Clasicismo y vanguardia encerrados en una ciudad medieval con mucho por ofrecer
Hoy recorremos lo mejor del pasado, del presente y del futuro de esta olla a presión de tendencias y cultura.
Castillo de los Condes de Flandes: nos remontamos a 1180, año en el que el empeño de Felipe de Alsacia por mostrar quién reinaba, cogió toda su forma y esplendor dando vida a este castillo de visita imprescindible en Gante. Riqueza, poder y belleza forman esta magna construcción que desde el siglo XII hasta nuestros días ha sido desde la antigua residencia de los condes de Flandes hasta una prisión en el siglo XVII. Entre sus históricos muros se conserva un museo de las torturas, que, sensibilidades a un lado, se puede y se debe visitar.
El legado de Van Eyck: una de las obras de arte más codiciadas del mundo se encuentra aquí, en Gante; y más específicamente en la Catedral de San Bavón, a donde regresó hace casi medio siglo después de un intenso periplo por el mundo. Estamos hablando del magnífico retablo que los hermanos Van Eyck pintaron en 1432 y que hoy por hoy está considerado todo un hito en la historia del arte. El político sobrevivió las guerras de religión, cayó con Napoleón en manos francesas y hasta fue reclamado en la Segunda Guerra Mundial por los nazis. Afortunadamente, ‘La adoración del cordero místico’, ya está en casa para deleite de nuestros ojos en una visita a Gante.
Belfort: y si acabamos de hablar de uno de los iconos de Gante como es la obra de Van Eyck, no podíamos dejar a un lado otro de los elementos más reconocidos y reconocibles de la ciudad, su campanario. Construido en el siglo XIV mide 91 metros, de ahí que desde su mirador, ubicado a más de 60 metros de altura, se obtengan las mejores vistas de la ciudad. Solitario y majestuoso, este campanario es el símbolo de la autonomía de la ciudad.
Graslei y Korenlei: seguro que si preguntamos a algún local que cuál es su lugar preferido de la ciudad, la gran mayoría confirmarían que es el Graslei. Y es que verdaderamente este puerto medieval rezuma una belleza singular repleta de edificios históricos reflejados en el caudal del río. Este lugar es ideal para pasear o para sentarse a disfrutar de un buen café en cualquiera de las terrazas de la orilla. Casas gremiales como la casa gremial de los Marineros Libres, el Almacén de Trigo… cada casa del Graslei tiene su propia historia, testimonio vivo del florecimiento de la economía gantesa durante la Edad Media. En la otra orilla se encuentra el Korenlei, donde lamentablemente solo se conservan un par de fachadas originales de entre los edificios que lo pueblan. Aún así, tiene también mucho encanto.
Dejando a un lado guerras, campanarios y estructuras faraónicas, nos adentramos ahora en el Gante más vanguardista, repleto igualmente de arte, pero con una tendencia mucho más actualizada.
DOK: cultura, arte, diferentes iniciativas deportivas en una zona entre el viejo puerto y los límites de la ciudad. Aquí, en mitad de un espacio de marcado estilo industrial y portuario, encontramos uno de los hervideros culturales y de tendencias de la ciudad. Aires bohemios resuenan al aire libre dentro de las numerosas iniciativas que se llevan a cabo en este espacio recuperado para conciertos, muestras de arte, cines al aire libre o ingeniosas transformaciones arquitectónicas de contenedores industriales. Aquí, en los antiguos muelles de Gante encontramos la parte de la ciudad más actual, joven, vanguardista y hasta un poco loca. Un lugar de encuentro, una plataforma creativa y un lugar de trabajo, pero también un lugar público con grandes y pequeños eventos para grandes y pequeños, donde todo el mundo es bienvenido. Sí, también los turistas.