Las líneas B y C del metro de Nueva York tienen parada a la altura de la calle 72 oeste. Al salir, en la esquina con la avenida Central Park West, aparece imponente la inconfundible silueta del edificio Dakota. 65 apartamentos de lujo que son parte de la historia de esta ciudad. En su entrada, hace ahora 34 años, cuatro balas del calibre 38 Especial acababan con la vida de John Lennon. Eran las diez cincuenta de la noche del 8 de diciembre de 1980.
Millones de personas en todo el mundo nunca olvidarían la fecha en que un loco acababa de matar a un ídolo del rock. Un loco armado con un revólver al que cinco horas y cincuenta minutos antes, en ese mismo lugar, cuando salía de su casa, el artista había firmado un autógrafo sobre la carátula del disco Double fantasy. "John Lennon 1980", había escrito el músico.
El Dakota es el primer edificio de apartamentos de lujo que se construyó en Manhattan. De eso hace ahora 134 años. Se levantó en un West Side por entonces poblado de chabolas e infraviviendas. Su silueta, un tanto siniestra, un poco gótica; ser el escenario del rodaje de la inquietante La semilla del diablo de un Roman Polanski también golpeado por el brutal asesinato de su esposa; el propio crimen de Lennon en su entrada... Todo esto ha hecho que el edificio Dakota sea un lugar al que muchos viajeros se acercan, nos acercamos, con curiosidad cuando visitamos la ciudad. Viajeros sobre todo de una determinada edad, para los que The Beatles y el propio John Lennon fueron parte de su vida.
Personalmente prefiero otro lugar, a unos pasos de aquí, entrando ya en Central Park. John Lennon fue incinerado y Yoko Ono esparció sus cenizas por el parque. Y aquí, un sencillo mosaico circular en el suelo recuerda al artista desaparecido. Ni estatuas, ni monumentos. Basta una sola palabra, "Imagine". Con suerte, un músico callejero recordará algunas de las canciones del mito esperando unos dólares a cambio. La gente permanece sentada en los bancos de alrededor. Es un lugar que respira paz y optimismo. "No creo en la Biblia, no creo en Hitler, no creo en Kennedy, no creo en reyes, no creo en Elvis, no creo en los Beatles, yo sólo creo en mí, en Yoko y en mí..., los sueños se acabaron", cantaba en "God". Descreído de los mitos, quizá Lennon no hubiera visitado nunca este lugar.
Desde aquí, un camino atraviesa unos jardines en forma de lágrima. Son los Strawberry Fields, recordando la canción de The Beatles. Se crearon, dicen, con plantas de 160 países. Un símbolo de paz, quizás. "Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo; nada por lo que matar o morir", cantaba Lennon en ese "Imagine". A través de ese camino me interno en Central Park, me alejo del edificio Dakota. Sus puntiagudos tejados, visibles desde buena parte del parque, quedan atrás.
Texto y fotos: Marino Holgado