Una ruta por los pueblos blancos de Cádiz: castillos, cuevas y acantilados
Castillos con siglos de historia, casas de tejados rojos, callejones encalados, acantilados que despiertan el alma y una historia fascinantemente volátil: los pueblos blancos de Cádiz son un tesoro por descubrir, y los mejores pueden visitarse en una excursión de un día en coche.
Los 6 mejores pueblos blancos del noreste de la provincia de Cádiz:
1. Vejer de la Frontera
2. Arcos de la Frontera
3. Grazalema
4. Zahara de la Sierra
5. Olvera
6. Setenil de las Bodegas
En Andalucía hay muchos pueblos blancos, encalados originalmente en el s. XIX para bloquear el sol y para desinfectar, un origen no muy romántico, pero los pueblos blancos de la provincia de Cádiz, y más concretamente los que quedan al noreste, se han ganado el título oficial de ‘pueblos blancos’.
Durante dos siglos, entre las conquistas cristianas de Sevilla en 1248 y el final del emirato musulmán en Granada, en 1492, estos pueblos fortificados vivieron a caballo sobre la siempre cambiante frontera entre cristianos y musulmanes.
1. Vejer de la Frontera, pueblo blanco azotado por el viento
La magia flota en el aire del precioso Vejer, blanco y sobre un risco rocoso 50 km al sureste de Cádiz. Como sus pueblos paisanos ‘de la frontera’, emana fascinación histórica y una tangible influencia árabe. Las puertas de piedra originales y las murallas del s. XV aparecen por el enmarañado casco antiguo, presidido por el castillo árabe restaurado del s. X o del s. XI y por la Iglesia del Divino Salvador, un matrimonio arquitectónico del arte mudéjar del s. XIV y del gótico del s. XVI.
Casco antiguo de Vejer de la Frontera © Milosz Maslanka / Shutterstock
Cerca de la Plaza de España y sus palmeras se encuentra la Casa del Mayorazgo, del s. XVIII, con sus patios llenos de flores y su antigua atalaya. Tras un corto trayecto en coche se llega a Los Caños de Meca, El Palmar y Zahara de los Atunes, con las anchas, doradas, y también ventosas, playas de la Costa de la Luz.
Playa de Zahara de los Atunes en la Costa de la Luz © marcin jucha / Shutterstock
Pero Vejer es también un destino gastronómico poco conocido y el remanso de los hoteles-boutique de Andalucía. Es buena idea visitar el Mercado de Abastos, reformado con ingenio, para tomar un jerez y unas tapas que son, a la vez, clásicas y creativas; saborear la experta cocina marroquí-andaluza en el laberíntico El Jardín del Califa; y catar los ingredientes locales en originales brebajes de temporada en Corredera 55. También es posible mejorar la habilidad culinaria con los circuitos gastronómicos y las clases de cocina de Annie B’s Spanish Kitchen.
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Alojamiento en Vejer de la Frontera
El exquisito hotel-boutique La Casa del Califa, de inspiración marroquí, cuenta con un destacado restaurante.
V… es una hermosura de estilo boutique que combina el diseño cuidado con mobiliario antiguo, y tiene un jacuzzi en la azotea.
2. Arcos de la Frontera, pueblo blanco sobre el río Guadalete
Si hubiera que elegir un solo destino para cumplir el sueño viajero de los pueblos blancos, ese destino probablemente sería Arcos de la Frontera.
El río Guadalete y Arcos de la Frontera © Jose Ignacio Soto / Shutterstock
Extendiéndose a lo largo de un risco escarpado, 75 km al norte de Vejer, el admiradísimo Arcos tiene una historia turbulenta por la que pasó de ser un reino taifa gobernado por bereberes en el s. XI a un baluarte cristiano.
Es agradable pasear por las red de estrechas y evocadoras calles del casco antiguo y visitar la Plaza del Cabildo. Allí se encuentran el lujoso parador, un castillo árabe del s. XI (ahora cerrado a las visitas) y el vertiginoso mirador que da al río Guadalete.
Calles estrechas y blancas de Arcos de la Frontera © TheZAStudio / Shutterstock
Se pueden visitar espléndidas iglesias gótico-barrocas, como la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, y después adentrarse en el animado mundo de los clásicos bares de tapeo andaluces de Arcos. La Taberna Jóvenes Flamencos sirve platos tradicionales en un ambiente contemporáneo entre elementos decorativos inspirados en el flamenco y el toreo.
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Alojamiento en Arcos de la Frontera
La Casa Grande es una mansión del s. XVIII llena de rincones y recovecos situada junto al acantilado. Ofrece siete habitaciones de estilo rústico moderno y tiene una espléndida terraza en la azotea.
Casa Campana es una casa de huéspedes con 600 años de historia y propietarios británicos. Tiene dos habitaciones encantadoras y un apartamento de cinco plazas.
3. Grazalema, pueblo blanco con sabores de montaña
Recostado en las escarpadas laderas verdes del Parque Natural Sierra de Grazalema, 50 km al este de Arcos, el pequeño Grazalema adereza su encanto de pueblo blanco con el aroma de la montaña.
