Montenegro, un paraíso en el Adriático
En la costa adriática se encuentra escondido Montenegro, un pequeño paraíso. Ubicado entre Croacia y Albania, Montenegro es un país balcánico que no deja indiferente gracias a sus montes, su arquitectura, sus playas, sus ciudades medievales amuralladas y mucho más.
Hace algunos años que ciudades como Podgorica, Budva, Sveti Stefan y Kotor resuenan en los planes de vacaciones o escapadas de varios viajeros. No cabe duda de que Montenegro se ha convertido en un destino a tener en cuenta, donde muchos rincones aún permanecen inexplorados, y justamente en esto reposa su belleza.
Este maravilloso destino esconde diversas propuestas, desde descubrir su sorprendente interior montañoso y la belleza natural de cañones, bosques, ríos, lagos y glaciares hasta deambular por sus pequeños pueblos amurallados a la orilla del mar para disfrutar de playas y calas de ensueño. Un claro ejemplo de esta belleza natural es la bahía de Kotor, donde se erige un pequeño pueblo fortificado situado en otra bahía cercana al monte Lovćen.
En medio de acantilados de roca caliza y aguas cristalinas se halla Kotor, una perfecta postal del Adriático cuyo atractivo ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su belleza natural puede admirarse tanto por tierra como por mar porque ningún detalle dejará indiferente.
Cómo descubrir Kotor en 48 horas
Día 1
Kotor es uno de los destinos más populares de Montenegro y, si bien es un pueblo pequeño a la hora de recorrerlo, su belleza es inabarcable:
Casco antiguo de Kotor
Recorriendo el casco antiguo de Kotor se descubre un ambiente muy activo tanto por sus tiendas de artesanía y restaurantes donde degustar la gastronomía típica del lugar, como también por los espectáculos de danza regional callejera que animan cada rincón de la villa.
De sus calles angostas y medievales emergen edificios históricos donde conviven ruinas romanas y diversos estilos arquitectónicos como el gótico, renacentista y barroco. Ejemplos de esta diversidad son la catedral de San Trifón del s. XII, la iglesia de San Lucas del s. XII o la iglesia de San Nicolás del XVI; destacan también palacios emblemáticos como el Palacio Grubonja, la casa Drago, el Palacio Ducal y el Palacio Bizantidel (ambos del s. XVII). Tanto el Teatro Napoleón (s. XIX) como la plaza de Armas y la Torre del Reloj, levemente inclinada debido a diversos terremotos, son puntos imprescindibles cuando se recorre Kotor.
Fortaleza de San Juan y murallas de Kotor
Kotor es una ciudad amurallada por lo que visitar la Fortaleza de San Juan se convierte en una parada obligatoria. Ubicada en el Monte de San Juan, desde donde se admira toda la ciudad y gran parte de la bahía de Kotor, se erige un complejo de murallas y fortificaciones que dejan constancia de la importancia defensiva que tuvo esta zona en su época.
A través de un camino zigzagueante, que lleva de 45 minutos a 1 hora, se llega hasta la cima del monte donde no sólo se encuentra la Fortaleza de San Juan (a 200 metros de altura sobre la ciudad) sino también otro punto de interés: una pequeña iglesia ortodoxa del s. XVI denominada iglesia de Nuestra Señora de la Salud donde se puede tomar un descanso y seguir camino hacia la cima. Las mejores fotos, sin lugar a dudas, se obtienen desde las alturas de las murallas de la Fortaleza de San Juan.
Bahía de Kotor
La bahía de Kotor es lo más parecido a un fiordo que puede encontrarse en el Mediterráneo, por ello también es conocida como el fiordo de Kotor. Una postal inolvidable y bellísima de esta zona se obtiene desde el mar, es decir, a través de un crucero o barca entrando en la bahía que coincida con el atardecer.
Tanto si es por agua o por tierra, la bahía de Kotor no deja indiferente a ningún viajero. Se puede subir una barca para recorrer las distintas ensenadas que la forman o bien es posible recorrerla a pie hasta llegar a Dobrota (alrededor de 5 km.) y volver a Kotor subiendo a la línea azul de autobús local.
Si bien Kotor no destaca por sus playas por ser en su mayoría de piedra, se puede disfrutar del buen tiempo playero en alrededores como la playa de Ulcinj, lindando casi con la frontera albanesa, o la de Sutomore; o bien las playas de Orahovac y Ljuta, de camino a Risan.
Se puede terminar el día cenando en los restaurantes ubicados en la costa para degustar cualquier plato típico a base de marisco y pescado como la ensalada de pulpo, patatas, olivas y salsa de ajo (Salata od Hobotnice) o una salchicha a la brasa con col y cebolla picada (Ćevapi). La cerveza Niksic® que tiene la como particularidad el estar fabricada con agua de montaña ¡es deliciosa! Sin dudas, la mejor manera cerrar el primer día en Kotor.
Día 2
Tras recorrer Kotor es una buena idea visitar alguno de los pueblecitos con encanto que rodean la ciudad:
Perast
Este pequeño pueblo marítimo ha sido un enclave importante desde hace mucho tiempo, y así lo demuestran sus impresionantes palacios e iglesias que datan de los ss. XVII y XVIII. Desde esta villa se puede acceder a barcas turísticas que navegan por aguas cristalinas y con las que se llega a las pequeñas islas de Gospa od Skrpjela (Nuestra Señora de las Rocas) y Sveti Djordje (Isla de San Jorge).
La primera de estas islas es la única artificial en el mar Adriático y en ella se encuentra la iglesia barroca de San Nicolás del s. XVII y accesos a impresionantes panorámicas y acantilados de la bahía. Lo curioso de esta isla es que está formada a base de piedras y restos de barcos hundidos transportados por viajeros, tal es así que dicen que los marineros en el s. XV tenían la costumbre de dejar una piedra en la isla cada vez que volvían de sus viajes. La creación de la isla cuenta con una tradición propia que se celebra cada 22 de julio y lleva por nombre “Felsenwerfens”. Este día la gente arroja al mar piedras colaborando con la amplitud de la superficie de la isla.
Si bien la isla de San Jorge (Sveti Djordje) no puede visitarse por ser de propiedad privada, se puede admirar desde una barca su monasterio benedictino del s. XII rodeado de frondosos cipreses. También conocida como “la isla de los capitanes muertos” por albergar un cementerio donde se enterraban sacerdotes, marineros y nobles, lo que hace que su disfrute resulte algo inquietante.
Risan
Una vez que se ha recorrido Perast, se puede seguir por la carretera hasta llegar a Risan, la ciudad más antigua a lo largo de la orilla de la bahía de Kotor. Al igual que otras ciudades como Pompeya (Italia) y Volubilis (Marruecos), Risan ha sido excavada y descubierta en 1930, lo que convierte su visita en un verdadero reto arqueológico.
El encanto de esta ciudad reside en su villa romana y los mosaicos del s. II que se encuentran en un complejo arquitectónico de siete habitaciones. El suelo de mosaico está realizado con diferentes patrones geométricos y florales, y destaca especialmente la representación del dios de los Sueños: Hypnos.
Explorar el ignoto norte de Montenegro