Experiencias moldavas para todos los gustos
Moldavia es un destino emergente con ganas de abrirse al mundo y con mucho que ofrecer al viajero. Aquí va una lista de recomendaciones para explorar el país moldavo y experimentar lo mejor de él.
1. Visitar la mayor bodega del mundo
Miles de túneles subterráneos llenos de vino aguardan al viajero en Mileștii Mici, a unos 30 km de la capital moldava. Sus 200 km de longitud y los dos millones de botellas de vino que conforman su ostentosa colección la han hecho entrar en el libro Guinness de los Récords y en una de las principales atracciones del país.
2. Transnistria, rumbo al pasado soviético
Una rara avis que actúa como estado sin ser reconocido (autoproclamado independiente en 1990). Todo viaje a Moldavia merece una visita a Transnistria en un viraje hacia la esencia comunista. Con su propio ejército, gobierno y moneda, en esta república parece no haber pasado el tiempo con edificios, vehículos y modos de hacer propios de otra época y ajenos al capitalismo.
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3. Gran enclave para el avistamiento de aves
Hogar de centenares de especies diferentes de aves, Moldavia es un atractivo destino para su avistamiento. Cuenta con variedades comunes pero también con otras excepcionales o en peligro de extinción en otras partes del continente. Aves acuáticas, zancudas, rapaces, cantoras y vencejos, entre otras, se dan cabida en un territorio de una gran riqueza natural que cuenta con enclaves como los humedales a orillas del río Prut, así como los lagos Congaz y Taraclia, situados en Găgăuzia.
4. Su extraña mezcla arquitectónica
A lo largo de todo el país, la combinación de construcciones vanguardistas con brutalistas, pasando por ejemplos de arquitectura clásica y de aire ecléctico, es una constante en las principales ciudades como Chisinau y Bălți, con el contrapunto de Tiraspol, capital de Transnistria, de claro estilo comunista.
5. Precios muy competentes
Razón de peso y de bolsillo. Los precios por los servicios en las principales ciudades moldavas son muy razonables y económicos, lo que permite recorrer el país, comer, beber y alojarse en un amplio abanico de opciones sin tener que preocuparse demasiado del presupuesto.
6. La cuna arqueológica de Orheiul Vechi
En medio de un atractivo paisaje natural bañado por el río Răut se alza este complejo histórico, arqueológico y eclesiástico que combina naturaleza con vestigios de antiguas civilizaciones que se remontan al siglo XI a.C. Situado entre los pueblos de Trebujeni y Butuceni, cuenta con un monasterio ortodoxo excavado en un enorme acantilado de piedra caliza.
7. No tiene mar, pero sí una playa
En el corazón de Chisinau se halla el lago Valea Morilor, un enclave muy apreciado por los lugareños en cuya orilla se ha habilitado una playa artificial donde estirar la toalla y descansar, bañarse, dar un paseo en barca o pescar.
8. Tesoros vinícolas de grandes personalidades
Vladimir Putin, John Kerry o la propia Angela Merkel tienen sus particulares colecciones privadas de vino en las bodegas de Cricova dando cabida a un sinfín de variedades vinícolas procedentes de todo el mundo. Eso sí, el vino moldavo es de por sí una joya nacional preciada también fuera de sus fronteras, como el Negru de Purcari, presente en la bodega particular de la reina Isabel II de Inglaterra.
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9. Sin agobios ni colas
Moldavia es uno de los países menos visitados del mundo y si bien es cierto que la tendencia está cambiando en los últimos tiempos, es un buen momento para visitarlo, tomarle el pulso y sentir la esencia del país.
10. Su vibrante capital: Chisinau
Puerta de entrada principal en el país, la capital moldava se muestra abierta, accesible y con una gran oferta cultural. De aire cosmopolita, es una de las ciudades más verdes de Europa, con 19 parques, y en primavera y verano el festival de flores y el verdor imperante es un espectáculo en sí mismo.
11. Degustar gastronomía moldava
Tradicional y saludable, así es la cocina que puede saborearse en Moldavia donde prima el producto y su sabor más natural. Uno no puede irse sin haber probado la placinte (una especie de pasta fina que suele rellenarse de manzana, queso, carne o algún vegetal), la mamaliga (una especie de polenta), la zeama (sopa típica moldava de fideos) así como ensaladas con mil y un vegetal, quesos y carne de cerdo, res y aves. Todo ello acompañado de vino moldavo, claro está.
12. La fortaleza de Soroca
La que en su día formó parte de un enorme sistema defensivo es hoy el único monumento medieval en Moldavia que se conserva en su totalidad. Formada por cinco bastiones cilíndricos y simétricos, por encima de la puerta de entrada se puede visitar la pequeña iglesia militar. Asimismo, la ciudad que acoge la fortaleza, a orillas del río Dniéster, cuenta con una importante comunidad gitana (la mayor de Moldavia) que vive en lo alto de una colina en mansiones decoradas de forma ostentosa.
13. Explorar el territorio de forma activa
El rico entorno natural de Moldavia invita a llevar a cabo actividades de inmersión: desde bicicleta y senderismo hasta paseos a caballo, recorridos en kayak por el río o escalada. Con un territorio fácilmente abarcable en vehículo, merece la pena recorrerlo para conocer y explorar sus múltiples facetas.
14. La hospitalidad moldava
Deseosos de compartir con el mundo sus mejores atractivos, los moldavos acogen al viajero con afecto y cordialidad. Son gente cálida y abierta que interactúan de forma genuina y cercana. Especialmente en las zonas rurales, el compartir una misma mesa con lugareños es una práctica que convierte la experiencia en algo único.
15. Iglesias y monasterios moldavos
La mayoría de moldavos son cristianos ortodoxos, y sus templos de liturgia y oración, presentes a lo largo de todo el país, devienen obras maestras inspiradas en el arte bizantino. Algunos de los mejores monasterios se encuentran en el norte del país (Saharna, Rudi, Capriana, Japca y Hancu, entre otros).
16. Tierra de vino… ¡y brandy!
Junto con el vino, este espirituoso ambarino se ha producido durante décadas en las colinas y llanuras bucólicas de la exrepública soviética. Moldavia ideó el término divin (vino destilado) para referirse al brandy y de paso establecer una marca propia. Y para los aficionados a ella, merece la pena visitar la destilería de Kvint, situada en Tiraspol.
17. Paisajes impresionantes
Desde las reservas naturales de Padurea Domneasca y Rudi-Arionesti hasta los valles y barrancos de Codrii, pasando por el fenómeno natural de las cien colinas, la riqueza paisajística de Moldavia es tan extensa y bella como misteriosa.
18. Recuerdos artesanales
Cerámica, alfombras, tapices, trajes tradicionales… La artesanía moldava es sinónimo de calidad y originalidad. Es por ello un excelente recurso para adquirirlo en sus múltiples mercados y llevárselo como recuerdo.
19. Viaje al centro de la cueva Emil Racovita
Emil Racovita, descubierta en 1959, es la octava cueva más grande del planeta (con 89 km de longitud) y cuenta con inusuales formaciones minerales. Lagos y pozos se dan cabida en este viaje subterráneo situado a poco más de 250 km de la capital, Chisinau.
20. Moldavia y sus múltiples caras
Cada región de este pequeño país tiene su propia identidad y esa diversidad en cultura, historia y tradición hacen de cada lugar algo único y en conjunto una combinación sorprendente y llena de matices digna de conocer.