Una escapada a la histórica ciudad austriaca
Ciudad de música y espectáculos, Salzburgo es un destino ineludible para los amantes de la cultura en todas sus vertientes y un lugar repleto de la historia marcada por generaciones y generaciones de príncipes-arzobispos que la convierten en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Eso sin olvidar el enclave privilegiado en que se encuentra, en plena naturaleza, cosa que hace las delicias de aquellos que buscan una escapada con tintes verdes.
A Salzburgo el nombre se lo dio la industria de la sal que la convirtió en una ciudad próspera y rica ya desde la época romana. De su mano llegaron los príncipes-arzobispos que unieron durante muchos siglos poder político y religioso, algo que entonces solo ocurría en el Vaticano. Fueron, de este modo, los gobernadores de la ciudad quienes marcaron su hermosa arquitectura, con elegantes edificios de diferentes épocas de entre los que sobresalen los barrocos. Su riqueza, debida a la explotación de las minas de sal y a la extracción de piedras preciosas, se reflejó, por ejemplo, en la imponente Dom, la catedral de San Ruperto y San Virgilio, los protectores de la ciudad. Cada uno representado con sus atributos, San Ruperto con el cubo de sal y San Virgilio con el edificio catedralicio a sus pies, dan la bienvenida a los visitantes.
Panorámica de Salzburgo con la Dom y el castillo, Austria © Flaminia Pelazzi
Pero el reflejo de poder de los príncipes-arzobispos no se limita aquí, sino que se expresa a través de numerosas iglesias y abadías, antiguas residencias y cementerios, como el del monasterio de San Pedro, todas ellas obras construidas con la colaboración de arquitectos italianos. Despuntando al final de la calle Sigmund Haffner Gasse se alza la torre del Ayuntamiento, otro icono de la Salzburgo más antigua que invita a pasear por su casco antiguo, es decir por el entramado de calles donde se abren grandes plazas con numerosos monumentos arquitectónicos e iglesias de aire italiano que le dieron el nombre de la Roma del norte, especialmente en el denominado barrio de la catedral, el DomQuartier.
Pintura de Johann Michael Sattler, Museo Panorama, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
De hecho en la Domplatz, la plaza de la catedral, pueden visitarse además un conjunto de museos que hablan del poder que tuvo la ciudad durante siglos y siglos, como el Museo de la Residencia Nueva, el del Monasterio de San Pedro o el de la Catedral. Vale la pena también adentrase en el Museo Panorama que muestra la gran pintura panorámica que Johann Michael Sattler dedicó a la ciudad y que pintó con gran esmero en 1829. Así como el Teatro de Marionetas y el fascinante mundo en el que sumerge a pequeños y no tan pequeños donde la mayoría de las producciones son óperas de Mozart.
Teatro de Marionetas, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Alrededor de este núcleo religioso y de poder, el casco antiguo se articula en un desfile de altas y estrechas casas barrocas resaltadas por rótulos que señalan diferentes comerciales, como en la popular Getreidegasse que es la arteria principal del bonito casco antiguo salzburgués. Y es que tras los elaborados carteles barrocos se esconden numerosas tiendas de artesanía que hablan del gusto que los austríacos tienen por conservar sus tradiciones.
Getreidegasse, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Cada una regentada por su maestro, que pone el sello de calidad a oficios manuales que Salzburgo ha sabido preservar a lo largo de los tiempos. Es el caso de la antigua Farmacia Arzobispal de la plaza Alter Markt, o la tienda de ropa y productos típicos Salzburger Heimatwerk, situada en la plaza de la Residencia, especializada en bonitos vestidos tradicionales, es toda una institución en la ciudad. La Panadería del Convento de San Pedro, del siglo XII, la mítica pastelería Fürst, donde aun se confeccionan manualmente las icónicas bolas de Mozart o el típico café Tomaselli son algunas de las muchas perlas del comercio tradicional conservadas con cariño en el corazón de la vieja Salzburgo.
Pastelería Fürst, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Buenos restaurantes y, ante todo, exquisitas cervecerías imprimen sabor a la hermosa ciudad, considerada la capital de la cerveza del país, con 10 marcas de cerveza, entre ellas la más prestigiosa de Austria, la Stiegl, cuya fábrica ofrece interesantes visitas a su museo, fábrica y degustaciones de sus variadas cervezas.
