Por qué visitar Jordania
Visitar Jordania siempre es entretenido, ya que garantiza vivir experiencias nuevas y aprender mucho acerca de nuestra hermosa cultura. Somos uno de los pueblos más hospitalarios del planeta e interactuar con la gente resulta muy divertido. Además, el viajero disfrutará mucho con la deliciosa comida del país.
Cuándo ir
Primavera (mar-may)
- La estación de transición entre el frío y lluvioso invierno y el tórrido y soleado verano es idónea para realizar actividades al aire libre, desde visitar yacimientos arqueológicos hasta dormir bajo el cielo estrellado.
- El fabuloso clima primaveral atrae al grueso de los turistas internacionales, así que conviene reservar con antelación.
- Practicar excursionismo en el norte de Jordania durante el mes de marzo permite admirar plantas silvestres en flor, como el precioso iris negro.
- Quien sienta interés por la cultura jordana y musulmana, debería programar el viaje coincidiendo con el Ramadán, mes sagrado del calendario islámico que en 2024 caerá entre el 11 de marzo y el 9 de abril.
Presupuesto diario
- Habitación compartida en albergue económico: 14-46 €
- Habitación doble en hotel de precio medio: 46-126 €
- Comida comprada en la calle o en mercados locales: menos de 7 €
- Billete de transporte público: 1,40 €
- Almuerzo o cena en restaurante local: 7-14 € o 21 € por un bufé
- Alquiler de automóvil: 70 €; o 170 € por un todoterreno
- Entradas y actividades sin guía: 14 €
- Actividades con guía: 70 €
Las mejores experiencias
Ciudad
Amán, mi hogar, es un lugar cargado de historia y cultura. Se encontrarán ruinas romanas enclavadas en una ciudad moderna con innumerables restaurantes, tiendas y galerías. Para descubrir el panorama cultural, se puede visitar Darat al Funun (Casa del Arte), un museo que destaca por su atractiva atmósfera y su increíble colección de obras de artistas de Oriente Medio.
Como me dedico al diseño, me encanta ir de compras por las numerosas tiendas de Amán. Es una forma fantástica de llevarse a casa un recuerdo único apoyando los negocios locales. Se aconseja ir a Soap House, que vende productos de Trinitae, mi marca jordana favorita de cosméticos naturales y sales del mar Muerto, en manos de la tercera generación. Es un inmenso placer visitar esta casa con un interior muy bonito y un jardín relajante y encantador, todo un referente en el casco antiguo de Amán. Otra recomendación es Rêverie, un establecimiento que vende artículos coloridos de producción local con bordados personalizados.
Es imprescindible perderse por el mercado de verduras del centro, donde se verá todos los ingredientes frescos que usan los cocineros de la ciudad. Este mercado representa Amán a la perfección, es un sitio donde se encuentra de todo. En temporada de granadas, estos frutos de intenso color rojo están por doquier. Si se tiene dificultad para moverse en el caos, se puede alquilar un carrito para ir depositando las compras.
Comida casera del restaurante Sufra. © Jack Pearce/Lonely Planet
En mi opinión, la comida casera es insuperable. Afortunadamente, se pueden probar las recetas de mi madre en su restaurante Najla’s Kitchen. El viajero se sentirá como en el comedor de una casa de Jordania; se debe ir con hambre y pedir todos los mezes (entrantes). Otra opción para degustar comida casera es Sufra, que presume de un bello jardín y sirve raciones abundantes.
Si a uno le apetece preparar una auténtica comida jordana de cuatro platos, mi hermana ofrece lecciones en Beit Sitti, donde se podrá conocer mejor nuestro país a través de sus aromas y sabores.
Desierto
Wadi Rum es uno de mis lugares favoritos del mundo. Conducir hasta aquí siempre es una aventura debido a las desigualdades del terreno, pero forma parte de la diversión. El desierto es seco y caluroso, así que hay que asegurarse de llevar provisiones para mantenerse hidratado.
En Wadi Rum no hay cobertura ni distracciones superfluas, así que es perfecto para relajarse, reflexionar y dar rienda suelta a la creatividad. Observar todos los colores circundantes ayuda a desconectar y reconectar el cerebro. Parece sacado de otro planeta, por lo que no sorprende que haya aparecido en películas como Marte, Dune y Aladín, entre muchas otras.
Aunque muchos visitan Wadi Rum en una excursión de un día, pernoctar en este desierto es una experiencia inolvidable.
Campamento en Wadi Rum. © Jack Pearce/Lonely Planet
Wadi Rum me gusta tanto que decidí construir un campamento llamado Gamra con la ayuda de unos amigos y de los beduinos nativos, pueblo que lleva miles de años viviendo en este lugar. Se trata de un sitio único que invita a entrar en contacto con la naturaleza.
El atardecer es mi momento preferido. Hallamos un rincón mágico que, al parecer, nadie conocía, pues siempre estamos solos.
Después de la puesta de sol, el desierto crea el telón de fondo ideal para conectar con los amigos y los beduinos que llaman “hogar” a esta tierra. Cuando oscurezca, hay que levantar la vista y contemplar galaxias que la iluminación urbana no dejaría ver.
Mar
Bañada por el mar Rojo, Áqaba es una ciudad especial para mí porque la frecuento desde la infancia. Darse un baño en sus aguas cálidas y cristalinas es una manera divertida de despejarse de cara a la tarde. Las excursiones en embarcaciones con suelo de vidrio son asequibles y entretenidas. Para gozar de una experiencia superior, hay que reservar una plaza a bordo del Trident de Ayla Resort, equipado con toallas, aletas y máscaras de buceo.
Mar Muerto. ©kavram/Shutterstock
El mar Muerto también es de visita obligada. Situado a 431 m bajo el nivel del mar, es un lago que transmite mucha serenidad y ha sido visitado por sus propiedades curativas desde tiempos bíblicos. La ruta por carretera hasta sus aguas azules atraviesa unos espectaculares cañones angostos. El mar Muerto es un spa natural. Hay que lanzarse al agua y comprobar cómo el cuerpo flota sin esfuerzo. Si se desea un tratamiento exfoliante, hay que embardurnarse con barro, esperar 15 min y enjuagarse. Propongo una sesión de relax en el spa del Kempinski Hotel Ishtar Dead Sea. Se puede pedir un masaje tailandés o facial o limitarse a admirar el ocaso desde la piscina.
En resumen, aconsejo realizar una interesante visita a la ciudad, asimilar la impresionante belleza del desierto y relajarsee en el mar. Jordania recibirá al viajero con los brazos abiertos.
El autor
Jack Pearce
Nací y me crie en Amán, la capital de Jordania. En el 2016 fundé una firma de moda atemporal con el objetivo de narrar historias sobre mi país a través de la ropa. Es una marca juguetona que saca a relucir joyas ocultas de la vida cotidiana en Jordania.