Por carreteras albanesas, una ruta cultural e histórica por Albania

Escrito por
Larissa Olenicoff, autora de Lonely Planet

17 Diciembre 2020
6 min de lectura
© Landscape_Nature_Photo_Shutterstock
Albania, playas

Un recorrido cultural por Albania: la historia tras los búnkeres

Tras haber pasado casi medio siglo XX aislada del resto del mundo Albania sigue siendo una tierra misteriosa, pero desde hace poco se ha hecho un hueco entre las rutas viajeras europeas como destino alternativo y apto para todos los bolsillos. Si bien ‘el país de las águilas’ es más conocido por su tempestuoso pasado comunista (750 000 búnkeres de hormigón repartidos por su territorio así lo prueban), posee un legado histórico y cultural rico y diverso.

Las paradas de la ruta por Albania:

1. Shkodra, la capital cultural de Albania

2. Kruja, la capital histórica de Albania

3. Berat y el legado otomano en Albania

4. Gjirokastra, ciudad natal del escritor más famoso de Albania

 

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Destino Albania

 

La mejor forma de disfrutar de los antiguos castillos, los pueblos declarados Patrimonio Mundial y los museos etnográficos de Albania es con un viaje por carretera, sobre todo si hay poco tiempo o no apetece lidiar con la confusa red de autobuses del país.

 

1. Inicio de la ruta por carreteras albanesas: Shkodra

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Albania: castillo de Rozafa, en Shkodra, ruta cultural e histórica por carreteras albanesas

Las ruinas del castillo de Rozafa, en Shkodra, considerada la capital cultural de Albania © saiko3p / Shutterstock

 

La ruta cultural por Albania comienza en el norte, en Shkodra. La que antaño fuera una importante ciudad comercial gracias a su favorable ubicación geográfica en la confluencia de dos ríos y muy próxima al mar Adriático, hoy Shkodra está considerada la capital cultural del país por su tradición musical y literaria.

Bastión desde el s. III a.C., primero de ilirios y después de romanos, alberga el impresionante castillo de Rozafa, el más antiguo del país (su construcción se relaciona con un espectacular mito que incluye la sepultura de una esposa). Un paseo por el recién renovado casco antiguo de la ciudad resulta de lo más agradable, y otra atracción destacada es el Museo Nacional de Fotografía de Marubi y su gran colección de obras de los primeros fotógrafos albaneses.

Tradita G&T es un excelente hotel-boutique decorado al estilo tradicional donde se puede ir a cenar. 

 

2. Segunda parada del itinerario: Kruja

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Albania: castillo de Kruja, ruta cultural e histórica por carreteras albanesas

El recinto del castillo de Kruja, ciudad natal del héroe nacional de Albania © Kagai19927 / Shutterstock

 

Desde la capital cultural albanesa, rumbo al sur, se llega a la capital histórica del país, Kruja. Un viaje por Albania no es un viaje completo si no se visita esta ciudad, sinónimo de Skanderberg, el héroe nacional que lideró la resistencia contra los otomanos hace 500 años y que durante una época vivió en ella. Para los albaneses, Kruja es casi un lugar sagrado.

Los principales puntos de interés pueden visitarse en un par de horas, e incluyen el Museo Skanderberg, el Museo Nacional Etnográfico y la teqe de Bektashi, medio escondida, todo ello en el interior del castillo de Kruja. Dada su ubicación, aislado en la cima de una colina, el castillo es un buen sitio para visitar y donde pasear a primera hora de la mañana por el bazaar tradicional (al otro lado de las murallas) antes de que lleguen los autobuses turísticos.

Las vistas inigualables y la ubicación del Hotel Panorama Kruje lo convierten en una opción perfecta para quien no tenga prisa por sumirse en el ajetreo de la capital del país, Tirana, a tan solo 35 km de aquí. Para quienes solo están de paso, el Bar Restaurante Alba (tras las murallas del castillo) es un local con carisma donde tomar un café o almorzar.

 

3. Tercera parada de la ruta: Berat

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Albania: Berat y las casas otomanas, ruta cultural e histórica por carreteras albanesas

Casas otomanas tradicionales en Berat, ‘la ciudad de las mil ventanas’, Albania © Zvonimir Atletic / Shutterstock

 

Desde Kruja o Tirana hay que continuar hacia el sur y hacia el interior rumbo a Berat vía Lushnja y la SH4. También se puede llegar pasando por Elbasan, aunque esta ruta dura una hora larga o más, a pesar de lo que diga el mapa. Conocida como ‘la ciudad de las mil ventanas’, Berat se ha convertido en una estrella del turismo albanés gracias a su impresionante colección de casas otomanas en las colinas que bordean el río Osumi.

