Kamakura y Yokohama: dos escapadas al sur de Tokio
Tokio es brillante, frenética y moderna pero a veces las multitudes y el derroche de energía convierten este paraíso urbano en una olla a presión. Una escapada fácil es poner rumbo a la costa hacia Kamakura y Yokohama, ambas al sur de Tokio, y a menos de una hora en tren.
1. Kamakura
Conocida por su ambiente relajado y por el surf, Kamakura fue la capital de Japón del 1185 a 1333. Venerables templos budistas y santuarios sintoístas se acurrucan en las verdes colinas que rodean la ciudad. Ofrece excursiones sencillas, compras gourmet y baños termales al aire libre.
Un buda gigante y tablas de surf
Desde la estación de Kamakura, los antiguos trenes de la línea Enoden traquetean tres paradas, pasando ante casas de las afueras, hasta Hase, el punto de interés más famoso de Kamakura: el icónico Daibutsu. Esta estatua de bronce de 11,4 m del Amida Buda rodeada de colinas boscosas y cielos abiertos contempla, serena, el mar desde su pedestal de piedra en el recinto del templo Kōtoku-in, del s.XIII.
Es una buena idea prolongar la estancia en Hase; explorar sus pintorescas calles de minka (casas antiguas de madera) es un placer; algunas de ellas, como Ichigeya, son hoy atractivos cafés y tiendas de obsequios. Las terrazas y jardines de las colinas de Hase-dera regalan bellas vistas de la bahía y los cerros que la rodean. Se puede pasear por la playa de Yuigahama, desde donde los surfistas se lanzan a cabalgar olas amables, o montar en una tabla; abundan los sitios para alquilar material, y la gente del mochilero IZA Kamakura, o de la hamburguesería Good Mellows, la favorita de los surfistas, siempre está dispuesta a echar una mano.
De excursión por las colinas
La Daibutsu Hiking Course, que sale del recinto del Kōtoku-in, es una ruta de 3 km que sube a las colinas y se une a Kita-Kamakura. Es un recorrido fácil y con sombra, y de camino se puede hacer una pausa en el cautivador Itsuki Garden, un café con varias terrazas de ladrillo entre el verdor del bosque. Cerca del fin de la ruta en Kamakura se pueden seguir las señales hasta Zeniarai-benten, un santuario en una cueva dedicado a Benten, la diosa de la buena suerte. Se puede hacer como los lugareños, que echan dinero en una cesta de bambú y lo lavan en el manantial (zeniarai significa “lavado de monedas”), un ritual para conseguir prosperidad.
De compras y restaurantes
Si lo de la prosperidad es cierto, uno puede darse un capricho e ir de compras a la alegre calle comercial de Komachi-dōri, que va desde la estación de Kamakura hasta el histórico santuario Tsurugaoka Hachiman-gū. Entre los souvenirs destacan las Hato Sable, galletas de mantequilla con forma de paloma que venden en Toshimaya; y las sembei (galletas de arroz) recién hechas de Kamakura Ichibanya. Para comprar panes y bollería ricos se puede ir al excéntrico y hippy Paradise Alley Bread & Co, en el mercado diario de los granjeros de Kamakura, a 10 min a pie al sur desde la estación hacia la playa. En la misma dirección y después hacia el norte se llega al restaurante rústico Bonzō. La calidad de sus soba (fideos de alforfón) artesanales es tal que le ha valido una estrella Michelin.
Bañarse bajo las estrellas
Tras ir de excursión y comer en Kamakura, se tomar la línea Enoden a Inamuragasaki. A tres minutos andando desde la estación, frente a la playa, está Inamuragasaki Onsen, cuyas reparadoras aguas spa de color negro son ricas en minerales. Por 1400 ¥ uno puede relajarse en un rotemburo (baño al aire libre) gigante viendo el cielo estrellado.
2. Yokohama
Yokohama es la segunda ciudad más grande de Japón, situada en una apacible bahía y llena de arquitectura contemporánea, museos interesantes y una próspera industria cervecera artesanal. También es la sede de la Trienal de Yokohama, que regresa a la ciudad en el 2017.
