10 preguntas (y 10 respuestas) básicas
Decía Aristóteles que hay tres tipos de hombres: los vivos, los muertos y los que van al mar. Si somos de estos últimos y además queremos probar nuevas fórmulas para recorrer el mundo… ¿Por qué no probar el “barcoestop”? En realidad se lleva practicando desde hace siglos, ya que se trata de encontrar una plaza en una embarcación a cambio de ayudar trabajando a bordo y/o de pagar una pequeña cantidad para navegar hasta el destino deseado. La biblia del viajero, de Lonely Planet, nos cuenta todos los detalles para embarcarnos en este tipo de turismo.
1. ¿Qué es el “barcoestop”?
Consiste en un intercambio de servicios entre el capitán de un barco y un viajero que desea hacer un trayecto determinado, en la mayoría de los casos en pequeños yates a motor o a vela (chárteres, privados o traslado de embarcaciones).
Lo más importante (y complicado) es encontrar un capitán que pueda aceptarnos a bordo de su embarcación, lo que puede requerir tiempo, según la experiencia y la estrategia utilizada. La segunda etapa consiste en navegar hasta el destino, sea como tripulante o como invitado. En la mayoría de casos, el “barcoestop” consiste en intercambiar la plaza por servicios.
Hacer “barcoestop” es en cierto modo convertirse en marinero interino, pero ante todo entrar en una cultura de la que hay que aprender los códigos y las reglas.
2. ¿Qué ventajas tiene el “barcoestop” para un viajero?
Lo primero es que es una forma de viajar barata, ya que el pasajero suele pagar solo la comida y el agua. También es posible que le pidan una tarifa fija por día o, por el contrario, que le paguen. Hay que tener en cuenta, por último, que algunos trayectos en “barcoestop” pueden requerir la adquisición de material específico (calzado, pantalón, chaqueta, etc.) que se debe prever en el presupuesto.
Hay también ventajas para quienes se preocupan por el medio ambiente: el principio del autoestop es llenar las plazas vacantes de un medio no optimizado. El impacto ecológico es, pues, nulo desde el punto de vista del “barcoestopista”. El barco es un microcosmos que reproduce nuestro mundo, con sus recursos, sus habitantes, sus desperdicios, su gestión de la energía y el trabajo que requiere. Es una manera única de tomar conciencia del mundo en el que se vive a escala reducida.
En tercer lugar, hay ventajas personales para el que lo practica: pasar un tiempo en un velero es una ocasión excepcional para encontrarse con el silencio, la tranquilidad (si el capitán no grita demasiado) y además aprender un montón de cosas: navegación, pesca, cocina, astronomía, a observar las nubes, meteorología, una lengua extrajera, un instrumento de música, etc.
3. ¿Qué aspectos legales tendremos que tener en cuenta?
Como en cualquier viaje, tenemos que considerar el tema de los visados: hay que comprobar bien las condiciones de entrada al país de destino. Los miembros de la tripulación están bajo la responsabilidad del capitán y deben quedarse en el barco hasta que no sean aceptados en el país.
Antes de embarcar conviene comprobar nuestra propia póliza de seguro de viaje (si la tenemos) y la del barco: ¿hay cobertura en caso de accidente en el mar?
4. ¿Qué podemos aportar a bordo?
La vida en un barco tiene muchos aspectos y cualquier “barcoestopista” podrá contribuir con su ayuda. Tenemos que plantearnos: “¿qué habilidades puedo aportar en un barco?”. Hay cuatro puntos en los que un capitán puede valorar la ayuda del “barcoestopista”: maniobras, cocina, guardias y mantenimiento. Aparte de las maniobras, que requieren entrenamiento pero cuya base se aprende enseguida, las tareas están al alcance de cualquiera. No se precisan estudios largos ni diplomas especiales.
La buena noticia es que todo el mundo puede aportar su ayuda en un velero; la mala, que algunos capitanes solo trabajan con tripulantes que tengan una buena experiencia del mar. Pero tampoco tenemos que desanimarnos: los marineros novatos también están muy solicitados por su motivación y su flexibilidad. Solo se trata de demostrar que se tienen las cualidades y las competencias necesarias para encontrar un puesto en una embarcación. Hay algunas competencias que también pueden resultar muy útiles a bordo: música, juegos, medicina, masajes, limpieza, etc. Por último, todos los barcos necesitan a una persona que se encargue de vigilar la evolución del viento, el ajuste de las velas y los peligros potenciales en el horizonte. Se establece una organización especial llamada “turnos de guardia”, para que día y noche se releven los vigías; cuantos más vigías haya, más cortos y espaciados pueden ser los turnos de guardia.
