Los desiertos del sur de California, con sus enormes dunas, oasis de palmeras, cráteres y conos de ceniza, parecen de otro planeta. Esta ruta de 1280 km es para perderse.
Se empieza en Palm Springs, obra maestra de la arquitectura de mediados del s. xx: mojitos junto a la piscina, excursiones a cañones y un teleférico que lleva a unas montañas con aroma de pino.
Por el valle de Coachella se pasa por granjas de dátiles y junto al mar de Salton, que parece un espejismo, y después se gira al oeste por el agreste Anza-Borrego Desert State Park para ver musmones y cuevas esculpidas por el viento.
Al norte está el Joshua Tree National Park, famoso por sus enormes cantos rodados y árboles retorcidos. Más al norte está la Mojave National Preserve, que protege dunas “cantoras” y el mayor bosque de árboles de Josué del planeta.
Quienes quieran un cambio pueden ir a Las Vegas. Pero antes de apostar en los casinos de Strip se podría ir al Death Valley National Park, con sus salinas sobrenaturales y cañones jaspeados.