Una habilidad que facilita la vida del viajero
Preparar la mochila es un momento crucial para el viajero: es el símbolo de la partida y de ello dependerá buena parte del éxito del viaje. Estos son algunos trucos que los expertos de Lonely Planet recomiendan para preparar la mochila perfecta: qué llevar, cómo elegir bien la mochila, cómo distribuir el peso, dónde comprar la más adecuada...
1. Llevar lo imprescindible
Parece una premisa sencilla pero… ¿qué hay que llevarse realmente? No hay que meter nada que no se pueda comprar fácilmente en el camino. Una de las motivaciones de un viaje es la ruptura con las costumbres y el entorno, pero también con las posesiones y por eso la mochila debe permitir ser autónomo y también viajar ligero. Todo depende de la manera de viajar de cada cual: si el programa es denso y se prevé realizar muchas actividades, la mochila debe estar equipada en consecuencia. Si se viaja de forma más libre y menos planificada, hay que aligerar e improvisar en el camino. Por supuesto, el contenido de la mochila dependerá del lugar, del clima, de las actividades previstas, del grado de contacto con la civilización, etc.
2. Elegir bien la mochila
Lo principal es la calidad: además del peso, de la forma y del tamaño que dependerán del tipo de viaje, hay reglas básicas para elegir una mochila. La llevaremos continuamente en la espalda y contendrá casi todo lo que uno posee, por eso hay que ser exigente. Es necesario probarla, meterle un peso, compararla con otras mochilas... necesita tiempo para acertar con la elección.
Antes de comprarla, conviene chequear la mochila comprobar que el tejido sea resistente en la base y la parte delantera y que las costuras interiores estén forradas para evitar el desgaste. Es muy importante el recubrimiento resistente a las inclemencias (como el uretano), aunque esto se puede solucionar con una funda de protección impermeable. Y por último, hay que comprobar la carga con un peso superior al que se prevé llevar (unos 15 kg).
Se debe optar, siempre que sea posible, por una mochila económica y ecológica.Algunas pistas para ahorrar (sin olvidar la calidad): los mercadillos de intercambio y los mercados de segunda mano son buenos filones para el material de segunda mano. Los grupos de discusión sobre CouchSurfing, especialmente el de la propia población o país, resultan también una opción interesante para recuperar o comprar material de viaje de segunda mano.
3. Comprobar que la mochila resulte confortable
Existen diferentes estructuras para la parte que está en contacto con la espalda sea cómoda: espuma, rejilla, armazón de aluminio, fibras, etc. Las más cómodas suelen ser las más sencillas, pero lo mejor sigue siendo probarlas, ya que la cosa cambia según la morfología. Los dos elementos esenciales de una mochila adaptada son el tamaño (conviene elegir el tamaño de la mochila en función de la longitud de la propia espalda y no de la estatura) y el arnés y el cinturón (hay que ajustar la mochila durante el ensayo para probarla en una situación lo más próxima posible a la realidad). Lo mejor es una mochila que tenga la parte en contacto con la espalda de talla no ajustable. Algunas mochilas están especialmente adaptadas a la morfología femenina, lo que optimiza los ajustes: tirantes más juntos y adaptados a lo alto del cuerpo femenino, cinturón adaptado a la forma de las caderas y espalda más corta.
4. Adaptar el tamaño de la mochila a nuestro tipo de viaje
El tamaño de una mochila se expresa en litros. A veces las mochilas son extensibles y se puede desplegar en caso de necesidad. Los bolsillos laterales resultan prácticos para acceder a objetos de uso frecuente, pero la mochila resulta más engorrosa, sobre todo si se está en un lugar estrecho o si hay que guardarla a menudo, como cuando se hace autoestop. La solución es una mochila con bolsillos que se puedan doblar planos bajo las correas de compresión.
Desde un punto de vista más fisiológico, el peso total de la mochila no debería superar el 15-20% del propio peso, es decir, 12 kg máximo si uno pesa 60 kg.
5. Seguridad y discreción
En general es aconsejable llevar una mochila sobria y discreta, que no llame demasiado la atención. Una mochila naranja fluorescente no hará más que llamar la atención de la gente. En un país más pobre, uno será clasificado inmediatamente como turista y por lo tanto más expuesto a un robo. Vale más ser discreto y esto es aplicable también a los gadgets que se venden para las mochilas y que suelen ser inútiles: dando la ilusión de innovación, sólo hacen más pesada la mochila y son susceptibles de romperla.
