Córcega, el Mediterráneo tal como lo imaginamos

© Jordi Graells Clemente
Îles Sanguinaires, Córcega, Francia

Lo mejor de Córcega

Anclada en el Mediterráneo, entre Francia e Italia, Córcega pasa desapercibida. ¿Cómo es posible, si a primera vista lo tiene casi todo? Playas de ensueño, magníficas ciudades y pueblos llenos de historia, una oferta gastronómica con lo mejor de la cocina francesa y de la italiana, y un interior lleno de propuestas para la aventura.

Acantilados de Bonifacio

A Bonifacio lo llaman el “Gibraltar corso” porque cuelga de espectaculares acantilados de caliza blanca, tallados por el viento y las mareas, que abrigan calas y mágicas playas. Visto desde la cubierta de un barco es realmente impresionante.

Réserve de Scandola

Declarada por la Unesco Patrimonio Mundial al mismo tiempo que las calas de Piana y el golfo de Girolata, la Réserve Naturelle de Scandola debe parte de su belleza a su aislamiento, que la ha mantenido a salvo de los promotores inmobiliarios.

Solo se puede llegar por mar o a pie desde Girolata y ofrece unos paisajes realmente excepcionales y unos fondos marinos de gran biodiversidad.

Calvi y su ciudadela

Al pie de la ciudadela, el puerto deportivo de Calvi es uno de los grandes polos de atracción turística de la isla, presidida por la fachada rosa intenso de la iglesia de Sainte-Marie-Majeure, que se alza por encima del puerto y añade una nota de alegría a la foto típica. Su muelle está lleno de cafés y restaurantes con terrazas que conviven con los yates.

Paisajes de Cap Corse

Los paisajes salvajes de Cap Corse, son una isla dentro de esta isla cruzada por una cresta montañosa. Con sus torres genovesas, sus puertos deportivos y pesqueros, sus pueblos colgados y sus “casas de americanos”, Cap Corse es una etapa imprescindible en la visita.

Las Aiguilles de Bavella

Las Aiguilles (agujas) de Bavella se yerguen en el boscoso macizo de Alta Roca, uno de los parajes más hermosos de la montaña corsa. Estas sorprendentes puntas de pórfido rojo talladas por la erosión culminan a 1596 m. No son las más altas, pero, sin duda, sí las más espectaculares. Una naturaleza tan fascinante que se llega a olvidar la presencia humana.

Travesía por el GR®20

Un auténtico mito para los senderistas. El GR®20 atraviesa la isla en diagonal, de Calenzana a Conca, y ofrece otra perspectiva de la geografía corsa, casi aérea y decididamente montañosa, aunque la costa se deja ver con frecuencia en el horizonte. Flirteando con las cimas, buscando siempre la dificultad, este itinerario de altos vuelos está reservado a los caminantes curtidos. Los demás pueden disfrutar con los paseos y los senderos menos deportivos como los Mare a Mare® y Mare e Monti®.

Playas de Lodo y de Saleccia

Entre Saint-Florent y la desembocadura del Ostriconi, el Désert des Agriates desvela un paisaje árido de maquis quemado por el sol del que emergen bajas montañas de color calizo. Alberga dos auténticas joyas engarzadas en su litoral: las playas de Saleccia y de Lodo. Accesibles sobre todo en barco, son simplemente sublimes.

Submarinismo y ‘snorkel’ en las Îles Lavezzi

Último bastión de tierra corsa antes de Cerdeña, las islas Lavezzi  brindan la ocasión de una plácida travesía de un día hasta este pequeño paraíso protegido entre el cielo y el mar. Ideal para practicar snorkel. Excepto Île Cavallo, refugio de la jet-set, las Lavezzi son accesibles desde el puerto de Bonifacio.

Pueblo de Pigna

Colgada en las montañas de Balagne, esta aldea debe su renovación, desde la década de 1970, a un alcalde dinámico y a un puñado de artistas y artesanos que le han dado un nuevo impulso. Ceramistas, escultores, pintores, lutieres, músicos... La visita al pueblo es un homenaje a la cultura tradicional corsa. Pigna sería un serio aspirante al título de pueblo más hermoso de Córcega.

Torres genovesas

Si bien los genoveses dejaron un recuerdo doloroso, también procuraron a Córcega uno de sus elementos patrimoniales más distintivos: decenas de torres de vigilancia, redondas o cuadradas, de unos 15 m de altura. Construidas para prevenir los ataques por mar, servían como medio de comunicación gracias a un sistema de hogueras visibles de una a otra torre. En la Île-Rouss, la torre de la península de la Pietra es una de las 67 visibles todavía en Córcega, de las 85 construidas en época genovesa. Las torres de Porto, Camomoro y Santa Maria están también entre las más hermosas.

Playas de Porto-Vecchio

En las cercanías de Porto-Vecchio, sobre todo, los golfos y las playas se suceden con su arena blanca y su agua turquesa. La idílica playa de Palombaggia, es una larga cinta de arena blanca flanqueada por pinos de un verde brillante, festoneada de rocas blancas y bañada por un mar transparente. Es la más valorada del sur de Córcega. Acurrucada en una magnífica bahía circular de arena blanca, rodeada de pinedos, la playa de Rondinara está protegida de los vientos y atrae a muchos veraneantes en temporada.

Ajaccio

Convertida en la primera ciudad de Córcega gracias a un decreto de su más famoso hijo, Napoleón Bonaparte, Ajaccio tiene sus encantos, como su atmósfera sosegada, su Museo Fesch (indudablemente el más hermoso de la isla) o sus restaurantes, pero sobre todo, un magnífico frente marítimo, una larga playa, la de Ricanto, y las Îles Sanguinaires.

Baños en las pozas de río

¿Quién ha dicho que los baños debían limitarse al mar? La isla está surcada por decenas de ríos cuyas frescas aguas son una auténtica gozada en verano, cuando la costa está a tope de gente. En el valle del Manganellyy del Restonica los ríos están festoneados por magníficas pozas, auténticas piscinas naturales, muchas veces accesibles en cortos paseos o haciendo senderismo.

Yacimientos arqueológicos de Cauria

La región de Sartène alberga los vestigios de ocupación humana más antiguos de la isla. Aunque no se sabe cuál era su función ni su simbolismo, los dólmenes y los alineamientos de menhires de la meseta de Cauria merecen una visita por su particular atmósfera. El dolmen de Funtanaccia, el mayor testimonio megalítico de Córcega, de unas 15 toneladas de peso, habría sido erigido hacia el 4000 a.C. Los menhires de Stantari, cerca de allí, merecen también una visita.

La austera Sartène

Sartène, “la más corsa de las ciudades corsas” según Prosper Mérimée, se alza sobre un esperón rocoso con sus impresionantes mansiones de granito oscuro, unidas por pasarelas, callejuelas y pasajes abovedados. También se ve desde allí, a lo lejos, el Golfe du Valinco

Bastia

La iglesia de Saint-Jean-Baptiste, con su imponente fachada barroca dominando el puerto viejo, es la imagen más famosa de Bastia. Anárquica, mediterránea y popular, su auténtico corazón es el puerto viejo en el que se juntan turistas y autóctonos sobre el fondo de las coloridas fachadas.