Ideas para viajar a Portugal y Francia en otoño
El otoño es época de vendimia y de viajes sin multitudes. En octubre el tiempo suele acompañar tanto en Portugal como Francia así que es un buen momento para escaparse a descubrir grandes regiones vinícolas como son las de Oporto y el Douro, y la Champaña así como recorrer la ruta cátara en Languedoc-Rosellón, además de disfrutar también sus vinos.
1. Viajar a Oporto y el Douro, Portugal, para flotar por el Douro de la forma más embriagadora
El valle del Douro es el padrino de la producción de vino. Catalogado por la Unesco por su precioso paisaje vitivinícola, es una de las regiones vinícolas más antiguas del mundo: el sistema portugués de Denominação de Origem Controlada (DOC) ya certificaba la procedencia del vino 200 años antes de que los franceses iniciaran su AOC.
Una salida en barco por el río Douro (Duero) permite admirar los paisajes rurales, fabulosos en otoño, cuando el sol aún calienta y las uvas maduras se tornan doradas. Se pasa por los tradicionales rabelos (barcos de carga), pueblitos recubiertos de azulejos y muchas quintas (bodegas) que ofrecen catas.
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En las colinas de la desembocadura del Duero se halla la histórica Oporto, establecida por los romanos y ahora la segunda ciudad más grande de Portugal. El antiguo barrio de Ribeira, con sus calles estrechas, es de visita obligada, así como Vila Nova de Gaia en la orilla opuesta, repleta de casas de vino de oporto.
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Plan de viaje:
Se pasan unos días en Oporto antes de hacer un crucero de una semana a Vega de Terron, en la frontera española y a 2 horas por carretera de Salamanca.
Los mejores sitios del valle del Douro no están junto al río; desde los embarcaderos hay que seguir por carretera. Un tren circula por el valle.
Los secretos mejor guardados de Oporto
2. Viajar a la Champaña, Francia, para probar espumosos de pequeños productores
Para vivir un otoño efervescente, hay que ir a la Champaña. Esta región cubierta de viñas en el norte francés es fabulosa en octubre, sobre todo para combinar catas de las marcas de renombre, Dom Pérignon, Krug y Taittinger, con visitas a bodegas boutique.
La vendimia debería haber acabado, y los enólogos independientes de viñedos diminutos pero interesantes tienen tiempo para las visitas. Además, los colores van cambiando y dejan campos llenos de fantásticos tonos óxido y dorados.
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La Champaña tiene cinco regiones principales. La histórica Reims, con su magnífica catedral y basílica, es la mejor base para la Montagne de Reims, donde se pueden probar champanes con cuerpo. En Épernay, acurrucado en las cubiertas de viñas al sur, se puede caminar por Avenue de Champagne y explorar el Vallée de la Marne y la Côte des Blancs, donde predomina el chardonnay. Desde Troyes, la antigua capital de la Champaña-Ardenas, se accede a los viñedos menos conocidos de Aube y Côte de Sézanne.
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Plan de viaje:
Reims está a 45 minutos en tren de París; Épernay, un poco más al sur. Conducir entre bodegas no es ideal; váyase en taxi o en un circuito guiado.
Hay que desayunar bien; las catas pueden empezar a las 10.00 y se puede estar bebiendo todo el día. Los circuitos y catas por bodegas se deben reservar.
3. Viajar a Languedoc-Rosellón, Francia, para visitar castillos sin multitudes
La región de Aude del Languedoc, entre el Mediterráneo y los Pirineos, es una divina mezcla de bosques, lagunas, picos, cuevas, castillos cimeros e historia escalofriante: fue donde, en la Edad Media, los cátaros heréticos se escondieron (en última instancia, sin éxito) de la persecución papal. Es un relato macabro, pero una razón fascinante para un viaje por carretera, en bicicleta o a pie por el País Cátaro, sobre todo en octubre, cuando hay menos turistas.
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Entre Port-la-Nouvelle, a orillas del Mediterráneo, y Foix, en las tierras altas, el paisaje acoge afloramientos de piedra caliza, laderas cubiertas de viñedos, pastos altos, barrancos y antiguos castillos cátaros: las ruinas de Quéribus sobre un pico, Roquefixade al borde del acantilado, el fuerte con forma de proa de Peyrepertuse y el poderoso Montségur donde, en 1244, los cátaros presentaron su última resistencia. También es imperativo visitar las torres de ensueño de Carcasona.
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Plan de viaje:
Hay aeropuertos en Nimes, Montpellier, Carcasona, Perpiñán y Béziers; Nimes está a 3 horas en tren de París. Se necesitan 12 días para cubrir a pie los 250 km del Sentier Cathare (ruta de los cátaros); cinco en coche.
Languedoc-Rosellón es la mayor región vinícola del mundo. En Aude, hay que buscar Blanquette de Limoux, el espumoso más antiguo, que se elabora desde el s. XVI.
Misterios y leyendas en la ruta de los cátaros
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