Los jardines más románticos del mundo

© Rachel Samanyi - Flickr
Jardín

10 paseos entre árboles para celebrar el amor

Hay pocos lugares en el mundo tan románticos como un jardín. Estos son algunos de los más bellos del mundo, y no se necesita estar enamorado para reconocer que son auténticas obras de arte del paisajismo, donde la vista se recrea y el espíritu se serena. Desde los emotivos jardines de Giverny diseñados por Monet hasta los típicos jardines ingleses que rodean fantásticas mansiones, pasando por grandes jardines botánicos, parques urbanos, jardines zen o los impresionantes jardines nazaríes del Generalife granadino.

1. Jardín de Giverny, Francia

Jardín de Giverny, Francia © ho visto nina volare / www.flickr.com/photos/41099823@N00/3986677346 Jardín de Giverny, Francia © ho visto nina volare / www.flickr.com/photos/41099823@N00/3986677346

La aldea de Giverny, en el norte de Francia, es una meca para los amantes de Monet y en general de la escuela impresionista. Claude Monet vivió allí desde 1883 hasta su muerte en 1926, en una casa llena de recovecos y rodeada de jardines rebosantes de flores. Lo divisó desde la ventana del tren y se enamoró rápidamente del lugar, alquiló una propiedad hasta que pudo comprarla y pasó el resto de su vida allí, convirtiendo el jardín de Giverny en la obra maestra de su vida.

La zona norte de la finca es el Clos Normand, donde se encuentran la residencia rosa pastel del artista y el estudio de los Nenúfares. Pero es en el cercano Jardin d’Eau (“jardín de agua”) donde Monet encontraba la inspiración. Monet pintó aquí su famoso estanque de nenúfares y puente japonés. La luz, el color y los embriagadores aromas también ayudarán al viajero a inspirarse y probar con el pincel.

Dónde dormir:

Para alojarse en el pueblo, se puede elegir La Musardière, una mansión del s. XIX que presume de haber alojado a Monet entre sus frescas sábanas. 

2. Jardín de Ninfa, Italia

Jardín de Ninfa, Italia © Fundacion Roffredo Caetani / www.italia.it Jardín de Ninfa, Italia © Fundacion Roffredo Caetani / www.italia.it

A unos 40 kilómetros de Roma se encuentra uno de los jardines más bellos de este recorrido. Hay quien lo ha calificado como “el jardín más romántico del mundo”, y se sitúa sobre las ruinas de la ciudad medieval de Ninfa, en las Lagunas Pontinas. Está declarado Monumento Natural por el delicado equilibrio que logra, y solo se puede visitar algunos días al año, pero por su belleza merece la pena incluirlo entre los rincones que todo amante de los jardines y los espíritus románticos debería visitar.

El jardín de Ninfa fue destruido en 1381, y sus ruinas quedaron sepultadas por la hiedra hasta que hace un siglo fueron redescubiertas y reformadas hasta su aspecto actual: un laberinto de restos medievales, puentes y arroyos, donde parece que no pasa el tiempo. Son ocho hectáreas en las que se pueden encontrar 1300 especies botánicas, entre ellas unos cerezos ornamentales y unas magnolias impresionantes, todo tipo de variedades de rosas que trepan por los árboles, e incluso plantas tropicales como aguacates, gunnera manicata americana o bananos. También viven aquí 152 especies ornitológicas, entre ellas algunas rapaces como el halcón peregrino y la lechuza.

Cómo llegar:

Está en Cisterna di Latina y es gestionado por sus propietarios, la familia Caetani.

3. Jardines del castillo de Sissinghurst, Kent, Inglaterra

Jardín de Sissinghurst, Inglaterra © alh1 / www.flickr.com/photos/allan_harris/3777586165 Jardín de Sissinghurst, Inglaterra © alh1 / www.flickr.com/photos/allan_harris/3777586165

El antiguo castillo de Sissinghurst es uno de los más antiguos en Inglaterra y está rodeado por uno de los jardines más bellos del país. Fue la obra maestra de Vita Sackville-West (una escritora que frecuentaba el Círculo de Bloomsbury en la década de 1930) y de su marido Harold Nicolson. Hoy es uno de los ejemplos más típicos del jardín inglés, con sus románticos rincones perfectos para perderse.

