Santa Sofía, Estambul. Fusión de creencias
Iglesia, mezquita y museo, Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, es un edificio sin parangón en el mundo. Santa Sofía desafía la clasificación al igual que desafió las leyes de la arquitectura cuando fue construida, hace casi 1500 años.
El hombre que la encargó fue el emperador bizantino Justiniano I, que pidió una catedral que eclipsara las maravillas de la ciudad hermana de Bizancio, Roma, y que imitara el esplendor del cielo en la Tierra. Vio concedido su deseo y hoy Santa Sofía aún domina el horizonte de la actual Estambul.
Es un espacio enorme, casi cósmico, con una sensación de inmensidad inigualable en su época. El interior del edificio revela sus tesoros por etapas: primero, las altas columnas tomadas de las antiguas ciudades griegas y romanas; después, las amplias galerías adornadas con brillantes mosaicos y, para terminar, el gran final, su famosa cúpula, alzándose vertiginosamente sobre el delicado mármol de debajo. Al observar la cúpula, cabe recordar que su forma pretendía imitar la cúpula celeste (tal vez sea mejor no recordar las veces que se ha derrumbado a lo largo de los siglos).
La historia de Santa Sofía es casi tan extraordinaria como el edificio. Pocas construcciones han cambiado tanto como Santa Sofía. Fue saqueada durante las Cruzadas y se convirtió en mezquita tras la conquista otomana de Estambul en el año 1453. De ahí salieron los cuatro grandes minaretes que, sorprendentemente, le dieron un diseño que imitarían las nuevas mezquitas que se construyeron en Estambul, incluida la famosa Mezquita Azul. En 1935, Santa Sofía fue desacralizada y convertida en museo, aunque atravesar sus puertas sigue siendo una experiencia espiritual, tanto si se observa la luz del atardecer caer sobre un fresco dorado como si se descubre el arte cristiano y la caligrafía islámica uno al lado de la otra. Al igual que la bonita ciudad en la que se halla ubicada, Santa Sofía representa un cruce de continentes y creencias.
De interés: Santa Sofía abre todo el año; llegando a las 9.00 se evita el gentío. Cerca está la iglesia de Santa Irene, una iglesia bizantina más pequeña y muy recomendable.