Construida en 1832 y adquirida tres años después por el comerciante Seabury Tredwell, esta mansión de ladrillo rojo sigue siendo el ejemplo más auténtico de casa de estilo federal de todo Nueva York.
Destaca tanto por ser un vestigio del pasado comercial de la ciudad como por su lujoso mobiliario del s. XIX, que abarca desde sus lámparas de araña de bronce a gas y las repisas de mármol de sus chimeneas a elegantes sillas, todo ello atribuido al reputado diseñador de muebles Duncan Phyfe. Hasta las campanas de servicio de todas sus plantas siguen funcionando en la actualidad.
Desde el 2014, un grupo de activistas lleva oponiéndose a la construcción de un hotel de ocho plantas junto a la Merchant’s House, por miedo a que dañe los cimientos de este histórico edificio. Su categoría como monumento protegido municipal, estatal y federal ha contribuido a que se dicte una orden judicial en virtud de la cual los promotores no pueden construir por encima de seis pisos. Sin embargo, para los activistas se trata de una victoria a medias y es por eso que siguen luchando por garantizar que no se construya nada en las inmediaciones. Si los constructores llegaran a salirse con la suya, el museo podría cerrar durante al menos dos años debido a las obras.
Sala de servicio. © Serge Yatunin /Shutterstock.
Muchos creen que la mansión está encantada por el fantasma de Gertrude Tredwell, la hija menor de Seabury y última residente de la casa, quien, según dicen, ha llegado a aparecerse de noche en algún evento público. De hecho, durante un concierto de San Valentín celebrado hace unos años, varios asistentes aseguraron ver la sombra de una mujer acercarse a los intérpretes para, acto seguido, sentarse en una silla del salón. Como no podría ser de otra manera, el museo ofrece inquietantes circuitos nocturnos (por lo general, una vez al mes, salvo en diciembre), además de charlas, eventos especiales y circuitos históricos a pie de NoHo.
Véase la web para más detalles: Merchant's House Museum