Este itinerario clásico va desde el centro de México hacia el sur, hacia sus playas caribeñas, y permite catar un poco de todo lo que lo convierte en un país fascinante.
Se empieza explorando la metrópoli de Ciudad de México, clave para entender el país. Es buena idea visitar las pirámides de Teotihuacán, capital del mayor imperio del antiguo México. Después se puede ir hacia el este, hasta la animada ciudad portuaria de Veracruz, antes de cruzar las montañas hacia el sur para ir a Oaxaca de Juárez. Esta cultivada ciudad colonial, cuna de una de las mejores artesanías del país, está en el corazón de una preciosa región con un elevado índice de población indígena. No hay que perderse la antigua capital zapoteca, Monte Albán.
Hay que dirigirse a uno de los enclaves playeros más tranquilos de la costa oaxaqueña, como Puerto Escondido, Mazunte o Zipolite, para pasar unos días disfrutando del sol, la arena y el surf antes de proseguir hacia San Cristóbal de las Casas, una bonita ciudad del interior rodeada por fascinantes aldeas indígenas. Acto seguido se puede visitar Palenque, quizá la más impresionante de todas las antiguas ciudades mayas, con su entorno de jungla, y Yaxchilán, otra maravillosa ciudad maya accesible solo por río.
Se va al noreste hasta Campeche, atractiva mezcla de ciudad colonial y ajetreada urbe moderna; en ruta se visita la antigua ciudad maya de Calakmul. Se sigue hasta la colonial Mérida, animada capital cultural de la península de Yucatán y base para visitar las ruinas de Uxmal y la Ruta Puuc. La siguiente parada: Chichén Itzá, el más célebre de todos los yacimientos mayas de Yucatán. Desde allí se puede ir a Tulum, en la costa caribeña, otro espectacular yacimiento maya junto a una excelente playa. Para terminar, hay que ir hacia el norte por la Riviera Maya hasta Playa del Carmen, y visitar Cozumel para practicar buceo y submarinismo, y después relajarse en el animadísimo Cancún.