Una de las mayores recompensas de navegar por el océano Antártico es la posibilidad de ver ballenas durante su migración en estas aguas ricas en kril. Navegar junto a la orilla en una zódiac no es lo mismo, pues no se está lo bastante cerca para disfrutar del “baño de la ballena”: el cetáceo exhala con un sorprendentemente fuerte “¡fffffffffffffffff!” al lado del barco y deja a los pasajeros envueltos en una niebla con olor a pescado. Junto a la orilla helada puede haber manadas de orcas en plena caza.
Avistamiento de ballenas en la Antártida

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