El Valle de Aosta, en busca de relax

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Valle de Aosta, Italia

Encuadrada a mitad de camino entre los Alpes italianos y franceses, la región fronteriza del Valle de Aosta disfruta de esa particular riqueza natural de los rincones de montaña que se mantienen firmes en sus tradiciones.

Por eso, su larga tradición de fuentes termales y el cuidado que ponen en su amplia oferta de wellness convierten esta zona alpina de Italia en uno de esos paraísos para aquellos que afrontan las vacaciones con ganas de recobrar fuerzas y recuperarse física y mentalmente.

De entre la inagotable oferta de spas que encontramos en el Valle de Aosta –que, bajo marca propia (Wellness Valle d’Aosta), agrupa doce hoteles y un camping con centros de bienestar–, hay que destacar la privilegiada ubicación de todos estos centros. En estos escenarios alpinos de paisajes enormes y feroces, donde la calma sorprende en cada milímetro, el turismo de bienestar encuentra su hábitat natural.

Las propuestas de salud y wellness de sus centros son inagotables, con tratamientos de aguas con hidromasaje, saunas finlandesas o bañeras con música subacuática. Sin embargo, uno de los tratamientos más recomendables es “Las doce emociones”, que realizan en el Hotel Ad Gallias. Consiste en un agradable juego de luces, colores, aromas y aguas que sabrán activar todos los sentidos de forma sugerente.

Además, el Valle de Aosta cuenta con dos centros termales de tradición centenaria situados a los pies de sus cimas alpinas: las termas de Pré-Saint-Didier y de Saint-Vincent. Y es que el origen de la cultura del bienestar y el relax que identifica esta región italiana y que ha desarrollado toda una industria turística a su alrededor, hay que buscarla en la magia de las termas Pré-Saint-Didier.

Se encuentran ubicadas en un caprichoso enclave, entre dos espectaculares torrentes, y encorsetadas en una gruta de la base de la cascada dell’Orrido. Sin duda, su situación es mucho más que privilegiada, ya que desde sus aguas, en las piscinas exteriores, se puede apreciar esa gran belleza de los Alpes en un entorno natural donde la frondosidad y la riqueza de la vegetación dibujan un paisaje único.

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Al fondo, incluso se observa majestuoso el Mont Blanc para recordarnos que aquellos placeres naturales de los que disfrutamos en unas aguas repletas de propiedades a 37 grados son gracias al carácter alpino y a la magia de la alta montaña. Un centro termolúdico natural que te transporta a otra dimensión de calma y relax.

Texto: Marcos Moreno