Arte y arquitectura
“Islas, constelaciones y galápagos” es el tema de la Trienal en el 2017. Este festival de arte contemporáneo se celebra durante tres meses desde el 4 de agosto, impulsando el panorama creativo de la ciudad, ya de por sí vibrante. Dos de sus escenarios principales son el Museo de Arte de Yokohoma y BankART Studio NYK, ambos con grandes galerías que pueden visitarse en cualquier época del año.
BankART Studio NYK ocupa el antiguo almacén de la compañía naviera NYK, y es un ejemplo de la reutilización de los edificios más antiguos de la zona del puerto de Yokohama. A un corto paseo a pie está Minato Mirai 21. Con un nombre que significa “futuro del puerto”, esta zona es una imponente mezcla de edificios antiguos y modernos: la torre Landmark, de 296 m de altura, y la premiada Terminal Internacional de Pasajeros de Ōsanbashi, un elegante paseo marítimo diseñado para reflejar las olas del océano, se alzan junto al curtido Akarenga Sōkō, una zona de almacenes de ladrillo rojo del s. XIX convertida en un moderno centro comercial.
Museos curiosos
En Minato Mirai 21 hay par de museos muy divertidos si uno viaja con niños o tiene espíritu juguetón. El Cup Noodles Museum es un imaginativo santuario dedicado al inventor de los fideos instantáneos Cup Noodle, Momofuku Ando. Es un muy popular; conviene llegar temprano para conseguir plaza en el taller para crear un Cup Noodle personalizado, con diseño e ingredientes propios.
Otra delicia es el Museo del Tren Eléctrico de Hara, con trenes eléctricos y objetos de la colección de más de 6000 piezas que el ingeniero Nobutaro Hara amasó durante más de 80 años. Destaca el Parque Ichiban Tetsumo, un diorama de 30 x 10 m que es el sueño de todo aficionado a los trenes eléctricos, con más de 450 m de pistas y maquetas con todo lujo de detalles. Los niños incluso pueden jugar a manejar los trenes.
Barrios diversos
En Yokohama hay otros muchos barrios para explorar. La ciudad fue uno de los primeros puertos de Japón que se abrió al comercio internacional (1859), convirtiéndose en una importante vía de entrada de influencia extranjera. Los comerciantes chinos fueron los primeros en llegar, fundando la primera y más grande Chinatown de Japón, un área de 500 m2 delimitada por cinco llamativos portales ‘Pailou’, con farolillos rojos y dorados sobre callejones estrechos y unos 500 restaurantes. Destaca Manchinrō Honten, que lleva más de 100 años sirviendo sabrosos dim sum.
Por otro lado, Motomachi-Yamate es una calle comercial chic a la sombra de un risco boscoso, sobre el cual se conservan antiguas residencias europeas. Es la zona donde, a finales del s. XIX, vivían los primeros extranjeros de la ciudad. Para ir a Chinatown y a Motomachi-Yamate hay que bajar en la estación de metro Motomachi-Chūkagai.
Unos 2 km al suroeste de Minato Mirai 21, el antiguo barrio rojo de Koganechō es hoy reducto de jóvenes creativos y emprendedores que transforman los locales bajo las vías del tren en estudios de arte, galerías, tiendas, cafés y bares. El festival anual de arte Koganechō Bazaar es una exposición gratuita de arte urbano de la zona.
Celebrando la cerveza artesanal
Hay que brindar por la entusiasta apuesta cervecera de Yokohama: la ciudad está llena de microcervecerías, como Bashamichi Taproom y Yokohama Brewery; y de bares, grandes y pequeños, expertos en ales artesanas de calidad de todo el país. Dos eventos marcan el calendario anual: el Great Japan Beer Festival, en septiembre, y el Yokohama Oktoberfest, que se celebra a principios de octubre en Akarenga Sōkō y ofrece más de 130 cervezas distintas.
Cómo llegar
Los trenes de la línea Yokosuka de JR van a Kamakura desde Tokio (920 ¥, 56 min) vía Yokohama (340 ¥, 27 min). Otra opción es la línea Shōnan Shinjuku, desde el oeste de Tokio (Shibuya, Shinjuku e Ikebukuro, todas 920 ¥, 1 h), aunque algunos trenes requieren transbordo en Ōfuna, una parada antes de Kita-Kamakura.
Toda la información sobre el 'ranking' de destinos Best in Asia 2017, aquí.