Entre las cualidades personales que se necesitan para ser autoestopista podríamos citar: la tolerancia, el entusiasmo, la facilidad de comunicacón, el sentido del humor, el sentido de la organización, la atención o el espíritu de iniciativa para las tareas cotidianas.
Entre las competencias que más se apreciarán a bordo: saber navegar a vela, cocinar, tener un certificado de radiotelefonía marítima, saber pescar y conocimientos de meteorología, idiomas, música, deportes o medicina.
5. ¿Hay requisitos previos para ser "autoestopista"?
Viene bien conocer, al menos, el vocabulario básico: babor, estribor, botavara, vela mayor, foque, barra, timón y otros elementos del barco.
También se apreciará si se conocen los nudos básicos: de ballestrinque, as de guía, nudo de fuga (o de mula).
Es indispensable que antes de embarcar leamos el Código Marítimo para tener al menos una noción de los códigos básicos en el mar. Conviene fijarse, sobre todo, en los elementos siguientes: significado de los colores, las formas, las luces, los sonidos utilizados para señalar la presencia de otro barco, de un peligro, una entrada de puerto, etc., funcionamiento de las prioridades y socorro en el mar.
6. ¿Qué equipamiento conviene llevar?
El “barcoestopista” debe preguntar al capitán si hay que llevar a bordo equipamientos espaciales en función del tipo de derrota, de las condiciones previstas o del mismo barco. Serán indispensables la lámpara frontal, un cuchillo, la crema solar y una gorra, las gafas de sol de protección 3 o 4 con cordón, los medicamentos personales, entretenimientos (MP, libros, cuaderno de dibujo, juegos), ropa, una chaqueta y pantalón impermeables de marino (según clima y duración del trayecto). Son imprescindibles el bañador, guantes de protección de cuero (como los guantes de ciclista) y zapatos planos antideslizantes.
En función del clima: gorro, jersey, pantalón polar o de lana (la lana permite estar caliente incluso cuando está húmeda).
Además de la ropa, hay que incluir siempre en el equipaje: el pasaporte en vigor y válido al menos seis meses después de salir del último destino, los visados (hay que informarse en el servicio de inmigración o en el puerto deportivo de destino) y dinero (a veces, los agentes de inmigración exigen que se lleve encima una cantidad de dinero mínima o un billete de avión electrónico para desembarcar en un país. Una reserva o un billete de regreso electrónico pueden bastar (y se pueden anular más tarde si conviene).
También hay que llevar los seguros en vigor, y las vacunas en regla (para el país de destino).
7. ¿Cuánto puede costar hacer “barcoestop”?
Una de las ventajas del “barcoestop” es el bajo coste del viaje. Si participamos solo con el pago de nuestros gastos mínimos (agua y comida a bordo) puede costar unos 5 €/día; si participamos en carburantes y gastos portuarios, unos 25 €/día.
También es posible negociar el viaje con gratuidad del agua y de la comida (suele ser el caso en los traslados de barcos) y, en algunos casos, negociar un salario con el capitán, como en los traslados de veleros o de barcos chárter, pero hay que tener experiencia en alguna competencia de primera utilidad (navegación, mecánica o cocina).
Antes de lanzarse a la mar, hay que pensar en el trayecto que se va a efectuar: nombre del barco, modelo, nombre del capitán, fecha y lugar de zarpa, fecha y lugar previstos de arribada, itinerario previsto (coordenadas GPS si es posible), número de personas a bordo y notas particulares.
8. ¿Cómo encontrar un barco para hacer “barcoestop”?
Es tal vez lo más complicado, pero hay varias formas de encontrar un barco que nos acepte:
A través de la familia y red de amigos
El mundo es pequeño y el de la vela lo es todavía más. Existen muchas posibilidades de que el “barcoestopista” encuentre un propietario de velero si busca por las redes de amigos y parientes. Si no le lleva dos meses por el océano, tal vez pueda navegar con él unos días y ponerse así en contacto con otros capitanes o skippers, y, al menos, recibir buenos consejos para más adelante. Si el “barcoestopista” no ha navegado nunca, es una buena ocasión para comprobar su resistencia al mareo y aprender las bases de la navegación a vela.
En internet
Las páginas de internet especializadas son un medio eficaz para encontrar un barco, ya que allí uno encuentra los anuncios enviados por capitanes que quieren completar su tripulación. Por lo general, los anuncios indican el tipo de barco, el lugar de zarpa y de arribada, la fecha de zarpa, el nivel requerido (experimentado o no), el tipo de trabajo ofrecido (cocinero, marinero), la dirección, el teléfono y el sexo del tripulante requerido (hombre o mujer).
