Los imprescindibles de Roma son muchos, pero se puede empezar por estos 10
Roma, la Ciudad Eterna, la capital italiana, es como un cóctel inolvidable: basta probarlo para recordar su sabor de por vida.
1. Coliseo
No hay fotografía que pueda preparar al viajero para la emoción que embarga al ver el Coliseo por vez primera. Durante 2000 años, este fornido anfiteatro se ha erigido en símbolo del poder romano –impresionante encarnación del temor que Roma inspiró en su día– y hoy luce más espléndido que nunca gracias a la última restauración. Al ascender por las empinadas gradas no costará imaginarlas repletas de espectadores pidiendo sangre a gritos. Una imagen escalofriante.
2. Museo e Galleria Borghese
De todos son conocidos Miguel Ángel y la Capilla Sixtina, pero Roma acoge tanto arte barroco como renacentista, y el Museo e Galleria Borghese es el lugar ideal para admirarlo. Hay que reservar con antelación pero vale la pena, pues permite admirar las increíbles esculturas de Bernini y obras de Canova, Caravaggio, Rafael y Tiziano. Está rodeado por el parque Villa Borghese, perfecto para asimilar lo que acaba de verse.
3. Panteón
El mejor conservado de los monumentos antiguos de Roma, el Panteón es una construcción tremendamente singular. Su enorme pórtico y los gruesos muros impresionan, pero es desde dentro donde se aprecia en su justa medida. Es enorme y la cúpula que se alza vertiginosa sobre el viajero le hará sentirse minúsculo. A ese efecto se suman los haces de luces que se cuelan por el óculo (apertura circular en la cúspide de la cúpula), que ilumina las tumbas reales enclavadas en los muros circulares de mármol.
4. Museos Vaticanos
Roma acoge muchas obras de arte sobresalientes, pero pocas impresionan tanto como los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Esta profusión caleidoscópica de colores e imágenes pone el broche final de los Museos Vaticanos, el museo de arte más grande y popular de Roma. Esculturas clásicas, lienzos y tapices adornan los pasillos del enorme complejo, que conducen inexorables a las Estancias de Rafael, cuatro salas con espléndidos frescos de Rafael y, más allá, la Capilla Sixtina.
5. Basílica de San Pedro
La Basílica de San Pedro, la iglesia más grande y espectacular de Roma, deja atónitos incluso a los no creyentes. Toda ella resulta espectacular, desde la majestuosa plaza que la precede a la grandiosa fachada y al interior, opulento hasta decir basta. Está coronada por la extraordinaria cúpula de Miguel Ángel, una obra de arte de la arquitectura renacentista que rompió todos los moldes y que constituye uno de los perfiles más emblemáticos de Roma. El edificio fue diseñado para imponer respeto, e incluso en una ciudad sembrada de iglesias como es Roma destaca muy por encima de todas las demás.
6. Via Appia Antica
La más famosa de las calzadas antiguas de Roma y una de las direcciones más codiciadas de la ciudad, la Vía Apia es un destino ideal para pasar una mañana soleada. Atraviesa exuberantes campos verdes con montones de ruinas grises aquí y allá, y constituye la viva imagen de belleza italiana pastoral. Y, sin embargo, este paisaje bucólico contrasta con su pasado manchado de sangre. Fue en la Vía Apia donde crucificaron a Espartaco y a 6000 de sus soldados esclavos, y ahí se hallan también las catacumbas donde los primeros cristianos enterraban a sus muertos.
7. Museos Capitolinos
Antiguamente, el Campidoglio (colina Capitolina) albergaba los dos templos más importantes de Roma. Hoy en día, la razón principal por la que realizar el breve y empinado ascenso a la cima es para admirar las vistas y visitar los Museos Capitolinos en la Piazza del Campidoglio. Los museos públicos más antiguos del mundo acogen fantásticas estatuas clásicas, como la célebre Lupa Capitolina (Luperca, la loba capitolina), símbolo del arte etrusco temprano, y algunos hermosos lienzos. No hay que dejar de fotografiar el patio de entrada con abundante mampostería.
8. Una noche en Trastevere
Uno de los grandes placeres de Roma es la buena comida y bebida, sobre todo en verano, cuando el buen tiempo permite cenar al aire libre y el bullicio en las animadas calles de la ciudad perdura hasta altas horas de la madrugada. Y ningún sitio mejor para cenar fuera que el barrio de postal de Trastevere. Cruzando el río desde el centro histórico, sus callejones medievales, plazas ocultas y palazzi (mansiones) de tonos pastel albergan cientos de bares, cafeterías, trattorias y restaurantes abiertos a una clientela de bien dispuestos romanos y visitantes acaramelados.
9. Fontana de Trevi
Un alto en la fuente más grande y famosa de Roma es rito obligado para todo visitante: cada día acude una multitud para echar monedas y asegurarse así que volverán un día a la Ciudad Eterna. La fuente, diseñada por Nicola Salvi en el s. XVIII, es un glorioso exceso rococó poblado de caballos salvajes, figuras míticas y rocas formando cascadas. Tras una larga restauración, la nueva fuente se presentó en el 2015 y luce más espléndida que nunca; cuando más cautivadora resulta es iluminada al atardecer.
10. Foro romano y Palatino
Recorrer las destartaladas ruinas del Foro romano permite seguir los pasos de grandes figuras de la historia romana como Julio César y Pompeyo. Si bien queda poco en pie, saberse en el corazón del Imperio resulta una experiencia emocionante. Cerca, el Palatino (monte Palatino), una extensión verde de evocadoras ruinas, es el punto donde todo empezó, donde Rómulo mató supuestamente a Remo y fundó la ciudad en el 753 a.C., y donde los antiguos emperadores romanos vivieron entre lujos inimaginables.