Desconexión, turismo activo, gastronómico o simplemente porque siempre apetece viajar
Cualquier excusa es buena para meter un par de tejanos en la maleta con un calzado cómodo e irse de viaje. No necesitamos nada más si lo que tenemos ante nosotros es un fin de semana largo con muchas ganas de pasarlo bien. Hoy os proponemos tres escapadas pensadas para salir volando en el mes de mayo.
La Rioja: En la tierra con nombre de vino no encontraremos grandes artificios turísticos. Se trata de un destino sincero y sencillo como el carácter amable de los riojanos, como su gastronomía y por supuesto, cómo no, su afamado vino. La riqueza de La Rioja no reside en los grandes lujos, sino en lo próspero, bello y cálido de sus pueblos y sus gentes que hacen que te sientas como en tu propia casa durante todo el tiempo que dure tu ruta por esta Comunidad. Sin duda, el origen de la misma debería ser por Logroño, su capital, una ciudad donde parece que nunca pasa nada, pero donde se cuecen muchas cosas, y nunca mejor dicho. Su famosa calle Laurel es uno de los recorridos gastronómicos más importantes de nuestro país, y verdaderamente nadie debería abandonar La Rioja sin haber degustado característicos pinchos como las ‘bravas del Jubera’ o un ‘champi del Soriano’, grandes clásicos de esta calle.
La Provenza: El hermosísimo ‘jardín de Francia’ luce durante los meses de primavera más bonito, si cabe, con sus interminables campos de lavanda, sus almendros en flor y su impresionante legado histórico. Un buen puñado de estrellas Michelin y alojamientos de verdadero ensueño dan la bienvenida al viajero más sibarita formando una experiencia plagada de encanto que todo el mundo debería vivir al menos una vez en la vida. Y es en el encantador pueblo de Mazan uno de los mejores lugares donde hacer realidad este sueño provenzal, paseando por sus empedradas y estrechas calles, acudiendo a su mercado semanal a comprar un buen puñado de quesos y pan y durmiendo plácidamente entre los muros de un antiguo castillo que perteneció al Marqués de Sade, hoy convertido en un encantador hotel de lujo en la Provenza, el Chateau de Mazan.
Cádiz: De vuelta en España, la coqueta ‘tacita de plata’, como es conocida popularmente la ciudad de Cádiz es siempre es una buena idea. La ciudad de la luz transparente, los atardeceres mágicos en la Caleta, el aroma Atlántico y el sonido de los pitos de Carnaval cuenta además desde hace unos años, justo por el Bicentenario de la Constitución de 1812, con un nuevo miembro en su familia de imprescindibles, el Café Royalty. El único café romántico de Andalucía, y casi de Europa, es una firme apuesta por el patrimonio, la historia y la gastronomía para este local único, un lugar singular recuperado con mimo de su triste letargo de casi 100 años. Atravesar las modernistas puertas del local es en sí misma una experiencia, puesto que basta poner un solo pie dentro del Royalty para visualizar a literatos, intelectuales, políticos, músicos y artistas de la época embelesados en sus particulares debates y tertulias en este singular local con vistas a la coqueta plaza de la Candelaria. Pero no solo en el Royalty encontramos el argumento perfecto para organizar un viaje a Cádiz, la kilométrica playa de la Victoria, el legado histórico y cultural de la ciudad y, cómo no, los ‘chicharrones’ del Casa Manteca son otras de las perfectas excusas para viajar a Cádiz.