Las webs de anuncios gratuitos reciben muchas visitas, pero la competencia es feroz:
www.findacrew.org La mejor en esta categoría.
www.floatplan.com Sencilla y eficaz, no es preciso registrarse.
www.7knots.com Acceso directo a las propuestas de embarque.
www.crew4crew.net Es necesario registrarse.
www.noonsite.com Una de las webs más visitadas por los marinos de todo el mundo con posibilidad de dejar anuncios.
www.bourse-aux-equipiers.com Una web francesa que incluye una buena base de datos.
www.couchsurging.com Tiene un foro “Couchsailing International” para este tipo de intercambios.
También hay webs de pago como www.crewseekers.org (abono para 6 meses a 60 £ = 66 €) y webs de traslado de barcos, reservadas a los tripulantes experimentados, pero que suelen ser ventajosas para los “barcoestopistas”:
9. ¿Cómo presentar nuestra petición al capitán?
Por internet
Cada uno lo hace a su manera, pero conviene revisar los nuevos anuncios cada día y enviar la petición el mismo día. Para eso hay que tener preparados un currículum y una carta, como si se estuviese buscando empleo. Se puede hacer de forma convencional o creativa (con un vídeo, una web o una canción, si se quiere) pero lo importante es presentar todo nuestro talento, cualidades y experiencias.
Para las grandes travesías, se recomienda que el “barcoestopista” comience la búsqueda uno o dos meses antes de la partida, ya que muchos capitanes comienzan a poner sus anuncios en ese momento.
En los puertos deportivos
Cuanto más grandes son los puertos deportivos, mayores son las posibilidades de encontrar un velero. Podemos pedir información en las oficinas del puerto y a los marineros que encontremos.
Para encontrar un barco rápidamente, hay que poner el anuncio en lugares estratégicos, como los paneles de anuncios de las oficinas o del bar del puerto deportivo donde se reúnen marineros y capitanes por la noche. Hay que precisar lo más posible lo que buscamos, nuestras cualidades y experiencia.
El “barcoestopista” puede también ir directamente al encuentro de los capitanes en sus barcos y allí explicarles su iniciativa. Aunque rechacen su oferta, tal vez conozcan a algún otro capitán que pueda estar interesado. El “barcoestopista” debe ser creativo. Puede pasar un anuncio en el VHF (el canal de radio de los marinos), conseguir que lo entrevisten en la radio local, hacer una conferencia sobre algún tema que domine en el bar de los marinos o hacer un concierto improvisado y pasar un anuncio en el micro. Todas las ideas son bienvenidas y ayudarán a hacer agradable este período de búsqueda.
A veces, los veleros que interesan al “barcoestopista” están fondeados (accesibles solo por agua). Es posible pedir prestado el bote auxiliar (pequeña embarcación a motor o remos) a algún marino que acuda al muelle para tomar una copa, invitándole a una cerveza y explicándole el problema. Después, se puede pasar de un velero a otro para ver a sus propietarios. Las banderas de los barcos indican su país de origen y, por tanto, a veces su destino.
10. El código del “barcoestopista”
Para que la experiencia de vivir a bordo sea positiva y gratificante, con viene tener en cuenta unas normas básicas:
Sinceridad: Ser franco con el capitán respecto a las propias competencias y experiencias para evitar cualquier malentendido, pero sobre todo por la propia seguridad y la de la tripulación. Antes de ser un medio de transporte, el “barcoestop” es una aventura humana, y hay que vivirla bien.
Vida en comunidad: Se deben mantener buenas relaciones con la tripulación durante la travesía, pues está en juego la salud mental de cada uno. Hay que colaborar en las tareas y cuidar de la limpieza de los espacios comunes, ser tolerante e instaurar una buena comunicación para que la experiencia en el mar sea un éxito.
Respeto: El capitán indicará al “barcoestopista” una serie de reglas. Es muy importante que este las respete para la seguridad y el buen discurrir del viaje. Algunos capitanes tienen supersticiones (no se puede silbar a bordo, no hay que pronunciar determinadas palabras para no atraer las tempestades, etc.) y es indispensable respetarlas. El “barcoestopista” no debe dudar y pedir estas informaciones al subir al barco para no crear tensiones posteriormente.
Toda la información y consejos para embarcarse en la aventura del “barcoestop” aparecen detalladas en La Biblia del Viajero de Lonely Planet, junto con otros muchos datos prácticos para organizar un gran viaje.