Rincones de Cabo Verde
El archipiélago africano da la bienvenida al viajero con una oferta de actividades, naturaleza y bienestar que se extiende en una amalgama de islas con personalidad propia. A tan solo 500 km de Senegal, este tesoro volcánico bañado por el Atlántico aguarda ser explorado a ritmo de morna, la música de Cabo Verde.
La diversidad y riqueza natural de Cabo Verde bien merece una escapada para dejarse llevar por su ritmo pausado y la amabilidad de sus lugareños. El archipiélago, deshabitado hasta el s. XV es hoy considerado el Caribe africano por el que merece la pena perderse. Para ello, aquí va una selección de 10 rincones enigmáticos de Cabo Verde:
1. Valle de Paul, isla de Santo Antão
Un lugar que parece sacado de un relato de ficción, una joya natural para los aficionados al senderismo puesto que ofrece rutas y panorámicas por las que dejarse llevar. El valle, tan salvaje como domesticado –gracias a la agricultura que se lleva cabo en la zona–, ofrece un paisaje ondulante entre el que se encuentran pequeños pueblos donde descansar y reponer fuerzas a base de algún tentempié criollo antes de iniciar nuevamente la marcha.
2. Playa de Santa María, isla de Sal
Es posiblemente una de las playas más concurridas por los viajeros, y razones no le faltan. Su larga extensión de aguas cristalinas y arena dorada la convierten en un atractivo lugar, ideal tanto para el descanso como para la práctica de deportes acuáticos (windsurf y kitesurf, especialmente en invierno). Bares y locales junto a la costa y un muelle de pescadores desde donde observar su actividad diaria son parte de los atractivos de este interesante territorio en Sal.
3. Formación rocosa Carbeirinho, isla São Nicolau
Fruto de los caprichos de la naturaleza, las rocas y acantilados que dan forma a este enclave recuerdan a un paisaje de novela fantástica. Cubierta de vegetación propia y junto a una playa de arena negra brillante, la formación de Carberinho está situada al noroeste de la isla, a unos 16 km al oeste de la carretera que conecta Tarrafal de São Nicolau con Praia Branca. Un auténtico retiro para todo aquel que busque encanto y serenidad (con cierto toque de misticismo).
4. Playa de Ervatão, isla Boa Vista
De obligada visita si se viaja a Cabo Verde entre julio y septiembre y se quiere disfrutar de la anidación de tortugas bobas. Situada en la costa sureste de la isla, la playa de Ervatão es el tercer lugar del mundo más importante en desove, un enclave seguro para las tortugas y donde por las noches se lleve a cabo tal espectáculo. Ahora bien, durante el día la playa y sus inmediaciones son ideales para evadirse y disfrutar de la calma desértica de Boa Vista.
5. Volcán Pico do Fogo, isla de Fogo
Con 2829 metros de altitud, es el pico más alto de todo Cabo Verde y siempre que uno desee perderse y explorar la zona vale la pena contratar un guía y emprender una ruta desde el municipio de Cha das Caldeiras (llanura de las calderas). El paisaje lunar que se dibuja en sus alrededores es fruto de las coladas de lava que afloraron en su última erupción a finales de 2014. Y todavía hoy sigue expulsando dióxido de azufre a través de fumarolas calientes en un atractivo espectáculo de la naturaleza.
Los volcanes más espectaculares del mundo
6. Cidade Velha, isla de Santiago
La antigua capital de la isla está dominada por una poderosa fortificación, la Fortaleza Real de São Felipe, que recuerda el dominio de los gobernantes coloniales portugueses en el que fuera centro del comercio internacional de esclavos. Pasear por la fortaleza, así como por las encantadoras casitas de Rua Banana, la iglesia de Nossa Senhora do Rosário (construcción de las más antiguas del país) y el convento São Francisco es un excelente contrapunto ante un entorno tan natural. Un enclave con mucho fondo, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2009.
7. Bahía das Gatas, isla de São Vicente
A unos 15-20 min de la capital de la isla, Mindelo, este rincón caboverdiano de esencia marinera dibuja una especie de piscina natural rodeada de rocas, con apenas oleaje y poca altura. Al estar menos concurrido que sus vecinas islas, el espíritu zen se apodera del lugar en una apuesta por la desconexión, ya sea con una buena lectura o con un tranquilo baño en aguas cristalinas.
8. Salinas de Pedra de Lume, isla de Sal
En su día, este rincón del archipiélago dio nombre a la isla. Hoy, es un lugar que merece la pena visitarse dado su valor histórico y cultural. Las salinas (y los restos de lo que antaño fue una explotación de sal) se emplazan en el interior de un antiguo cráter de volcán por donde se infiltra agua de mar a través de un túnel y se evapora dando como resultado un paisaje singular donde poderse bañar y flotar (dado el alto porcentaje de sal) de forma relajada y beneficiarse de sus propiedades naturales.
9. Desierto de Viana, isla Boa Vista
Se trata de una prolongación del Sáhara en medio del océano Atlántico como consecuencia de los vientos alisios cargados de arena procedentes del continente. El resultado es una extensión de dunas de arena blanca entre las cuales pueden encontrarse rocas volcánicas, arbustos y palmeras. El contraste que supone este espacio con el resto de paisaje de la isla lo convierte en un destino clave, ideal para recorrer a pie y desde el que disfrutar de la salida y puesta de sol.
10 increíbles puestas de sol por el mundo
10. Parque Natural de Monte Gordo, São Nicolau
Con un ecosistema de una gran riqueza y diversidad, este parque, situado al oeste de la isla, cuenta con buenas rutas de senderismo que pasan por pintorescos pueblos donde disfrutar charlando con los amables lugareños. Merece la pena perderse en un paseo por la cima del Monte Gordo, un volcán inactivo de 1312 m, y deleitarse con sus panorámicas. Perderse para encontrarse… un buen plan.