El comercio minorista se desborda en las calles rutilantes, abarrotadas y ruidosísimas de Myeong-dong, el equivalente en Seúl de la Oxford St londinense o la Quinta Avenida neoyorquina, y con el inmenso mercado de Namdaemun a mano las 24 h por si se necesitara aumentar exponencialmente los sitios donde comprar.
Las calles y callejones de Myeong-dong son un hervidero de compradores. Un sinfín de tiendas venden las últimas tendencias en moda y cosmética barata, a las que se unen cafés, restaurantes y centros comerciales edificados en altura. La tranquilidad se puede encontrar en Namsan, el pulmón verde de Seúl, con sus senderos y la antigua muralla de la ciudad, recién restaurada. Seoullo 7017, el nuevo viaducto ajardinado, proporciona paz y buenas vistas, y desemboca al oeste de la plaza de Seúl y el ayuntamiento en el Deoksugung, un palacio en torno al cual los misioneros construyeron las primeras iglesias y escuelas de Seúl y donde se establecieron las delegaciones extranjeras.