Lisboa es un paraíso para el viajero, y entre sus muchos encantos está el placer de comer
Es la capital europea de moda, como bien saben Madonna, John Malkovich, Christian Louboutin o Philippe Stark, y uno de los alicientes para viajar hasta la ciudad blanca es comer en Lisboa. Comer en Portugal es un festín cotidiano y uno de los placeres que los lisboetas comparten con los viajeros.
Qué comer
El pan es un pilar básico en todas las comidas, e incluso es la base de algunos platos, como la açorda (guiso de pan que suele servirse con marisco). Los platos con marisco son excelentes, sobre todo la caldeirada, una mezcla de pescado y crustáceos en rico caldo. El bacalhau es en sí mismo todo un mito que da lugar a extraordinarios platos al horno.
En Lisboa se puede comer muy bien por poco dinero, sobre todo si se opta por el menu do dia (menú del día) o el prato do dia (plato del día). De este modo, el almuerzo es un buen momento para comer incluso en los mejores restaurantes.
Si bien platos clásicos como el bacalhau o el pastéis de nata nunca pasan de moda, la capital portuguesa ha subido su listón gastronómico con chefs que buscan inspiración en Brasil, Francia, India o el Mediterráneo. Hay restaurantes en los sitios más insospechados: conventos, museos farmacéuticos, viejas tiendas náuticas o un túnel de carruajes del s. XVIII.
Dónde comer
Tascas con encanto
Mesas llenas, un rumor de conversaciones y cartas con contundentes platos portugueses tradicionales definen a estos restaurantes lisboetas familiares y baratos. Algunas están medio escondidas en los callejones de Baixa, Alfama y Bairro Alto. En las churrasqueiras (asadores) hay también un ambiente muy agradable y platos del día a buen precio.
Locales chic
El panorama gourmet de Lisboa se caracteriza por la sencillez, el uso de ingredientes exquisitos y una gran creatividad. Chefs como José Avillez, en Belcanto, o João Rodrigues, en Feitoria, han situado la capital portuguesa en el mapa gastronómico con menús de degustación y dando un giro moderno a platos clásicos como el lechón cocido a fuego lento.
Bistrós interesantes
El elegante y moderno Frade dos Mares, el retro-chic Le Petit Bistro, el elegante Clube de Jornalistas o el renovado vintage Santa Clara dos Cogumelos ofrecen platos muy bien preparados en sugerentes entornos.
Restaurantes románticos
Una ciudad tan romántica como Lisboa ofrece locales íntimos en todos los barrios, como 100 Maneiras, comedores decorados con antigüedades, como Casa da Comida, o el evocador claustro de un monasterio del s. XVII, como A Travessa.
Comer de otra manera
Por ejemplo, degustando petiscos (tapas) en Fumeiro de Santa Catarina, uno de los locales de moda de la ciudad, en Grapes & Bites, un bar de vino muy moderno, o en Pharmacia, situado en el museo boticario de la ciudad.
Otra posibilidad es comer en la calle: cocina brasileña, italiana o tailandesa puede degustarse en el Parque das Nações y en Passeio das Tágides y Alameda dos Oceanos abundan los restaurantes al aire libre.
También puede acudirse a comer al Mercado da Ribeira, una zona de restauración donde se encuentra de todo: vinos de Garrafeira Nacional, pescados de Conserveira de Lisboa, el chocolate Arcádia o los helados Santini.
Aprender a cocinar
Si al viajero le apasiona la cocina portuguesa y quiere aprender de mano de los expertos, es buena idea visitar Kiss the Cook, en LX Factory, en Alcântara, donde puede preparar platos tradicionales en prácticas clases de cocina.
Y de postre…
Los más golosos tienen muchas tentaciones en las pastelarias de Lisboa: el pastéis de nata, un pastelito de crema caramelizada muy crujiente elaborado con una receta secreta; la decoración clásica de los antiguos y elegantes cafés; y la nueva generación de panaderías que hornean pastelería francesa y cupcakes tan bonitos que da pena comérselos. Estas son algunas de las que puede visitar el viajero:
‘Pastelarias’ clásicas
En la Antiga Confeitaria de Belém sirven desde 1837 el mejor pastéis de nata de Lisboa. También cuentan de una merecida fama los de Versailles y Pastelaria São Roque.
Otras tentaciones
Entre los decadentes mosaicos de azulejos de Tease pueden degustarse maravillosas magdalenas, en la Fábrica das Verdadeiras Queijadas da Sapa, deliciosas queijadas y en Landeau una memorable tarta de chocolate.
La cultura del café
Bairro Alto y Chiado tienen muchos cafés de aires bohemios. Si además se quiere disfrutar de vistas de ensueño, hay que dirigirse al colorido Lost In o al bien situado Noobai Café.