Esta enigmática región es una muestra de la vieja Inglaterra, sin los habituales ganchos turísticos. East Anglia está formada por los condados de Suffolk, Norfolk, Essex y Cambridgeshire, salpicados de pueblos con casas con entramado de madera del s. XVI y artísticas poblaciones laneras bañados por un litoral repleto de playas y reservas de aves que se llenan de avetoros en primavera. Hay lugares populares (Cambridge; los canales de Norfolk Broads), pero también otros donde formar parte del s. XXI parece opcional. Tras la visita, no se verá Inglaterra de la misma manera.
Imprescindible
- Escuchar el reconfortante sonido del viento entre los juncos en puntos de observación de aves como Minsmere y Marismas de Cley.
- Ir a la Universidad de Cambridge y visitar las bibliotecas legendarias, museos excepcionales y zonas verdes que vieron pasar a Newton, Hawking, Darwin y los Monty Pythons.
- Salir por la noche en Norwich, capital cultural de Norfolk, y disfrutar de teatro, música en directo, muestras de arte y comida creativa.
- Explorar North Norfolk, entre Cromer y Kings Lynn, en autobuses locales, con reservas de aves, playas, el bonito Holkham Hall y el mejor pescado de East Anglia.
Una Inglaterra vieja y auténtica
Casas con entramado de madera del pueblo de Lavenham, Suffolk. © Andy333/Shutterstock
Después de los atribulados principios de la década del 2020, muchos viajeros buscan poder escapar de la era moderna y East Anglia es una gran opción. El pasado impregna el paisaje del antiguo corazón del comercio lanero de Inglaterra, donde el dinero medieval erigió mansiones palaciegas, elevadas catedrales y algunas de las sedes del saber más prestigiosas del mundo. Pero no es la típica experiencia "Ye Olde English Village", sino que la historia está viva. Las artes y oficios tradicionales se protegen y la arquitectura antigua se vive y conserva. Se puede alquilar una casa que probablemente tenga fachada de entramado de madera, esté torcida y sea más antigua que muchos países modernos.
¿Por qué visitar la región en el 2025? Porque está dejando de ser un secreto y esas centenarias casas de ensueño cada vez están más buscadas. Con Cambridge y Norwich como base para llegar a la costa de Suffolk y Norfolk, uno sentirá que el ritmo de vida se ralentiza nada más bajar del tren, una experiencia cada vez más rara en esta concurrida isla.
Festín en el este
Playa de Southwold, en el este de Suffolk. © Archer Photo/Shutterstock
East Anglia ya era ecológica, local y de temporada mucho antes de que fuera una moda. Las comidas son variadas y copiosas, como las inspiradas creaciones de Daniel Clifford en Midsummer House, Cambridge, o agradablemente sin pretensiones, como comer pescado recién llegado en los barcos y patatas fritas crujientes en las encantadoras poblaciones costeras de Aldeburgh y Southwold. Dominan los platos de mar. Gracias a los criaderos protegidos del Wash, East Anglia nunca perdió el gusto por el pescado, como ocurrió en otras regiones cuando la pesca británica disminuyó durante la II Guerra Mundial.
Las cartas abundan en ostras y mejillones, cangrejo, pescado ahumado, gambas y demás; incluso los locales de fish and chips ofrecen, además de sus opciones habituales, otras como langosta con patatas fritas y mejillones a la marinera. Los sibaritas van a Cambridge, el pueblo de Dedham, en Suffolk, la costa norte de Norfolk (donde cada pueblo tiene su propia especialidad) y a Norwich, donde el fin de semana la oferta gastronómica de St Benedicts St compite con la de Londres.
Venta de productos del mar en Aldeburgh. © Magdanatka/Shutterstock
Límite oriental
El hecho de que la región rebose historia, no debe llevar a pensar que está anclada en el pasado. Atesora un dilatado pasado lleno de creatividad contra la ortodoxia y el sistema establecido, y de rebelión. Al fin y al cabo, es la tierra de Oliver Cromwell, que ordenó miles de asesinatos, del productor musical Brian Eno y de la reina guerrera Boudica. Pequeños teatros, centros de arte comunitarios y espacios en iglesias reconvertidas acogen desde espectáculos políticos radicales hasta artes escénicas y thrash metal, sobre todo en las estudiantiles Norwich y Cambridge, donde la mitad de los edificios parece albergar algo artístico y sorpresivo.
La música, tanto convencional como excéntrica, ocupa escenarios en festivales como Latitude y el Cambridge Folk Festival, y la alta cultura también tiene su espacio, el más famoso en el Aldeburgh Festival, fundado por un antiguo residente, el compositor Benjamin Britten. Por su parte, la escena de las artes plásticas rebosa vida en lugares como Firstsite, en Colchester, el jardín de esculturas de Houghton Hall y el Kettle's Yard de Cambridge. Hay que estar atento a los folletos y carteles que se ven por todas partes y disfrutar de la oferta.