4 destinos para escapar este otoño

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Marrakech, Marruecos

Viajes de otoño

Te proponemos tomarte un respiro y organizar un viaje a estos cuatro lugares que durante los meses de otoño están en su momento más atractivo.

Borgoña, Francia 
Borgoña (Francia)

El color borgoña es un color otoñal, un rojo desleído que combina a la perfección con los ocres que tiñen ahora los campos de esta comarca vinícola del centro de Francia. Las bodegas de la zona tienen aún reciente la vendimia y ofrecen sus vinos jóvenes en su máximo esplendor y sus paisajes en su más melancólico amarillo. El otro gran atractivo otoñal que espera al visitante es el canal de Borgoña, que conecta los ríos Yonne y Saona. Habilitado para transportar el vino, sus 242 kilómetros de longitud ahora son un medio original de desplazarse entre las localidades con más historia. Es el caso de Dijon, la ciudad de los mil campanarios. Como donde hay vino siempre hay buenos diezmos, los viajeros se encuentran en Borgoña con una espectacular muestra de castillos y monasterios como el de Ancy-Le-Franc o la basílica de Vézelay, clasificada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. O la propia fachada de Notre Damme, en Dijon, que cuenta con 50 gárgolas. Otras localidades y enclaves que deben incluirse en una ruta por Borgoña son Sens, donde se encuentra la catedral gótica más antigua de Francia, y la ciudad medieval de Auxerre.

Tanger, Marruecos
 
Tánger (Marruecos)

Huir del frío y refugiarse en una Tánger que ya ha dejado atrás el calor extremo ofrece atractivos como descubrir con calma la ciudad blanca que fascinó a artistas como Matisse o Paul Bowles. Situada en el extremo norte de Marruecos y bañada por el Atlántico y el Mediterráneo, cuenta con una medina a la vez portuaria e interior y con una Ville Nouvelle erigida por los europeos en el siglo XX. Ambas caras muestran el carácter cosmopolita de una ciudad que, al igual que otros enclaves costeros de Europa, tiene una historia milenaria de conquistas y mezcla de civilizaciones, en la que la huella portuguesa es la más marcada de muralla para adentro. La medina, más allá de los zocos, ofrece multitud de callejuelas, bazares, cafetines donde descansar y ver pasar el tiempo, así como encantadores riads donde alojarse en estancias de marcado tono exótico.

Catania, Italia
 
Catania (Italia)

Es una bonita ciudad de estilo barroco, 2.700 años de historia, catalogada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad junto con el Val di Noto que la rodea. Por ella pasaron griegos, romanos, árabes, normandos y españoles para crear una fusión de culturas que cristaliza en un activo centro urbano situado entre el volcán Etna y el Mediterráneo. El barroco de Catania es llamativo por lo dramático y ostentoso: estatuas de oro, guirnaldas que adornan pilares, columnas que sustentan la grandeza de los monumentos… El mejor ejemplo de todo ello está en todo lo que rodea la Piazza del Duomo, especialmente en la Fontana del Elefante, símbolo de la ciudad y punto de entrada a la Vía Etnea, la principal arteria comercial de Catania y el mejor destino para pasear y comprar. A pocos pasos está la desmedida catedral de Santa Águeda y un poco más lejos las plazas de Stesicoro (la del mercado principal) y Piazza Teatro, el lugar de
reunión de la gente más joven, con su Teatro Massimo. Para complementar la visita a Catania hay que acercarse a Taormina, un ejemplo de la Sicilia que enamoró a Francis Ford Coppola. Taormina apenas ha cambiado desde el medievo y que, encaramada a una montaña, ofrece unas extensas vistas de la isla.

Tysfjord, Noruega
 
Tysfjord (Noruega)

Es cierto que la fama se la llevan las intensas auroras boreales, pero también los fiordos, las orcas y la población sami convierten al entorno de Tysfjord, en Noruega, en un destino de lo más apetecible en otoño. Situada en el sur de la región de Ofoten, a 250 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico y limitada por largos y profundos fiordos y altas montañas, este municipio se considera el corazón de la cultura nativa. Es el único lugar donde en las instituciones se habla sami y cuenta con 2.000 habitantes bilingües. Para conocer a fondo toda esta riqueza cultural única, pero sobre todo para descubrir las huellas de la actividad humana en la zona desde la llegada de los primeros samis, los visitantes disponen del Museo Tyjsfjord. Pero otra razón para visitar Tysfjord durante este mes es el inicio de los safaris de orcas, las ballenas asesinas, que llegan a la zona siguiendo los bancos de arenques que aparecen por miles en el área del Vestfjorden. Todo un festín que ofrece al viajero numerosas oportunidades para avistar orcas.