Cervecería Stiegl, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Pero es Salzburgo, sobre todo, una ciudad de cultura y música. La estrecha relación entre Salzburgo y las artes se visualiza a través de la figura de Wolfgang Amadeus Mozart, que nació, vivió y trabajó aquí. Se puede visitar, por supuesto, su casa natal (Mozart Geburtshaus), donde el compositor vivió hasta los 17 años, en la Getreidegasse, en pleno laberinto de callejuelas en el barrio antiguo. Son muchos los lugares por donde se puede seguir el rastro del genial compositor austríaco, como en los Jardines de Mirabell, donde se encuentra el Mozarteum, una institución que preserva la obra y figura del hijo predilecto de Salzburgo y la pone en contacto con las tendencias actuales. O la misma catedral cuyos vetustos órganos, hoy en día restaurados, tuvieron el privilegio de ser tocados por el famoso músico.
Un día con los genios
Puente Makartsteg sobre el rio Salzach, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Una vez recorrida la zona histórica, enclavada en la orilla izquierda del río Salzach, hay que cambiar de orilla para visitar la ciudad nueva y, sobre todo, los Jardines de Mirabell, que en primavera y verano lucen con especial colorido. El palacio barroco, obra del arquitecto Lukas von Hildebrandt, fue uno de los escenarios de Sonrisas y lágrimas, un film musical que atrae la mirada de muchos visitantes.
Palacio y jardines de Mirabell, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Muchos de ellos llegan al la ciudad austríaca buscando los escenarios de la conocida película y se unen a los tours organizados que muestran dichos lugares como el propio Palacio Mirabell o, ya en las afueras, el vecino y barroco Palacio de Hellbrunn, residencia de verano y recreo de los príncipes-arzobispos de Salzburgo, en las verdes afueras de la ciudad. Sea con la excusa de visitar el escenario de Sonrisas y lágrimas o sin ella, merece la pena acercarse a este enclave de más de 400 años de antigüedad. La presencia del agua es el principal atractivo de estos jardines salpicados por divertidas fuentes y chorros bautizadas como “Los juegos del agua”. Una visita sin duda húmeda, cargada de sentido del humor y divertidas sorpresas.
En la cima, la fortaleza Hohensalzburg, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Todo ello capitaneado desde lo alto la fortaleza de Hohensalzburg, el imponente símbolo de la ciudad. Se trata del mayor castillo medieval del centro de Europa que se conserva en su totalidad, y desde las alturas del peñasco en el que se erigió, allá por el siglo XI, domina toda la ciudad, el caudaloso río que la cruza y las 150 000 almas que la habitan. También se divisan las montañas que la cobijan, como la mítica Untersberg, con sus casi 2000 metros de altura. A Hohensalzburg se sube a pie o en funicular. Una vez arriba la fortaleza abre su férrea entrada a los visitantes para mostrar los entresijos de una ciudadela que se construyó como refugio de la población en caso de ataque y que fue residencia, en ocasiones, de los príncipes-arzobispos de Salzburgo, encargados de ampliar las dependencias durante sus distintos reinados. Vigía eterno de la ciudad, las vistas que regala son todo un privilegio, mientras que en su interior se guarda el tesoro de siglos y siglos de historia.
Terraza del hotel Stein con vistas a Hohensalzburg, Salzburgo, Austria © Flaminia Pelazzi
Pero aquí no se terminan las vistas de pájaro de la ciudad, ya que Salzburgo se sitúa entre un sinfín de colinas, como la del monte de los Capuchinos, al lado opuesto de la fortaleza, con el convento de estos monjes en su cima, que permite un fácil ascenso de 100 metros de altura con privilegiados miradores sobre el centro y la propia fortaleza de Hohensalzburg.
Hallstat, región de los lagos, Salzkammergut, Austria © canadastock / Shutterstock
A tan solo veinte minutos del centro de Salzburgo la región de los lagos, Salzkammergut, es uno de los polos de atracción turística de esta parte de Austria. Es una buena manera de poner el colofón a la visita a la bonita ciudad de los príncipes-arzobispos, recorriendo algunos de sus numerosos lagos y disfrutando de la gran belleza natural de los paisajes que rodean Salzburgo, otra de las muchas sorpresas que reserva la bonita ciudad austríaca.
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