Nos hemos montado sobra una bicicleta para recorrer la encantadora brujas, descubrir secretos ocultos tras fachadas medievales y surcar paisajes de suave belleza.
Es la “Venecia del norte”, una ciudad mágica repleta de secretos que desvelar. En bicicleta o a pie te proponemos una serie de ideas que pueden ser claves para desentrañar los hechizos de Brujas. Así como la región donde se emplaza, Flandes, la pequeña ciudad flamenca es un rico arsenal de tesoros a gusto de todo tipo de viajeros que encontraran en ella su Brujas ideal. Lo más fácil es sumergirse y deleitarse con todo lo que ofrece. ¿Preparados?
1. La cerveza es uno de los productos estrella de Bélgica, y Brujas no se queda atrás con su oferta de impresionantes cervecerías. Hace pocos meses vio la luz la Brasserie Bourgogne des Flandes, un restaurante cervecería situado a pie de canal, ambientado como una antigua fábrica de cerveza.
Además del restaurante y bar, se ha querido acercar a los visitantes el fascinante mundo de la cerveza a través de un espacio interactivo museizado donde se explica con detalle la tradición y el proceso de elaboración de las deliciosas cervezas brujenses. Aprenderás, entre otras cosas, que la primera cerveza del mundo se elaboró en Brujas... o al menos eso se cuenta por aquí.
2. Regálate un viaje por los sabores de la gastronomía flamenca en uno de los restaurantes más de moda de la ciudad, el Rock Fort. El paisaje excepcional de este restaurante, a pocos metros del canal Groenerei, es solo la antesala del delicioso y poético menú elaborado a base de productos locales de primera calidad ejecutados con gran maestría por los talentosos Hermes Vanliefde y Peter Laloo, encargados de dar vida al moderno restaurante. El espacio cuenta, además, con un bar donde degustar refrescantes cócteles.
3. La bicicleta es la reina de las calles de Brujas y de sus entornos. Merece la pena aprovechar al máximo las posibilidades de este transporte siguiendo alguna de las rutas guiadas de The Pink Bear. Mike es la guía que lidera la agradable visita cicloturista por la ciudad y por sus apacibles entornos que culmina en la bonita localidad de Damme. Déjate mecer por los pedales y sigue el rumbo de estas bonitas rutas guiadas.
4. En bicicleta podemos recorrer también las adoquinadas calles de Brujas. Desde la plaza del Burgo (un antiguo fortín flanqueado hoy por los singulares edificios del ayuntamiento y la basílica de la Santa Sangre) hasta la gran plaza del Markt, la plaza Mayor, testigo del pasado de Brujas como núcleo comercial europeo. En la actualidad acoge el Hallen, el antiguo mercado hoy reemplazo por un mercado semanal que se celebra cada miércoles.
5. La tradición comercial de Brujas se remonta a la Edad Media, cuando la perla flamenca era una capital europea de primer orden. Ese pasado comercial ha llegado hasta nuestros días con bonitas tiendas donde ir de compras es un auténtico placer. Si lo que buscas son joyas, un emplazamiento excepcional es la joyería Kingin, regentada por Nathalie y Nikolaas, una pareja emprendedora que sabe transformar el oro, la plata y las piedras preciosas en auténticas piezas de arte. Oro (en japonés kin) y plata (gin en el mismo idioma), los metales básicos, se unen en el nombre de esta tienda que es a la vez el taller y la vivienda de estos artistas joyeros.
6. La conocida escuela de pintura flamenca ocupa también un lugar privilegiado y generoso en diversos museos de la ciudad. Embébete de los primitivos flamencos en el Groeningemuseum con obras maestras de la edad dorada, el siglo XV, como Jan van Eyck o Memling y haz un repaso de la historia del arte belga recorriendo todas sus salas.
7. Merece la pena alojarse en un hotel que nos traslade al pasado de la ciudad, y, en este caso el hotel Navarra, en pleno centro de la ciudad, es uno de los establecimientos más clásicos, elegantes y reputados de Brujas. Conecta con la historia en este edificio del siglo XVII, reconvertido en un cómodo hotel boutique donde se puede disfrutar de un pequeño jardín y de un acogedor jazz bar, un local idóneo para terminar con buena música las románticas veladas flamencas.
8. Dejarse mecer por el ritmo pausado de los canales de Brujas es una manera distinta y apacible de conocer la ciudad desde sus entrañas. Las embarcaciones surcan sus aguas para acercarse a rincones de singular belleza inaccesibles a pie. Hay cinco embarcaderos que ofrecen paseos de media hora por la Brujas de los canales, de marzo a mediados de noviembre.
9. Goza de un buen concierto de música clásica, jazz o teatro en el Concertgebouw, la gran sala de la cultura brujense situada en la populosa plaza ‘t Zand. Como un gran templo de luz que brilla de día y de noche al ser iluminado, el edificio es una propuesta moderna con un interior que se aleja de los teatros clásicos para mostrarse como un gran auditorio de diseño con una acústica perfecta. Escoge entre la amplia oferta de espectáculos programados durante todo el año.
10. El chocolate es el otro gran protagonista de Bélgica, junto con la cerveza, de las calles de Brujas. Una buena manera de adentrarse en la historia de este producto de origen colonial es visitar el museo del chocolate Choco Story. La sala abre sus puertas para contar de manera amena e ilustrativa la trayectoria del cacao desde los mayas, pasando por la época de la conquista española, hasta la actualidad. Propone una ruta alternativa de búsqueda y descubrimiento especialmente pensada para ellos y se hacen degustaciones de bombones elaborados en el mismo museo. Una visita ideal para toda la familia.