Es aconsejable elegir una mochila equipada con bolsillos secretos (compartimentos acolchados en la parte en contacto con la espalda o con las caderas, doble fondo de tela en el interior, pasar un cordoncillo de cierre, etc.). Este bolsillo podrá ser útil para esconder el dinero, los papeles u otras cosas.
6. Cómo “hacer la mochila”
Es importante repartir bien el peso en el interior de la mochila para que quede bien equilibrado, reducir así la sensación de peso y no entorpecer el movimiento. La regla es colocar los objetos pesados cerca del propio centro de gravedad, es decir, a la altura del ombligo.
Además de la distribución del peso, no hay que olvidar que el aspecto funcional de la organización de la mochila es primordial. ¿Cuáles son los objetos que uno va a utilizar primero? En caso de lluvia, ¿se podrá acceder al material necesario? Por último, hay que procurar que la mochila quede bien equilibrada. Para comprobarlo, hay que ponerla de pie delante de uno: debería mantenerse derecha.
He aquí la manera de distribuir mejor el peso en una mochila:
En la parte baja de la mochila, se pone el material ligero y aquel al que uno quiere acceder fácilmente si tiene una apertura por abajo (saco de dormir, par de zapatos).
En el medio (zona de la espalda), se ponen los objetos más pesados, como el agua, los alimentos o la tienda.
7. Cómo distribuir el contenido
Con objeto de ganar espacio y tiempo, hay que pensar en organizar la carga en bolsas. Unas bolsitas pequeñas resultarán muy prácticas, sobre todo si están provistas de cordoncillos de cierre (como las fundas de los sacos de dormir). Se trata de distribuir los objetos en bolsas siguiendo categorías lógicas: ropa, ropa de abrigo, ropa interior, farmacia, comida, objetos varios, etc. Así todo queda organizado y es fácil sacarlo y volverlo a meter en la mochila. Además es una buena manera de guardar las cosas limpias y protegidas de la humedad si las bolsitas son impermeables.
En lo alto y delante, se colocarán los objetos de peso intermedio o voluminosos.
Por encima de la mochila y en los bolsillos laterales, se coloca el material del día.
8. Mantenimiento de la mochila
La primera regla es proteger la mochila del desgaste y de la suciedad, procurando ante todo no dejarla en cualquier parte. Por la misma razón hay que utilizar al máximo la funda de protección impermeable que se suele proporcionar con la mochila. Si es preciso cambiarla, cuesta muy poco, mucho menos que el precio de una mochila.
Hay que pensar en limpiar la mochila de vez en cuando, ya que los granitos de arena acumulados en las fibras del tejido podrían llegar a hacer cortes microscópicos que con el tiempo debilitan y rasgan la tela. Para ello basta con utilizar agua y jabón y frotar con un cepillo de cerdas suaves. Hay que evitar los lavados que puedan debilitar las fibras y afectar a la impermeabilidad de la tela. Una vez la mochila limpia y seca, se puede volver a impermeabilizar mediante un espray apropiado.
9. Complementos de la mochila
La bolsa en bandolera, la bolsa-cinturón, la riñonera o el portadocumentos pueden ser complementos muy prácticos.
La bolsa en bandolera, sencilla y ligera, nos servirá para guardar al alcance de la mano lo que se necesitará durante el día, como un libro, un cuadernillo, una bolsa con regalos, algo de comida, una libreta, bolígrafos, etc. La bolsa-cinturón es perfecta para llevar la cartera, el pasaporte, los mapas y las cosas de valor; igual que la riñonera o bolsa porta-documentos, más pequeña que la riñonera y extraplana (como un cinturón algo grueso). También existen otros modelos como las bolsas sujetas directamente al cinturón del pantalón con anillas o la bolsa de cadera, muy parecida a la riñonera, pero que se lleva en el lado, o incluso en ambos lados (bolsa doble).
10. El contenido de la mochila
El contenido de la mochila es tan importante como su organización. De su contenido dependerá la manera de desplazarse y viceversa. Entre los elementos imprescindibles destacamos tres: calzado, material informático y bolsas plegables.
Conviene seleccionar bien un calzado polivalente para viajar, como los modelos de tipo trail, es decir los que se utilizan para practicar carreras campo través y como complemento, conviene llevar un par de chancletas para los países cálidos o unos zapatos cerrados para otros climas.
Otro elemento cada vez más imprescindible es el material informático: además de nuestros gadgets, es bueno llevar una memoria usb, para almacenamiento de fotos e informaciones personales. El tercer elemento básico es una bolsa de regalos plegable que el viajero puede ir llenando con pequeñas compras.