El jardín está formado por una serie de “salas” o espacios íntimos separados por setos, con las ruinas de un castillo medieval como centro. Cada “sala” tiene su propio carácter y color; la más famosa es un jardín completamente blanco que inició una moda. El recinto está lleno de rincones románticos: un huerto, un jardín de rosas e incluso un foso. El restaurante sirve platos elaborados con verduras de un huerto propio.

Cómo llegar:

El pueblo de Sissinghurst está en la carretera de Biddenden, cerca de Cranbook, a un paseo de 20 minutos desde la estación de autobuses, por lo que quizá sea mejor ir en automóvil.

4. Innisfree Garden, Nueva York, EE UU

Innisfree Garden, Nueva York © www.innisfreegarden.org Innisfree Garden, Nueva York © www.innisfreegarden.org

Este jardín, uno de los rincones más bellos del estado de Nueva York (cerca de Millbrook), fue fundado por el pintor romántico Walter Beck y su esposa, que llegaron a este lugar a finales de los años 20. La fascinación de los Beck por el arte asiático les sirvió de inspiración para diseñar este jardín inspirado en el poeta, pintor y diseñador de jardines chino Wang Wei (s. VIII). La pequeña cabaña inicial de la propiedad fue sustituida por una mansión de estilo Reina Ana, que fue demolida más tarde para mejorar el jardín. En cualquier caso, es un remanso de belleza y tranquilidad, esculpido por arroyos, que ahora es un parque público. 

5. Jardín Abkhazi, Victoria, Canadá

Jardín Abkhazi, Victoria © jayscratch / www.flickr.com/photos/jayscratch/7235028404 Jardín Abkhazi, Victoria © jayscratch / www.flickr.com/photos/jayscratch/7235028404

En los años veinte del siglo pasado, la huérfana Peggy Pemberton-Carter y el príncipe georgiano exiliado Nicolás Abkhazi se convirtieron en unos atípicos amantes cuando se conocieron en París. Durante mucho tiempo mantuvieron su relación solo por carta o visitas ocasionales y finalmente les separó el destino cuando ambos fueron enviados a campos de prisioneros después de la Primera Guerra Mundial. Tras ser liberada, Peggy huyo a la ciudad canadiense de Victoria, en la Columbia Británica, donde compró una pequeña parcela rocosa y comenzó a construir un jardín. Más tarde logró reunirse de nuevo con su príncipe y los dos continuaron trabajando para construir su jardín. Fueron felices, comieron perdices y su jardín continúa siendo un símbolo del amor que sobrevive a todos los avatares del destino.

Es un lugar de lo más romántico, con un agradable salón de té para descansar tras la visita del jardín. 

6. Isola Bella, Lago Maggiore, Italia

Isola Bella, Lago Maggiore, Italia © STUDIO BOX / Getty Images  Isola Bella, Lago Maggiore, Italia © STUDIO BOX / Getty Images 

En 1632, un conde de la familia Borromeo decidió transformar este pequeño islote de roca en una fantasía dedicada a su esposa Isabella. Los pescadores que vivían allí no reconocerían Isola Bella hoy. Una villa barroca domina la isla, con exquisitos jardines que bajan en terrazas desde la estatua central de un unicornio. Las amplias vistas flanqueadas por estatuas se dirigen al lago y las montañas. Camelias, magnolias, azaleas y rododendros se suceden hasta la orilla. Cuando el viajero se esté preguntando si se encuentra dentro de uno de esos magníficos cuadros kitsch de los años cincuenta, aparecerá un pavo real blanco.

Cómo llegar:

El trayecto en ferri hasta Isola Bella forma parte de la experiencia. Los barcos salen de Stresa. 