El antiguo barrio Mangalem, catalogado por la Unesco, con sus calles estrechas y adoquinadas, es una zona de lo más pintoresca para pasear. El ascenso a su fortaleza, Kalaja, todavía habitada, recompensa con grandes vistas a los montes que la rodean y la ciudad a sus pies. Es buena idea visitar las obras de arte del s. XVI del Museo Onufri, en el interior de la Iglesia de la Dormición de Santa María, la iglesia más grande de la fortaleza, del s. XVIII. Bajando de la colina, en el interior de una casa otomana del s. XVIII, se halla el Museo Etnográfico, con exposiciones sobre la cultura tradicional albanesa.

Berat es un lugar donde apetece pasar un par de noches, y uno de los mejores alojamientos es el encantador y familiar Hotel Osumi, en el corazón del barrio Mangalem. Para salir a cenar o ir de copas, conviene cruzar el puente e ir a Antigone o al restaurante de la azotea del Hotel Tomori.

 

 

4. Última parada de la ruta por carreteras albanesas: Gjirokastra

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Albania: Gjirokastra barrio otomano, ruta cultural e histórica por carreteras albanesas

El antiguo barrio otomano de Gjirokastra, una ciudad mágica de las montañas de Albania © Kylie Nicholson / Shutterstock

 

Gjirokastra, la última parada de esta ruta cultural de norte a sur de Albania, fue incluida, junto a Berat, en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en el 2008 como otra importante ciudad otomana. La mejor opción para llegar es retroceder hacia el norte hasta Lushnja y continuar por la SH4 a través del distrito de Tepelenë y del valle del Drino, espectaculares y famosamente descritos en la obra Cartas desde Albania, de Lord Byron.

Durante el ascenso (casi todo por una carretera de sentido único) hasta el centro de la ciudasd maravilla la magia del casco antiguo de Gjirokastra y su pavimento calizo. Esta es la ciudad natal del escritor más famoso de Albania, Ismail Kadaré. Se puede seguir subiendo, a pie o en coche, hasta el castillo de Gjirokastra, posiblemente el castillo más bonito del país, para disfrutar de las vistas y descubrir retazos de historia en su Galería de Artillería, en el Museo del Ejército (junto a la antigua prisión), y en el educativo Museo de Gjirokastra. Al más puro (y aleatorio) estilo albanés, tras las murallas del castillo se puede ver un avión del ejército de EE UU que fue misteriosamente obligado a tomar tierra cerca de Tirana en 1957. De vuelta al casco antiguo es buena idea visitar el Museo Etnográfico, en la antigua mansión del infame dictador comunista Enver Hoxha, o la Casa Zekate y la Casa Skenduli, dos bellos ejemplos de mansiones otomanas de los ss. XVIII y XIX. 

Se puede pasar una noche en el Hotel Gjirokastra, con 300 años de historia, y gozar de la comida tradicional local en Kujtimi, en pleno corazón del casco antiguo, antes de retomar el rumbo hacia el norte o seguir hasta la Riviera albanesa.

 

Consejos para viajar por carretera por Albania

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Albania: paisaje de Tepelenë, ruta cultural e histórica por tierras albanesas

Un río surca un valle montañoso en el pintoresco distrito albanés de Tepelenë © Larissa Olenicoff / Lonely Planet

 

En la capital del país, Tirana, abundan las opciones para alquilar un vehículo, aunque también se puede alquilar uno en Podgorica, Montenegro, al otro lado de la frontera (hay que asegurarse de que incluya un seguro albanés). 

Por desgracia, la fama de país con pésimas carreteras que tiene Albania no es exagerada, si bien en los últimos años se han introducido grandes mejoras. Así, circulando de norte a sur, un conductor con experiencia no sufrirá muchas complicaciones en las principales autopistas. 

La señalización es suficiente y abundan las gasolineras donde repostar combustible y café. Eso sí, conviene estar muy atento ante cualquier furgon (minibus) feroz, peatón temerario o vaca despistada, ya que a menudo pueden aparecer de la nada.

 

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