Grazalema, con el Parque Natural Sierra de Grazalema al fondo © Milosz Maslanka / Shuttestock
Hay rutas excursionistas en todas las direcciones, por lo cual Grazalema es la base más popular para visitar el parque natural. Es buena idea subir los 500 m hasta la ermita de El Calvario, en ruinas y del s. XVIII; completar la ruta de El Pinsapar (12 km y 6 h, ida), que pasa entre pinsapos de color verde oscuro; o conquistar la cima más alta de la provincia, El Torreón (1648 m; 3 km o 2½ h, ida).
Los mejores meses para ir de excursión por los senderos de la zona son mayo, junio, septiembre y octubre. Los amantes de la aventura deberían contactar con Horizon si quieren disfrutar de actividades como kayak, barranquismo, espeleología, escalada, rutas guiadas, vías ferratas o parapente.
Los famosos quesos payoyo de Grazalema © joserpizarro / Shutterstock
El pueblo blanco de Grazalema es famoso por su miel, sus quesos de montaña y por las fuentes visigóticas, además de por sus mantas de lana, de las que se puede saber casi todo en el Museo Textil.
El Restaurante El Torreón elabora una cocina de montaña tradicional maravillosa, con quesos locales, chorizo y tagarninas (cardillos), mientras que La Maroma aporta un toque contemporáneo a las tapas de Grazalema.
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Alojamiento en Grazalema
Casa de las Piedras ofrece alojamiento de estilo hogareño con una excelente relación calidad-precio y abundante información sobre las excursiones de la zona.
La Mejorana es una casa de campo decorada con gusto que dispone de nueve habitaciones, mucho color y una piscina.
4. Zahara de la Sierra, pueblo blanco con vistas a un embalse
Situada 17 km al norte de Grazalema, sobre el vertiginoso Puerto de las Palomas, de 1357 m de altitud, Zahara se acurruca alrededor de un risco elevado con vistas a un embalse turquesa.
Zahara de la Sierra vista desde el embalse © Jose IgnacioSoto / Shutterstock
Es uno de los pueblos blancos más bonitos de Cádiz. Sus calles están llenas de buganvilias fucsias, a la sombra de la barroca Iglesia de Santa María de Mesa, del s. XVIII. Por encima se eleva el maltrecho castillo de Zahara, del s. XII, cuya recaptura por parte de la Granada árabe en 1481 espoleó a los cristianos para reconquistar lo que quedaba de la España árabe.
La escarpada Gargante Verde, una de las rutas de la Sierra de Grazalema © Svetlana Bondareva / Shutterstock
Una de las rutas más tonificantes de toda la Sierra de Grazalema –en la escarpada Garganta Verde– comienza 3,5 km al sur de Zahara. Se desciende por una garganta verde de 100 m de profundidad (2,5 km, 1 h) con la única compañía de enormes buitres leonados que sobrevuelan el lugar.
De vuelta a Zahara es buena idea reponer fuerzas con vinos de Ronda y con la imaginativa cocina andaluza de Al Lago.
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Alojamiento en Zahara de la Sierra
Al Lago tiene, además de un magnífico restaurante, seis habitaciones que aportan una chispa de encanto hotel-boutique a Zahara.
5. Olvera, pueblo blanco espectacular sobre olivares
Olvera destaca entre pulcras hileras de olivares en la linde norte del Parque Natural Sierra de Grazalema, 27 km al noreste de Zahara.
Un poco más ‘terroso’ que otros pueblos blancos, antaño fue refugio de bandoleros. Para sumergirse en el pasado de Olvera es buena idea visitar el cimero Castillo Árabe, del s. XII; la iglesia neoclásica de la década de 1840; el Santuario de los Remedios , del s. XVII; y la fascinante Casa de la Cilla, que acoge el Museo de "La Frontera y los Castillos" dedicado a la historia de la frontera y los castillos.
Panorámica de los olivares y la Sierra de Grazalema desde el castillo de Olvera © Pawel Kazmierczak / Shutterstock
Sin embargo la mayoría de la gente visita Olvera por la famosa Vía Verde de la Sierra, de 36 km, la ruta favorita de las 23 antiguas vías ferroviarias en desuso reconvertidas en senderos ciclistas más o menos llanos. Esta ruta serpentea hacia el oeste por viaductos y túneles hasta llegar a Puerto Serrano. Se pueden alquilar bicicletas (12€/día) en el Hotel Estación Vía Verde de la Sierra, en las afueras de Olvera.
6. Setenil de las Bodegas, pueblo blanco con casas-cueva
Y cuando uno ya creía saberlo todo de los pueblos blancos, aparece el soñoliento (pero cada vez más popular) Setenil de las Bodegas, 14 km al sureste de Olvera. Allí no hay acantilados que valgan; para protegerse, la gente antiguamente se escondía en lo más profundo de las cuevas.
Bares y restaurantes en cuevas, en Setenil de las Bodegas © LUC_KOHNEN_Shutterstock
La idea funcionaba tan bien que, en 1484, los cristianos tuvieron que forzar un asedio de 15 días para recuperar Setenil de manos árabes. El castillo del s. XII sigue en pie, igual que muchas de las casas-cueva originales; algunas de las cuales se han convertido en animados bares y restaurantes, sobre todo a lo largo de la plaza de Andalucía y las calles Cuevas del Sol y Cuevas de la Sombra.