7. Keukenhof, Lisse, Holanda

Keukenhof, Lisse, Holanda © rageorge / Budget Travel Keukenhof, Lisse, Holanda © rageorge / Budget Travel

Hay que planificar bien la visita a este jardín holandés, pues solo abre un breve período entre marzo y mayo. Es entonces, en plena primavera, cuando podemos ver el jardín en todo su esplendor y apreciar el cuidado diseño de la plantación de bulbos. El jardín mide 32 Ha y alberga esculturas, un lago, bosques, 4,5 millones de tulipanes y un carillón. Se trata de un gran espectáculo típicamente holandés, maravillosamente kitsch y colorista. Además de tulipanes, también hay narcisos y jacintos, así como campánulas que se suelen plantar en ondulantes arriates entre hileras de otras flores para que parezcan arroyos. Tras el largo invierno, este lugar es como un tonificante.

Cómo llegar y cuándo ir:

Para saber las fechas exactas de apertura y el modo más fácil de llegar a Lisse desde Ámsterdam, véase aquí

8. Jardín botánico de Kirstenbosch, Ciudad del Cabo, Sudáfrica

Jardín Botánico Kirstenbosch, Ciudad del Cabo © Steve Elliott / www.flickr.com/photos/jabberwock/8185567532 Jardín Botánico Kirstenbosch, Ciudad del Cabo © Steve Elliott / www.flickr.com/photos/jabberwock/8185567532

Lo que distingue al Kirstenbosch de otros jardines botánicos es su ubicación al pie de la montaña de la Mesa (Table Mountain) y su colección de plantas, casi todas endémicas del país. Fue el primer jardín botánico del mundo que se concentró en la flora autóctona de un país. Hoy en día alberga más de siete mil especies, tanto al aire libre como en invernaderos. Es famoso por sus exposiciones de ericáceas y proteáceas. Además, tiene una exposición permanente de esculturas de piedra de estilo zimbabuense. Para disfrutar de la naturaleza en estado salvaje, numerosos senderos rodean y ascienden la famosa montaña. 

9. Ryoan-Ji, Kioto, Japón

Ryoan-Ji, Kioto © Kimon Berlin / www.flickr.com/photos/kimon/5817274266 Ryoan-Ji, Kioto © Kimon Berlin / www.flickr.com/photos/kimon/5817274266

Los jardines del templo del Dragón Pacífico, Patrimonio Mundial por la Unesco, están llenos de hermosos rincones (un lago con islas, una casa de té, flores en temporada), pero su fama se debe a su jardín “seco”, típicamente zen, uno de los más famosos del mundo en su estilo, formado por una grava que se rastrilla de manera meticulosa y rocas cubiertas de musgo. Hay 15 rocas, pero dispuestas de tal manera que nunca pueden verse más de 14 desde un mismo punto (al menos, hasta donde alcanza la iluminación). Los expertos afirman que su magia reside en la colocación de las rocas y el espacio que hay entre ellas.

Cuándo ir:

El mirador está normalmente abarrotado, y no resulta fácil la meditación, por lo que conviene visitarlo temprano y entre semana. 

10. Jardines del Generalife, Granada, España

Jardines del Generalife, Alhambra, Granada © Juan Carlos Cameselle / www.flickr.com/photos/camegallego/6778726757 Jardines del Generalife, Granada © Juan Carlos Cameselle / www.flickr.com/photos/camegallego/6778726757

La belleza de la Alhambra debe mucho al uso que se hace del agua. En la cultura islámica, el agua era un símbolo del Paraíso. Construido en tiempos del rey nazarí Muhammad III [1302-1309] en la colina que domina la famosa fortaleza, el Generalife era un palacete donde los emires se retiraban a pasar sus ociosos veranos. Desde este lugar se domina un maravilloso entorno: el Albaicín, la Alhambra, la Vega y Sierra Nevada. Los jardines son un tranquilo paraíso donde los chorros de las fuentes juguetean entre estanques alargados y el agua fluye por precipitación. Las amplias vistas de Granada están enmarcadas por cipreses, setos, flores y parras, con un valle que baja desde la terraza cubierta de hiedra del palacete.

Cuándo ir:

Conviene comprar las entradas con antelación aquí.

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