos de los mejores merlots del mundo. Con unas olivas negras y un jamón curado (hay que probar el prsut) está estupendo. Este valle es perfecto para hacer una ruta en coche o en bici. Además, la ciudad de Vipava está llena de iglesias de piedra bajo el monte Nanos y en Branik podemos echar un vistazo al castillo de Rihembeck del s. XIII.
8. Cuevas para la aventura: Postojna y Skocjan
Eslovenia es famosa por sus castillos y también por sus cuevas y la más visitada de todas es el complejo de Postojna. Por fuera no parece nada, pero por dentro es una maravilla, con caprichosas formas creadas por el goteo milenario del agua hasta formar un conjunto casi barroco. Más espectaculares y dramáticas son las cuevas de Skocjan, con enormes espacios subterráneos, paredes de cientos de metros de altura, puentes que salvan abismos y ríos que se abren camino en la roca bajo tierra. Es como un auténtico viaje a un pasaje de Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne.
9. Gastronomía 'slow food’
Eslovenia está en plena revolución slow food, priorizando los ingredientes de cultivo local y ecológico y en plena reivindicación de recetas tradicionales y materias primas de calidad. Se puede probar la gastronomía típica en el restaurante del castillo de Liubliana (Gostina na Gradu) que sirve platos de la zona con productos estrictamente eslovenos y prepara recetas antiguas. Si se prefiere pescado, puede irse a Izola, a pocos kilómetros del puerto de Piran, donde sirven el más fresco de todo el país. Para acompañarlo todo, hay que probar un buen vino del país, como el Teran, intenso de color rubí y alta acidez, que combina a la perfección con olivas negras.
10. ‘Glamping’ y alojamientos únicos
¿Por qué conformarse con un hotel pudiendo pasar la noche en la litera de una antigua prisión o en el cobertizo de un pastor bajo una noche estrellada? En Eslovenia abundan los alojamientos alternativos, en particular las ofertas de glamping (camping con glamour), que hace furor en el lago Bled, con estupendas cabañas ecológicas que cuentan con jacuzzi. Más original todavía es el Celica Hostel, en Liubliana, una antigua prisión bien remodelada con 20 celdas decoradas por diferentes artistas. Otra imaginativa variante de albergue está en Celje: se trata de una cervecería rehabilitada, cuyas habitaciones están decoradas por artistas locales.
Si lo que se desea es escapar del bullicio, es posible alojarse con una familia en una granja en muchos rincones del país, o en un cobertizo de pastor en Kapi Plac (en la zona de Portoroz), una instalación muy nueva y ecológica en la que hay comedor común de madera tallada, bicicletas gratis y personal que organiza actividades por la naturaleza.