El “turismo detox” ya es una tendencia firme
Cada vez hay más personas enganchadas a las redes sociales, a Internet, al smartphone o a losgadgets electrónicos en general. Pero no falta mucho para que se invierta la tendencia y lo realmente interesante sea dejar todo en casa y disfrutar a tope de la experiencia de viajar. Ya hay muchos viajeros que huyen de la conexión permanente y lugares que incluyen la desconexión total como uno de sus atractivos. Se cotizan cada vez más y ya se habla del “Turismo Detox” especializado en viajeros que desean desengancharse de la tecnología. ¿Wifi? No, gracias.
Lo moderno ya no es estar conectado en todo momento y lugar sino saber vivir sin tecnología, al menos durante las vacaciones. Viajar sin tecnología nos ayudará a disfrutar más y mejor de lo que vemos a nuestro alrededor y a sentir que realmente “estamos muy lejos de casa”. Tras la “borrachera tecnológica”, los auténticos viajeros parece que están volviendo a los viajes sin tecnología que aseguran la desconexión total.
Paraísos tech free
Algunas islas caribeñas como San Vicente o las Granadinas se ofrecen como vacaciones de desintoxicación digital (Digital Detox). Es su principal atractivo además de unas playas magníficas, aguas transparentes y buenos hoteles, eso si: sin ordenador, sin teléfono, sin wifi, como se hacía antes. La desconexión es total.
También han comenzado a surgir hoteles que ofrecen estancias para desintoxicarse, como el hotel Renaissance, de Pittsburgh, o de la cadena Vincci en Marbella, Sierra Nevada y Tenerife.
Turismo Digital Detox: viajes de desintoxicación digital
Es una nueva tendencia que va a crecer en los próximos años. Los viajeros ya han probado la experiencia de viajar completamente conectados pero hay muchos que desean volver a los viejos tiempos, cuando viajar era dejar atrás muchas cosas. Hay hoteles que ya sustituyen los teléfonos y otros gadgets por juegos de mesa o libros. Algunos como el Quincy de Washington con paquetes especiales “unplugged” que incluyen descuentos importantes para comprar libros y proponen a sus clientes utilizar planos (en papel) para hacer recorridos por la ciudad (y por supuesto, se encargan de requisar a los huéspedes los aparatos electrónicos durante su estancia). En esta línea está también el Westin de Dublín que recoge los móviles de los clientes en su caja fuerte y nos propone juegos de supervivencia, cosas tan “antiguas” como mapas y guías en papel para moverse por la ciudad o incluso un kit para plantar un árbol.
Casas rurales sin conexión
Cada vez hay más alojamientos rurales que incluyen como uno de sus principales reclamos la “desconexión total”. Y es que realmente no tiene mucho sentido escaparse al fin del mundo para desconectar y pasarse luego el día hablando con los amigos y familiares, contando en cada momento lo que hacemos o preocupándose por actualizar nuestra cuenta en twitter o facebook. Afortunadamente, en España quedan muchos rincones si cobertura de móvil, sin wifi: un auténtico placer. Como ejemplo, el complejo rural Mil Madreñas Rojas (en Salientes, León) donde ni siquiera hay televisión (porque a sus dueños no les gusta), ni móvil, ni internet (porque la cobertura no llega a este pueblecito perdido en las montañas del occidente de León, entre bosques con osos pardos, urogallos, corzos o rebecos). Son solo cuatro apartamentos ecológicos desde los que se organizan rutas de montaña, turismo ornitológico o talleres de arte vegetal.
Otro ejemplo en nuestro país es la Casa rural Lanzarote (Lanzarote), regentada curiosamente por un ingeniero de telecomunicaciones consciente de los efectos que pueden tener las radiaciones. Por ello se promociona como un “paraíso libre de ondas electromagnéticas”, que es especialmente demandado por viajeros extranjeros. Se dan clases de yoga y taichi, se organizan rutas a pie y en bicicleta por la isla y se disfruta del placer de estar desconectados. Está a15 kilómetrosde Teguise, en el centro de Lanzarote.
Para casos extremos
Desde hace años crece sin parar el número de “ciberadictos” a Internet y las nuevas tecnologías. Para ellos se han creado paquetes de turismo de salud tecnológica, como el que propone viajar a Seattle (EE UU) para ingresar en la primera clínica especializada en ciberadictos. No es barato: más de 14 000 dólares por 45 días en una vieja casa de campo rodeada de naturaleza. El tratamiento consiste sencillamente en aprovechar a tope el mundo real: jugar en la naturaleza, charlar con los compañeros, dar paseos por el campo, resolver problemas de agilidad mental… todo sin conexión alguna. ¡Si nuestros abuelos del pueblo levantaran la cabeza!